La curiosidad del zorro

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"En vez de encontrar a alguien con quien compartir mis gustos, prefiero encontrarmea alguien que me enseñe cosas que no sabia que me gustaban" 

Nietzsche

El zorro se sentía confundido, saltaba de lado en lado sin ser algo en concreto, dejaba un hermoso hilo de recuerdos que más tarde se convertirían en polvo de estrellas. Amaba pero no sabía a qué se debía aquello, no sabía en concreto si dejarse llevar por aquellas alas de amor o aterrizar dentro del desierto más cristalino. Amo su alrededor y a si mismo mucho antes de conocer que le deparaba el destino.

Corrió largos tramos y se enamoró de las bellezas que el mundo le mostraba, como un simple pétalo de rosa que caía de la nada y resurgía la hermosura de la rosa a medio caer.

 Fue cuando lo encontró, su pelaje se erizó pensando que tenía el peligro delante.

Más su curiosa nariz lo llevó a acercarse, entre el tronco de un árbol se encontraba un lobo herido. Un lobo inconsciente que aún respiraba con dificultad en busca de calor, temblando por el frío y mojado de todo el pelaje.

El zorro se acerco, olió al animal herido y en ese momento ambos dejaron de ser depredadores. Le dio el calor que necesitó, lo atendió y lo cubrió a pesar de que era más pequeño que el lobo. En ese instante algo dentro del corazón del zorro se encendió, como si fuera una cerilla en la oscuridad. Los ojos le brillaron de amor y su corazón floreció. Se había enamorado del lobo, de aquel depredador que en un principio estaba lastimado y supo que allí se encontraría su hogar. Que acompañaría al lobo donde fuera, que le haría compañía en toda la travesía incluso si esto era dejar de lado las peleas por comida con otros depredadores. Quería darle su calor, su cariño y tener el coraje de tener una manada aunque eran tan distintos.

When the fox jumps between the sunflowersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora