tres: la cara del enmascarado

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VINYL

1 semana después...

Los dolores que sentí aquel día no se olvidan, y que tenía a mi niña en mi vientre hace una semana tampoco. Notaba su ausencia, la de mi bebé, pero también la suya, la del amor de mi vida. No sabía que le había pasado, solo esperaba que no le hubieran hecho daño y que todavía estuviera vivo esperando a nuestro futuro. Desde aquel incidente habían pasado exactamente siete días, siete días en los cuales ni en un solo segundo podía parar de llorar. Pensaba en que no vería a Aradia crecer, que no tendríamos nuestra primera charla de amor, que no existiría esa conexión tan fundamental entre madre hija... Me negaba a creerlo, pero al fin y al cabo era la realidad y no por mi elección. También pensaba en mi gato, Lucifer, yo sé que estaría bien, él era inteligente y sé que se adaptaría a la vida silvestre, pero igualmente extrañaba sus lametones secando mis lágrimas cuando los dolores del embarazo me hacían llorar de dolor. Y sobre todo, en quien más pensaba era en él, en Joe... No soportaba no estar a su lado y no sentir su calor, ni tampoco soportaba el no saber si le iba a volver a ver.

Me había pasado en esta celda durante una semana entera, no había salido, todo lo que necesitaba supuestamente lo tenía allí; una ducha, un retrete y la comida que me traían cada seis horas o así... Pero me faltaba lo más importante, mi familia. Necesitaba a Joe abrazándome, sentir las pequeñas patadas de Aradia y los maullidos de Lucifer que me despertaban por las mañanas, pero eso no iba a volver, no al menos hasta dentro de un tiempo y eso era lo que más me dolía. La nostalgia me afectaba demasiado, la añoranza también y la incógnita ya me llevaba a querer morir en aquella cama con colchón duro y sábanas que jamás habían sido lavadas.

La puerta de la celda se abrió y un Dominick bastante alegre entró sin avisar, yo me espanté, no quería volver a pasar por lo mismo que había pasado hace unos días. Ese evento desafortunado no me había atrevido ni a pensarlo, quería que se quedara en lo más profundo de mi mente. Había sido la mayor humillación que jamás había sentido, todo el dolor que sentí aquella tarde quería que fueran anestesiados, así que decidí que no iba ni hablarlo ni a pensarlo.

-Buenos días, Vinyl.-Dijo y yo no le contesté por obvias razones, cosa que le molestó.
-He dicho que buenos días.-Levantó mi barbilla para que lo mirara pero seguí sin responder.
-De acuerdo, no hables, pensé que querrías saber algo sobre tu marido.-Mis ojos se abrieron enseguida.

-Habla.-Exigí seriamente.

-Un por favor primero, ¿No? -Sonrió burlón y yo le agarré del cuello de su camisa.

-Mira hijo de puta, por tu culpa mi bebé ya no va a nacer y he pasado una situación traumática, lo último que voy a hacer es tratarte con respeto, ¡AHORA HABLA!-Hablé rabiosa.

-Puta maleducada...-Susurró bastante audible.
-Tú estúpido novio se ha fugado, pensé que querrías saberlo.-Se colocó bien de nuevo su cuello mientras yo me quedaba paralizada.

-Él vendrá a por mí y te mataremos lentamente, idiota.-Lo miré fijamente.

-Suena bien, pero lamento decirte que se fugó el sexto día y tú sigues aquí metida.-Se encogió de hombros.

-Mientes, él no me abandonaría.-Lo apunté con mi dedo índice.

-Pues al parecer lo ha hecho.-Soltó como si nada.

No, esto no podía estar pasando, no quería creerlo. Él iba a venir a por mí, ¿Cierto?

-¿Y por qué habéis tardado tanto en comunicármelo?-Cuestioné.

-Hemos estado buscándolo durante todos estos días, pero no ha aparecido, todo pinta a que se ha ido lejos.-Explicó, pero yo no quería creérmelo.

-Él vendrá, estoy segura.-Mis ojos comenzaron a lagrimear.

-Vinyl, estamos en Birmingham, lo más probable es que se haya ido a Londres a recoger su dinero e irse del país, ¿Aún sigues creyendo que volverá a por ti?-Mis lágrimas aumentaron, no podía estarme pasando esto.

-Lárgate.-Ordené, pero él no se fue.
QUÉ TE LARGUES!-Chillé con rabia y esta vez sí se puso en pie.

-Cuánto antes lo afrontes mejor.-Se fue pegando un portazo.

Esta situación ya me superaba, ya no podía más. Pegué un chillido de frustración y comencé a golpear a las paredes, ¿En qué momento me había vuelto tan ciega para no ver la realidad? Joseph me había abandonado, otro hombre haciendo cosas de hombres. Yo me había fiado completamente de sus palabras, de su cariño, de su mirada... ¿Alguna vez me había amado o simplemente fui un capricho para él y su egoísmo?

Sí, se me olvidó que eras un hombre.

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Parte 1/2

Recomiendo escuchar la canción de Norman F*cking Rockwell de Lana Del Rey, así es como se siente Vinyl en este capítulo. Además, también es una de mis canciones preferidas de Lana❤️

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Muchos besos💋

La Misteriosa Dama De Cabello Cobrizo | Joseph QuinnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora