𝗌𝗂𝗇𝗡𝗔𝗋𝗌 || 𝗡𝗮𝗵𝘆𝘂𝗰𝗸

trece

Jaemin caminó hacia la escuela sintiéndose de buen humor.

Brincaba de manera inconsciente con cada paso que daba, preguntándose si le faltaba mucho para llegar a la escuela o si llegaría pronto.

Donghyuck caminaba detrás de Jaemin, completamente enfurruñado. Odiaba ver a Jaemin tan feliz gracias a Mina.

¿Por qué? No lo sabía.

Simplemente le molestaba y es que Jaemin era su humano y de nadie más.

Ambos chicos llegaron a la escuela en menos de una hora para placer de Jaemin.

— ¡Hola! —exclamó Jaemin sentándose junto a Mina.

— Hola, Jaemin —respondió con una gran sonrisa —Hoy te ves muy feliz.

— Es porque hoy pude verte —dijo, guiñando de manera coqueta.

Mina rio entre dientes mientras Donghyuck fingía tener arcas detrás de Jaemin. Un Jaemin coqueto era un Jaemin incómodo.

— Pareces molesto.

Donghyuck miró a su derecha, viendo a un chico sentado sobre el escritorio.

A juzgar por su apariencia, debía ser un ángel.

— Uhh... ¿te hable? —Donghyuck levantó una ceja, cruzándose de brazos.

— Seguro tú a mí no, pero yo a ti sí —dijo el ángel, poniéndose de pie para acercarse a Donghyuck.

El demonio miró la mano del ángel la cual estaba extendida.

— Soy Mark, el ángel de Mina, quién eres?

— Donghyuck, soy de Jaemin —respondió, sin sacudir la mano de Mark.

— Oh, ya veo —Mark rio entre dientes —Un poco sobreprotector con tu humano, ¿no es así?

Mark le dio un vistazo a su humana y al chico que platicaba con ella. Parecían estar sumidos en su conversación, demasiado ocupados como para preocuparse de sus alrededores.

— Mina es una chica dulce —dijo Mark —Le enseñé bien.

— Jaemin no es bueno para ella —respondió Donghyuck inconscientemente.

El demonio no sabía que pasaba con él. Era como si estuviese celoso de que su humano tuviera otra amiga.

Odiaba verlos disfrutar su conversación mientras él estaba atrapado con ese molesto ángel.

— Que mal —Mark se encogió de hombros —Porque temo decirte que Mina está algo interesada en tu chico...

𝙽𝙰

— ¡Donghyuck, me asustaste! —exclamó Jaemin cuando el chico apareció en su baño mientras se cepillaba los dientes.

— ¿Por qué estás así? —preguntó el demonio con amargura.

— ¿Cómo? —Jaemin frunció las cejas.

— Tan feliz y burbujeante.

Jaemin enarcó una ceja, escupiendo la pasta de dientes dentro de su boca antes de volver a mirar al demonio.