𝗌𝗂𝗇𝗡𝗔𝗋𝗌 || 𝗡𝗮𝗵𝘆𝘂𝗰𝗸

veintidós

Lo que sucedió no había sido un mal sueño.

La policía lo había encontrado.

Había sido identificado como NA, el asesino serial.

Podía recordar las caras de sus compañeros de clase cuando su nombre fue pronunciado por el reportero y su foto apareció en la pantalla.

Recordaba las muecas asustadas y disgustadas.

Recordaba sobre todo la expresión confundida en el rostro de Mina.

Sabía que ella se rehusaba a creer en las noticias. No quería creer que el chico por el que había estado desarrollando sentimientos fuese el asesino psicópata que su padre había estado intentando capturar.

Pero los hechos estaban ahí.

Jaemin era NA y Mina no podía hacer nada contra ello.

— ¡Jaemin!

El humano giró cuando escuchó su nombre, sin esperar que otro cuerpo impactara contra el suyo, envolviéndolo en un fuerte abrazo.

— Estaba tan asustado —habló Donghyuck, apretando su agarre al punto en que Jaemin no podía respirar —creí que habías desaparecido.

— Solo quería... caminar un poco —respondió el humano.

Donghyuck se soltó del abrazo, tomando a Jaemin por las mejillas para mirarlo a los ojos.

— No vuelvas a desaparecer así, por favor... tenía mucho miedo al pensar que te pudo haber pasado algo.

— Lo siento.

— Este lugar es peligroso para ti, Nana... debes tener cuidado.

— ¿Cómo me llamaste?

La pregunta no debía sonar tan ruda, pero el tono que usó Jaemin hizo que Donghyuck retrocediera de inmediato.

— Uh... lo siento, se escapó. No volverá a pa...

— No —lo interrumpió Jaemin.

— ¿Qué?

— Llámame así más seguido.

El corazón de Jaemin se saltó un latido por el sobrenombre que Donghyuck había creado para él.

Se sentía bien que no se refirieran a él como "Jaemin" o "NA". Parecía que su vida se limitaba a ser esas dos cosas.

Su lado siendo Jaemin, tímido, reservado, escondiendo secretos.

Y NA, psicópata, peligroso e impredecible.

Donghyuck lo hacía sentir diferente, cuando estaba con el demonio no se sentía como Jaemin y la verdad era que tampoco se sentía como NA.

Era alguien completamente diferente. Con Donghyuck era Nana.

— Okey, Nana — Donghyuck le dedicó una sonrisa que le derritió el corazón y sonrió de vuelta —regresemos al auto —extendió una mano para que Jaemin la tomara —hice una cama improvisada para que podamos dormir.

— ¿Una cama?

— Ven, te mostraré.

Jaemin tomó la mano del demonio, entrelazando sus dedos con los de Donghyuck, sintiendo su palma cálida contra la propia.

Donghyuck lo llevó de regreso al auto, mientras Jaemin caminaba un poco más atrás, admirando lo bien que encajaban sus manos. Se sentía realmente feliz de estar con él.