16. FINALES Y POSIBILIDADES

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›DOS AÑOS DESPUÉS
›SAN FRANCISCO

-La vista, las ventanas, la luz, es la casa de mis sueños. -exclamó Rachel, observando la sala de aquella casa con fascinación tomada de la mano de Jason con fuerza. La casa tenía grandes ventanas, llenando el lugar con la preciada luz solar.

La decoración era un poco escasa pero en su mente, Rachel llenaba los espacios vacíos con colores y fotos suyas junto a Jason, imaginando los nuevos recuerdos que podrían crear ahí.

¿El único problema? La casa era asquerosamente costosa.

Jason sonrió, mirando los cuadros que adornaban las paredes y apretó la mano ajena en respuesta.

-Si, por eso la compré.

-¿La compraste? -preguntó escandalizada, mirándolo con preocupación y un poco alegria- Jason acabas de entrar a la Estación de Bomberos ¿Cómo la has comprado?

El castaño se encogió de hombros, mirandola con complicidad.

-Ya la tenía. ¿Recuerdas la vez en tu departamento que te pregunte como sería la casa en la que te gustaría vivir? -la pelimorada asintió, mirandolo con atención y una pequeña sonrisitae n sus labios- Las ventanas, las cortinas, las pinturas, lo anoté todo e hice un diseño. Por supuesto no sabía si tus gustos habían cambiado o quizás hayas cambiado de opinión.

Las manos de Jason se pasearon distraídamente por el abdomen aún plano de Rachel y su sonrisa se hizo un poco más grande.

-Vamos a tener un bebé en nuestras vidas, Rachel. Quería estar seguro que cuando viniera al mundo todo estuviera listo. No quise meterme mucho en el asunto de la decoración, es cosa tuya pero... Si que he hecho algún retoque en alguna de las habitaciones.

Exclamó lo último con entusiasmo, y sin dejar de repartir suaves toques en el abdomen ajeno.

-Eres una hombre tan considerado, eres muy sensible y muy bueno. -habló Rachel, llevando sus manos hasta el rostro de su futuro esposo. En su mano derecha, un anillo de compromiso plateado y con detalles rojos podía verse.

-La bondad la aprendí de tí, brujita.

-Y yo aprendí de tí a ser fuerte y aún así, sentirme amada. -confesó con una sonrisa, sintiendo como las hormonas de embarazada hacían efecto en ella y sus ojos empezaban a picar- Vaya, me emocione. Con tantas cosas tan bonitas me late el corazón muy rápido y a toda velocidad.

Rió risueña, desplazando sus manos detrás de la nuca ajena. Por su parte, Jason frunció el ceño con preocupación.

-Si quieres podemos ir a ver al médico.

Rachel negó, aún con una sonrisa pintando sus labios- Eres tú quien lo hace latir tan rápido.

No podía concebir que una salida a ver casas se volvería tan diferente a lo que pensó, Jason había tenido todo eso listo desde hacía meses y ella ni siquiera lo sospechaba.

-¿Quieres ver la habitación? Vamos.

Jason guió a su prometida entre los pasillos hasta llegar a la esperada habitación, donde al pasar el umbral de la puerta pudo ver como Rachel sonreía enternecia soltando su mano para llevarla inmediatamente a su vientre, pensando en aquel ser que solo tenía dos meses y a penas se notaba bajo la ropa.

El cuarto color azul pastel tenían varios cuadros distribuidos por las paredes, llenas de pequeños dibujos se animales, iguales a los peluches que se dejaban ver arriba de un gabinete de madera. En el centro de la tierna habitación una cuna con sabanas azules y rosas parecía brillar a los ojos de Rachel.

𝐌𝐘 𝐃𝐄𝐌𝐎𝐍𝐒, JAYRAE ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora