Dangerous

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Yo no sabía en lo que me estaba metiendo, era una chiquilla estúpida, pensaba que eran bromas, estaba enamorada, loca y perdidamente de la persona mas peligrosa de la cuidad, y honestamente no me importaba.

Esos ojos azules me llevaron al infierno, jamás quise creerle a la gente, yo no lo veía peligroso yo lo veía tierno y necesitado de amor, rudo y fuerte, pero tan débil por dentro. Y eso es lo que era, estaba dispuesta a lidiar con eso porque lo amaba como nunca ame a una persona, tal vez cometió errores pero yo sabía que tenía que cometerlos, es humano, su vida no ha sido nada fácil, sin embargo estaba demasiado ciega para ver las cosas, y que tan violento podía llegar a ser Jackson, mis ojos lo veían con amor y dulzura, hasta que el mismo tiro la venda.

El estaba metido en problemas, la gente le tenía miedo, pero ciertamente había peores personas a las cuales tenerle miedo, yo lo miraba con ojos de amor, ciertamente a veces me daba miedo cuando se enojaba, pero jamás me puso una mano encima, sin embargo jamás me hizo caso cuando le advertí que debía dejar de meterse en problemas, o me arrastraría a mí con ellos, dejar a Jackson fue la peor cosa que pude haber hecho, se preguntaran porque.

Numero uno: Lo amo más que a mi propia vida, díganme exagerada, dramática o estúpida, pero el día en que ustedes realmente se enamoren, se acordaran de mis palabras.

Numero dos: Quedaba indefensa, cualquier enemigo dispuesto a joder a Jackson, vendría por mí, porque todos saben que llegue a ser su debilidad, porque yo no era la única con cartas de amor en el asunto, Jackson me amaba, a su manera, pero lo hacía, y también me lo demostraba, no era cursi, pero sabía hacerte sentir la mujer más especial del mundo, y no lo digo por el sexo, existen cosas más importantes que esa estupidez.

Y finalmente.

Numero tres: El odia estar sin mí, tanto tiempo estuvimos juntos que ambos nos hicimos vitales el uno al otro, yo no vivo sin él y el no vive sin mí.

De igual manera debí ser más precavida, cegada por el dolor y las lagrimas, debí esperar a que amaneciera para salir de casa, debí de pensar que esa camioneta estaría ahí estacionada en la esquina, debí haber adivinado que intentarían secuestrarme, pero sobre todo debí saber que lograrían hacerlo.

Despertar en un granero asqueroso te hace pensar en que paso anoche, hubiera preferido amanecer de lado de una persona a la cual no conocía, a haber amanecido amordazada y atada de manos y pies, las cuerdas me quemaban la piel, las muñecas y los tobillos, la sangre escurría hasta el heno, y mi garganta estaba seca, intente arrastrarme hasta la salida, pero el cuerpo me dolía demasiado, no sabía qué hora era, ni en que día estábamos, o cuánto tiempo llevaba aquí, pero el estomago me rugía con fuerza, lo último que recordaba era haber peleado con Jackson, haberle dicho que estaba harta de tantos problemas, y haberle dicho que me arrepentía de estar con él, pero sinceramente no lo hacía, estar con él es lo mejor del mundo, y no necesitaba nada mas, pero estaba tan enojada que no medí nada de lo que dije, y fui tan estúpida para salir de casa en la madrugada.

Tenía tantas ganas de llorar, de impotencia, de miedo, de coraje, ¿Cómo pude ser tan estúpida? ¿Quiénes fueron los que me secuestraron? Y ¿Por qué lo habían hecho?

De la nada la puerta del granero se abrió, como si alguien hubiera escuchado mis preguntas, dándome paso libre a observar al hombre que me había secuestrado, era enorme, demasiada testosterona para ser sincera, su cuerpo estaba lleno de tatuajes, llevaba unos lentes oscuros y también el cabello negro alborotado, al que quitarse los lentes observe sus ojos verdes, era guapo debía admitirlo, pero eso no quitaba el que me tuviera en este lugar, cuando yo no había hecho nada. Jodido hijo de puta.

One ShootsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora