Capitulo 6: Jade y Esmeralda

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El cuatro de noviembre amaneció con una brisa fría y un paisaje nublado que ocultaba las lejanías del castillo. El bosque alrededor del castillo se encontraba cubierto por una espesa neblina contrastando bellamente con el verde bosque.

Algunas aves revoloteaban y cantaban por los jardines del castillo, algunas incluso se atrevían a entrar a los pasillos cercanos donde ya habían unos pocos estudiantes yendo y viniendo.

Los pasos tranquilos se podían escuchar por el pasillo de las mazmorras, un azabache de ojos verdes caminaba con elegancia por el mismo camino que había usado la noche anterior después de la cena.

Su destino, el gran comedor. A pesar de ser un vampiro que no necesitaba de la comida humana para sobrevivir, su gusto culposo por las delicias era indiscutible y degustar todo tipo de comidas era un pasatiempo entretenido y placentero para el original quien antes de su nueva vida no pudo disfrutar de aquellos placeres tan libremente.

Pronto su destino fue alcanzado, las puertas del gran comedor estaban cerradas como la noche anterior por lo que una sonrisa ladeada se asomó en el rostro del azabache.

Para muchos aquella hora en la mañana aún era pesada y el sueño estaba presente en varios estudiantes que comían perezosamente su desayuno.

Pero pronto aquel sueño abandonó su sistema cuando las puertas del gran comedor fueron abiertas de golpe chocando contra los muros de la entrada. Todas las miradas sorprendidas se giraron hacia la persona causante de tal acción.

Los susurros no se hicieron esperar cuando un elegante y apuesto Henrik Mikaelson entro al gran comedor, su caminar era digno de un Rey lo cual era.

El azabache camino hacia la mesa de las serpientes y pronto todos los Slytherin presentes sin excepciones se levantaron en sincronía en dirección al azabache para sorpresa de todos los presentes en el gran comedor cada Slytherin hizo una pequeña reverencia al original.

Este simplemente sonrió de lado y camino hacia la cabecera de la mesa donde se sentó con elegancia.

Severus Snape, uno de los pocos maestros presentes a tal hora en la mañana sentado en su silla en la mesa de los maestros supo enseguida como buen Slytherin lo que significaba aquello.

Henrik Mikaelson había ganado la corona de la casa. Una regla no escrita dentro de Slytherin era su jerarquía, siempre debía haber un príncipe o princesa, alguien con poder o habilidad digna de ser coronado con tal título.

Eran pocos los príncipes o princesas que habían llegado a Slytherin en los últimos años. La última princesa fue Danna Goyle quien se graduó hace 6 años y desde entonces no ha habido nadie digno del puesto.

Su ahijado, Draco se creía el príncipe de la casa por ser hijo de su padre pero la realidad es que no era más que un niño mimado con delirios de grandeza quien no tenía ninguna habilidad que lo hiciera destacar.

Las únicas veces que ha mostrado algo de astucia le salió el tiro por la culata como dicen los muggles, si no fuera por el, su ahijado estaría como un paria dentro de su casa.

Pero eso no era lo que realmente importaba ahora. Habían protocolos cuando se elegía de forma unánime sin discusión a un príncipe o princesas. Toda la casa debía asentir en su dirección en el primer momento que llegara al gran comedor luego de su coronación.

Pero había otro rango, uno que solo se ha usado contadas veces dentro de Hogwarts desde su creación; el Rey o Reina de Slytherin, era aquel individuo con tal poder o influencia que con solo desearlo podía hacer lo que quisiera con quién quisiera dentro de Slytherin. Tenía acceso a beneficios que ningún otro estudiante tendría.

ƁƖσσɗу ƑαтєDonde viven las historias. Descúbrelo ahora