Capitulo 8: La Primera Prueba.

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El 20 de noviembre llegó rápidamente para muchos, a tan solo una semana de la primera prueba, los ánimos dentro del castillo estaban en lo más alto.

Había una especie de guerra secreta entre los estudiantes de Hogwarts quienes estaban divididos en dos bandos siendo quienes apoyaban a Cédric y los que apoyaban a Henrik.

El primer grupo se componía en su mayoría de Hufflepuff y una gran cantidad de Gryffindor siendo encabezados por Ron Weasley quien no desaprovechaba oportunidad para meterse con el azabache quien simplemente lo ignoraba.

El segundo grupo estaba compuesto por toda la casa de Slytherin y gran parte de las Aguilas y unos pocos Gryffindors en su mayoría mujeres quienes veían al azabache como un dios griego.

Pero había un tercer bando encabezado por nada más ni nada menos que Fred y George Weasley quienes se encargaban de gestionar la venta y distribución de cada pancarta, bandera o botón con el nombre de su campeón favorito además de gestionar un pequeño negocio de apuestas clandestinas para ver cuál campeón ganaría la primera prueba o quién moriría.

Cabe decir que los gemelos habían acumulado una pequeña gran fortuna puesto que los Slytherins para apoyar a su campeón compraron de todo lo necesario para demostrar ese apoyo y los gemelos astutos como ninguno vendían la mercancía a un precio más elevado a aquellos aficionados quienes no tenían reparo en gastar un par o tres de galeones más de lo común, después de todo papi paga.

En aquel preciso momento el grupo de Slytherin de 4 integrantes quienes los alumnos habían empezado a apodar como el cuarteto de plata. El grupo estaba ingresado al aula de defensa contra las artes oscuras.

Al ingresar como siempre los Slytherin estaban puntuales como siempre y un par de Gryffindors también.

El azabache ignoro como siempre la mirada mordaz de la castaña de Gryffindors quien siempre buscaba la forma de tratar de demostrar su nula inteligencia al cuestionar todo lo que hacía pero siempre resultaba humillada por el original.

El vampiro se sentó en la segunda mesa del frente al lado izquierdo del salón donde como regla no inscrita se sentaban las serpientes. A su lado se ubicó Pansy y frente a ellos Blaise y Daphne.

5 minutos después el resto de la clase había llegado y pronto tomaron asiento cuando el reconocido sonido de la pata de palo de ojo loco resonó por el salón anunciando su llegada.

– Atención todos – Bramo el hombre con sequedad, su ojo mágico giraba con locura por todo el aula estudiando a cada uno de los presentes – El día de hoy tendremos una clase muy diferente. El ministerio piensa que ustedes están demasiado jóvenes para aprender lo que estoy apunto de enseñarles pero lo cierto es que no, Dumbledore opina que es mejor tenerlos a todos preparados para cualquier amenaza. – Gruño el hombre.

– Por eso el día de hoy les enseñare las maldiciones imperdonables. – Sus palabras causaron varias reacciones en los presentes. Algunos jadearon, otros reprimieron un chillido y unos pocos lo miraron con el ceño fruncido.

El azabache por otro lado tenía una sonrisa ladeada, está clase se estaba poniendo interesante.

– ¿Alguien que sepa que son las maldiciones imperdonables? – Cuestino el ex auror.

Cómo era costumbre Granger alzó la mano con rapidez el viejo loco la miro seriamente y asintió dando a entender que hablara.

– Las maldiciones imperdonables son aquéllas que al ser usadas por un mago o bruja se le enviará directamente a Azkaban. – Respondio la castaña nuevamente citando el texto de un libro.

– Respuesta vaga sacada de un libro de texto, no me sirve para nada igual que usted niña.– Gruño el ex auror para luego girar su ojos mágico en dirección a otro.

ƁƖσσɗу ƑαтєDonde viven las historias. Descúbrelo ahora