-𝘔𝘺 Carl.- 𝖢𝖺𝗋𝗅 𝖦𝖺𝗅𝗅𝖺𝗀𝗁𝖾𝗋. (Corrigiendo)

Twenty two🔥

Carl

Todo se sintió raro, no ví a Anne desde que nos vimos esa noche.
Pasaron muchas cosas que realmente no me gustaría contar.
Nick había hecho algo que yo no podía creer. Fiona se iba a casar y ahora supuestamente tenía una relación con Dominique; aunque admito que era lindo y a la vez aburrido estar con ella.

Y Anne... Ella sigue siendo el primer amor que parece solo amor de niños, hasta que te das cuenta de que es más que eso. Era el amor de mi vida, pero, ¿que podía hacer? Ella siempre me ignoraba y se iba con su amiga drogadicta y con ese tal Finn, el humano.

Resumiendo, todo lo que pensé que sería bueno, se fue a la basura.

Pero, lo bueno es que ahora podrían pasar cosas buenas al fin.
En la boda de Fiona, veré a mí hermana casarse con quién ella quiere y también podré ver a Anne. A mí Annie.

Ya, muy cursi.

Me estaba poniendo la corbata cuando la vi entrar. Dios, suspiré tan profundo que agradecí el que Dominique no estuviera aquí.

—Anne...—saludé mirando su vestido. Tenía puesto algo rosa, cosa que me parecía raro ya que se juntaba con una adicta al jarabe para la tos.
Además de que tenía ondas en su cabello, brillo labial y sus pestañas estaban peinadas.

Me encantaba todo de ella, tanto, que coloque mal mí corbata.

—Carl...—saludó de la misma manera con una sonrisa media.—¿Usas corbatín o una correa para perro?—bromeó cómo siempre lo hacía.

—Tal vez este perro necesita de su dueña...—noté cómo se sonrojaba ante mis encantos y reía.

—¿Quieres que vaya a buscar a tu novia?—me confundí por la pregunta.

—¿Qué?—fruncí el ceño mirándola con una mueca. Y me di cuenta de que no estábamos coqueteando. Ella estaba nerviosa porque mí querida Domi, estaba detrás mío.

—Carl, ven. Arreglaré esto.—habló la rizada mirando fijamente a mí Annie, cómo si fuese una amenaza.

—Los veo luego.—dijo dándose la vuelta y sacando su teléfono, supuse que para llamar a farmacia, si saben a qué me refiero.

—¿Qué hacías hablando con ella?—preguntó notablemente confundida.

—¿No puedo hablarle? Literalmente es mí vecina, desde que era del tamaño de una lenteja. Y, no te preocupes, no quiero nada con ella y sé que ella tampoco lo quiere conmigo.—mentiras y mentiras.

¿Cómo podía mentirme a mí mismo de esa manera? Era doloroso, pero, estaba con Dominique, así que debía hacerlo si no quería que su padre me hiciera un piercing en la nuca con su arma.

Narrador

Carl se mentía así mismo y también a su pareja de entonces. Pero, él no sabía que la mujer de su vida estaba escuchando todo detrás de la puerta y claro que ya había llamado a su mejor amiga.

—Es un hijo de perra, no sé por qué te enamoraste de él.

Hablaba desde la otra línea.

—Yo tampoco.—respondió Anne antes de limpiar sus lágrimas que para ella le parecían estúpidas y luego caminó hasta el baño.

—Anne, sé que no estoy invitada a la boda de Fiona. Pero, también sé que me necesitas. Por favor, déjame ir.

Suplicó Effy con un tono de voz extraño. Anne suspiró y paso sus manos por su cara.

—Ven. Y no te tardes.—dijo antes de cortar la llamada y mirarse en el espejo llorando.

Se sentía insuficiente y que estaba mal si Carl no la acompañaba. Lo que para Anne parecía un simple enamoramiento y una ruptura de corazón, para muchos especialistas en psicología, lo que la chica sentía era dependencia emocional, ya sea por Carl o por Effy.

La castaña observó el baño de la iglesia que parecía reluciente y sagrado. Se mordió el labio inferior, para no llorar, que incluso no notó en el momento en el que su labio comenzó a sangrar.

—Anita. Dios santo, casi me atropellan.—rió su amiga entrando al baño.—¿Anne, estás bien?—su expresión cambió cuando la vio en el suelo, abrazando sus piernas y limpiándose las lágrimas con su vestido.

Ambas se quedaron en silencio hasta que la chica pelinegra se acercó a ella y la abrazó.

—No te pongas así. No te pasa esto desde que Carl entró a ese establecimiento.—cuando Effy mencionó esto, Anne comenzó a hiperventilarse y a llorar desenfrenadamente sin poder hablar, ni tampoco moverse.

Síntomas
• Sensación de nerviosismo, agitación o tensión.
• Sensación de peligro inminente, pánico o catástrofe.
• Aumento del ritmo cardíaco.
• Respiración acelerada (hiperventilación)
• Sudoración.
• Temblores.

Diagnóstico: Ataque de ansiedad.

Pasó una situación demasiado fuerte, con la chica sufriendo por algo que ella jamás había pasado.

Effy no sabía que hacer, por lo que se acomodó a su lado y la abrazó fuertemente acariciando su cabello.

Poco a poco, Anne se tranquilizó. Suspiró fuertemente y cerró sus párpados.

—Gracias...—luego del momento tenso, Effy ayudó a su amiga a maquillarse y arreglarse.

Colocó la base, el rímel y por último el labial.

—¿Aún sigues enamorada de Carl?—preguntó terminando de difuminar la base.

—Sí...—respondió bajando la mirada pero, Effy hizo que la mirara tomando su barbilla suavemente.

—No debes avergonzarte, enamorarte es algo que pasa muy pocas veces y todo tiene una razón. Pero, que no pase seguido, no significa que sea un amor bueno.—explicó mirando los labios de la castaña con disimulo, pensando en sí hacer lo que quería o respetar a su amiga.

La miró a los ojos y se dio cuenta de que Anne ya se había dado cuenta de su cometido.

—Lo siento... yo.—se puso nerviosa alejándose de ella y no tuvo mejor idea que quedarse en silencio mirándose.

—No. Yo lo siento, porque te tienes que ir.—habló y luego sorbó los mocos que tenía en la nariz.

—Sí... me voy.—tomó sus cosas y cuando fue hasta la puerta se dio la vuelta para mirar a su amiga, pero Anne ni siquiera se atrevió a mirarla.—Carl te negó, tú lo escuchaste. Espero que te des cuenta de lo que te hace sufrir, ella está con su novia y tú sufres por un amor de la infancia.—soltó la verdad sin dejar de mirarla, pero la castaña nunca volteó a verla.

—Sé perfectamente lo que escuché, pero Effy, métete en tus malditos asuntos.—habló enojada golpeando el espejo del baño.

—Púdrete maldita zorra.—salió del baño golpeando la puerta con fuerza luego de salir.

Claro que fue un momento bastante tenso por lo que había suceso hace unos momentos.