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Yeh Shuhua, leyenda del cine e It Girl de los años 60, acaba de anunciar que subastará doce de sus vestidos más memorables en Christie’s con el fin de recaudar fondos para la investigación del cáncer de mama.
Yeh, de 79 años, ha sido durante mucho tiempo un ícono de glamour y elegancia. Es conocida por su estilo sensual y moderado a la vez, y muchos de sus atuendos más famosos se consideran referentes en la moda y en los anales de Hollywood. A quienes deseen adquirir algo de la historia de Yeh les interesará, además de los vestidos en sí, el contexto en el que se lucieron.
La subasta incluirá el verde esmeralda de Miranda La Conda que Yeh lució en la entrega de los Premios de la Academia de 1959, el violeta de gasa y organdí que se puso para el estreno de Anna Karenina en 1962, y el de seda azul marino de Michael Maddax que tenía puesto en 1982 cuando ganó el Oscar por All for Us.
Yeh ha protagonizado una cantidad de escándalos en Hollywood, principalmente a raíz de sus siete matrimonios, que incluyen su relación de varias décadas con el productor Kang Hyung-gu. Las dos figuras de Hollywood tienen una hija en común, Kang Yeosang, quien sin duda ha influido en la decisión de llevar a cabo la subasta, pues falleció de cáncer de mama el año pasado, poco después de cumplir 41 años.
Hija de inmigrantes taiwaneses, Yeh nació en 1938 con el nombre de Xiao Shuhua, y se crió en la zona de Hell’s Kitchen, en la ciudad de Nueva York. En 1955 ya había llegado a Hollywood, se había vuelto rubia y había adoptado el nombre de Yeh Shuhua. Casi del día a la noche, Yeh pasó a integrar la élite de Hollywood.
Fue un personaje destacado durante más de tres décadas, hasta que se retiró a finales de los 80 y se casó con el financiero Seo In-guk, hermano mayor de la actriz Seo Soojin, tres veces ganadora del Oscar.
Actualmente, ya viuda de su séptimo esposo, Yeh reside en Manhattan. Con su extraordinaria belleza, ejemplo de glamour y sexualidad audaz, Yeh ha fascinado durante mucho tiempo a los cinéfilos de todo el mundo. Se calcula que esta subasta recaudará más de dos millones de dólares.
–¿Puedes venir a mi despacho?
Miro los escritorios que me rodean y luego nuevamente a Aisha, como para corroborar a quién se dirige. Me señalo. ー¿Me hablas a mí?
Aisha tiene muy poca paciencia. ーSí, Yuqi, a ti. Por eso he dicho: «Yuqi, ¿puedes venir a mi despacho?»
ーLo siento, solo oí la última parte.
Aisha se da la vuelta. Tomo mi bloc de notas y la sigo. Ella tiene algo que resulta muy llamativo. No diría que tiene una belleza convencional: sus rasgos son severos y tiene los ojos muy rasgados; no obstante, es imposible mirarla y no admirarla. Con su contextura delgada, su metro setenta de estatura, su cabello negro corto y su afinidad por los colores vivos y las joyas grandes, todos se fijan en ella cuando Aisha entra a una habitación.
