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" afable Seo In-guk "

" afable Seo In-guk "

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8 de enero de 1990

UNA SÉPTIMA BODA PARA YEH SHUHUA

Yeh Shuhua se casó el sábado con el financiero Seo In-guk. Es la séptima vez que ella da el sí, pero para In-guk es la primera.

Si el nombre de él les resulta familiar, será porque Shuhua no es el único personaje de la realeza de Hollywood con quien está relacionado. In-guk es el hermano mayor de Seo Soojin. Parece ser que se conocieron hace apenas dos meses, en una fiesta de Soojin, y que fueron enamorándose desde entonces.

La ceremonia se llevó a cabo en el juzgado de Beverly Hills. Shuhua tenía un traje color crema. In-guk estaba muy elegante con un traje a rayas. La hija de Shuhua con el extinto Kang Hyung-gu, Yeosang, fue la dama de honor.

Poco después, los tres se fueron de viaje a España. Suponemos que fueron a visitar a Soojin, que hace poco compró una propiedad en la costa sur.

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En las playas rocosas de Aldiz, Yeosang volvió a la vida. Fue un proceso lento pero constante, como el brotar de una semilla.

Le gustaba jugar al Scrabble con Soojin. Tal como lo había prometido, cenaba conmigo todas las noches, y a veces hasta bajaba temprano a la cocina para ayudarme a preparar tortillas o el caldo de mi madre. Pero la compañía que más buscaba era la de In-guk.

In-guk, alto y desgarbado, con una ligera barriga cervecera y cabello gris, al principio no tenía idea de qué hacer con una adolescente. Creo que Yeosang lo intimidaba. Él no sabía bien qué decir. Entonces le daba su espacio, quizá demasiado.

Era Yeosang quien lo buscaba, le pedía que le enseñara a jugar al póker o sobre finanzas, le preguntaba si quería ir de pesca. In-guk nunca reemplazó a Hyung-gu. Nadie podía ocupar su lugar. Pero sí aliviaba un poco el dolor. Yeosang le pedía su opinión sobre los chicos. Se tomaba el tiempo para elegir el jersey perfecto para el cumpleaños de él.

Él le pintó el dormitorio. Los fines de semana, le preparaba sus costillitas preferidas a la barbacoa.

Y, poco a poco, Yeosang empezó a confiar en que el mundo era un lugar razonablemente seguro para abrir su corazón. Yo sabía que la herida que le había provocado la muerte de su padre no sanaría nunca del todo, que durante sus años en el instituto se le fue formando una cicatriz.

Pero la vi dejar atrás las fiestas alocadas. La vi empezar a obtener buenas calificaciones. Y más tarde, cuando logró entrar a Stanford, la miré y me di cuenta de que tenía una hija con los pies bien plantados sobre la tierra y la cabeza bien puesta sobre los hombros.

𝘨𝘳𝘦𝘦𝘯 𝘥𝘳𝘦𝘴𝘴 ;  𝒚𝒔𝒉 & 𝒔𝒔𝒋Donde viven las historias. Descúbrelo ahora