Divisé a Aáron a lo lejos, pero no estaba solo. Hablaba animádamente con una chica cubierta con un rompe-vientos amarillo. Los celos me invadieron. Podría haber sido su hermana, o su prima, o una amiga... -me habría dicho Nicole- ¿Y si era la razón por la cual me había citado?
Con una falsa (muy falsa) sonrisa en mi rostro me acerqué a ambos.
- ¿Chica hola es amarillo Aáron?- estaba encontraba algo nerviosa por si no lo notaron.
- ¿Qué?- me miro extrañado. La chica parecía estar conteniendo la risa.
- Perdón, quise decir... Hola Aáron, presentame a tu amiga de amarillo- había sonado mejor en mi cabeza.
- Hola Nayla, ella es Sara, trabaja conmigo los Lunes y Jueves en una tienda de discos de por aquí, olvidé avisarle que no tenía que buscarme por el colegio y que iría más tarde.- dijo, por lo que sonreí aliviada.
- Encantada, Aáron olvidó mencionar lo preciosa que eras.- ¿Mencionar? ¿Habían hablado de mí?
- Igualmente, gracias, aunque no lo soy.- me sonrojé.
- Así que parece que tendremos que dejar esto para otro momento- musitó Aáron.
Había faltado a mi curso de fotografía por nuestro encuentro. ¿Acaso pensaba dejarme plantada?
- Solo bromeaba, Sara ya se iba.- rió.
- Idiota- le pegué levemente con mi cuaderno de notas en el hombro.
- Parece que tu amiga sabe cómo defenderse. En fín debo volver, además Aáron prácticamente me esta echando.- dijo Sara entre risas y nos despedimos.
Aáron sugirió que podíamos ir caminando hasta mi casa y hablar en el trayecto. Me preguntó mi dirección, y él dijo que podía volver en el subterráneo, ya que había una estación cerca.
Al principio fue un poco incómodo, pero luego nos cruzamos con un puesto de comida y le dije que eligiese algo que me gustara.
- Mhhmmm....- musitó pensativo.- Una dona de chocolate porfavor.
- No gracias,no me gustan las donas.- negué con la cabeza.
- ¿Cómo no te pueden gustar las donas? Apuesto a que te gustará de todas formas. Las donas de aquí son las mejores.
- Como quieras, solo no te enojes si la termino tirando o vomitando.- dije y él alzó una ceja.
Cuando saqué mi billetera para pagar, noté que él ya lo había hecho. Me hice la enojada y él me dijo que no me preocupara y que disfrutara del glaseado. Me reí de su comentario y agradecí internamente por no tener que pedirle el dinero, ya que me di cuenta de que tenía cero dólares con cero centavos.
Puse mi mejor cara de asco y di un mordisco. Para mi sorpresa, sabía estupenda.
- ¿Te gustó?
- Em, digamos que no está nada mal. Bueno, esta malditamente deliciosa.
- ¡Tenía razón!- levantó los brazos victorioso- En fin, hablemos de la fiesta; lo del beso y eso.- asentí aunque no entendía a que se refería con el "eso".
- ¿Tienes idea de cómo terminamos en el baño?- pregunté
- Pensaba que tú lo sabías-pareció analizarme unos segundos y luego finalmente contestó- No, la verdad es que esa parte se encuentra incompleta en mis recuerdos.
- Nayla, tu... ¿Por qué me besaste?- la pregunta me agarró desprevenida.
- No sé, creo que fue por la forma en la que me miraste. Ya se que suena tonto pero sentí que en ese momento nos conectamos- vaya que me estaba costando confesar mis sentimientos. Solo esperaba que él no se burlase de mi.
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Haciendo Revolución
Teen FictionNayla vive perdida dentro de su propia mente. Nunca se sintió comprendida, y mucho menos, especial. Hasta que conoce a Aáron, quien hace que flores crezcan en sus pulmones, las cuales a veces no la dejan respirar. Por otro lado, Valentino vuelve a e...