9. Mensajes

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Me desperté con los rayos del sol, los cuales al apenas abrir los ojos, me dejaron ciega. A mi lado se encontraba Aáron, quien babeaba y parecía hablar solo.
Miré la hora de su reloj. Marcaba las 9:30 am. Se veía tan tierno dormido que me dio pena levantarlo. Luego de cinco minutos de contemplarlo como la adolescente hormonal que era, lo desperté.

- ¿Por qué siento que esto ya pasó?- me miró con los ojos entreabiertos por el sol.

- Tienes razón, es como en la fiesta. Te volví a despertar- no pude evitar reír.

- ¡Dios, Nayla! No son ni las diez.- se acostó sobre las tejas- Estas tejas me sacan de quicio, extraño mi incómoda almohada.

- Tendría que haber traído mantas o algo. No pensé que ibamos a quedarnos dormidos.

- ¿Te gustó la canción?- cambió de tema

- Justo pensaba en ella, es increíble.- empecé a silbar igual que al principio de la canción.

Él cerró los ojos, luego de que terminara de silbar me miró como esperando que siguiera. Antes de pensarlo dos veces me encontré a mi misma tarareando la letra. Ninguno de los dos dijo nada.

- Wow- dijo cuando terminé- Tu voz es tan dulce, sacas fotos geniales, tienes un lugar así y tu sentído del humor me supera. Eres increíble.- sus labios se acercaron a los míos.

- No- solté- No puedo hacerlo.

- ¿Por qué?- dijo preocupado

- Será igual que ayer por la noche. Nos besaremos y luego te irás. Tú me atraes, pero no quiero que sigamos con este juego.

- Yo, tú...- pareció tener una discusión con sí mismo en su interior- Tienes razón. Me gustaría que tengamos una adecuada segunda cita.

- ¿Segunda cita? ¿Cuándo tuvimos una primera?

- Lo que pasó anoche aquí para mí fue una cita- me giñó el ojo- ¿Entonces aceptas?

- Estoy libre el jueves.- se me escapó una sonrisa.

- Genial, yo trabajo en la disquería hasta las cuatro. ¿Te parece si nos encontramos ahí luego?

Me alejé un poco para tomarle una fotografía. Él no me miraba a los ojos, miraba al cielo. Luego alcé la vista y contemplé las abstractas figuras que proyectaban las nubes .

- A las cuatro será- dije finalmente.

- Luego te mando la dirección por mensaje, es por el centro.- asentí- Tengo unas cuantas ideas en mente.

-Lo dejo en tus manos.- su oscura cabellera cubría ya casi sus ojos- Algún día voy a cortarte el pelo- solté de repente. ¿Qué rayos Nayla? ¿Era necesario?

- Sí, de verdad necesito un corte.- sopló su largo flequillo.

- Aáron será mejor que te vayas, mis padres ya deben haberse levantado.

- Claro, de todas formas tengo cosas que hacer- se dirigió a las escaleras.

- ¿Puedes bajar por aquí?- dije señalando un árbol , cuyas ramas sobresalían por encima de las tejas.- Es mejor que nadie te vea a esta hora de la mañana, o van a pensar que pasaste la noche aquí, en mi habitación y... tú me entiendes.

- Si, tiene sentido, no hay problema.- saltó hacía el roble y bajó por las ramas, para luego aterrizar en el suelo.

- Adiós sonrisa dorada.- corrió y pronto desapareció entre los oscuros y deprimentes edificios.

Me había llamado sonrisa dorada. Por la noche había dicho que lo amaba, pero creo que la situación hizo que exagerara. Aunque no lo llegaba a amar, estaba perdida por él. Nuestra "primera cita", como dijo él, había sido perfecta. Con tan solo pensar en él me ruboricé, y al darme cuenta que me había ruborizado terminé aun más como un tomate.

Haciendo RevoluciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora