CAPÍTULO 3

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La alarma del móvil sonó, despertándome al instante. Me levanté e hice la cama rápido, busqué en el armario ropa adecuada y, además, cómoda. Finalmente me decidí por una sudadera grande, pista se la quité a Shuji, que era de color blanca lisa, con unos baqueros normales y unas deportivas del mismo color que la sudadera. Comprobé que lo llevaba todo en el bolso y fui a desayunar.

Papa ¬ Buenos días - estaba en la cocina, ya vestido con su traje y preparando algo de café - ¿Quieres? 

T/N ¬ Si, por fa - me senté y empecé a comer las tostadas que ya había preparado.

Papa ¬ ¿Nerviosa? Hoy empiezas de verdad - me dio la taza con el café.

T/N ¬ Un poco, pero creo que lo tengo controlado - dije segura de mi misma - Ayer conocí a un chico de mi clase y he quedado con él para encontrarnos en la puerta, así que espero no perderme, por lo menos sola - reí.

Papa ¬ Seguro que te va bien - miró el reloj de la cocina, se puso algo nervioso y se tomó corriendo el café - Llego tarde, nos vemos después - me dio un beso en la frente.

T/N ¬ Adiós - cuando mi padre se fue, Ares se acercó a mi - Hola coshita, no te preocupes estaré aquí antes de que te des cuenta, tengo un buen horario.

Realmente, las horas no estaban mal, entrar a las 9 y salir a las 2 de la tarde, lo que más me asustaba era no disponer de descansos y comerme todas las horas del tirón, solo esperaba no cansarme demasiado.

Cuando terminé de desayunar, fui al baño para terminar de asearme, cogí el bolso y salí en dirección al metro. Por el camino llamé a Keiji, el chico que conocí durante el día de presentaciones para avisar de que salía y confirmar el lugar de encuentro.

Estaba esperando el metro cuando llegó y pude mirar en su interior, temblé, era imposible que pudiera entrar más gente, ni siquiera sabía como había gente que se atrevía a sentarse. Me levanté de donde estaba esperando, respiré hondo y cuando se abrieron las puertas entré sin pensarlo.

Una vez dentro, me sentí bien por haber conseguido empujar y entrar, teniendo en cuenta mi altura y que la mayoría eran mucho más altos que yo, pero había un problema, bueno dos: el primero era que no tenía cerca nada en donde agarrarme; el segundo, que no me di cuenta hasta que el metro se puso en marcha y casi me caigo.

Hubiese sido así si no fuera por lo que parecía ser un muro de cemento, donde apoyé la espalda. Me giré y no había muro, solo el pecho de un chico, un chico de dos metros, rubio, de ojos amarillos amenazantes y un tatuaje en el rostro.

T/N ¬ Perdón - agaché la cabeza y no lo escuché responder, no iba a negar que no me daba miedo.

Sin embargo, la suerte perece ser que no estaba de mi lado hoy ya que seguía sin tener sitio donde agarrarme, así que volví a perder el equilibrio. 

¿? ¬ Puedes agarrarte aquí - el chico con el que choqué habló.

T/N ¬ ¿Di-disculpa? - ese chico me daba bastante miedo y prefería no hablar, escuchar o mirar a esa persona.

¿? ¬ ¿Eres sorda? - que borde y parece que lo estoy enfadando

T/N ¬ No, so-solo no te escuché - mira que hay gente en el metro y me tenía que poner al lado del grandullón.

¿? ¬ Si no quieres caerte - agarró mi brazo y me puso delante de él - Puedes agarrarte ahí - resulta que, aunque el se estaba agarrado a la barra de arriba, estaba cubriendo una barra horizontal.

T/N ¬ Lo siento, no lo sabía - me sujete fuerte para no tener que volver a hablar con aquel chico.

¿? ¬ Te disculpas demasiado - parecía sonar más enfadado.

La luz de Hanma Shuji [Hanma x Lectora] Vol. 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora