57. Una complice

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                             Taylor

Paula es mi novia oficial mente. Es algo que aun no termino de procesar.

-Felicidades a las dos

-Me alegro por ustedes

-Gracias chicas

Estábamos en la habitación de Nicol, había comenzado a nevar un poco y para no enfermarnos tuvimos que entrar, solamente que no a su sala, si no a su habitación.

-Mis padres estarán muy feliz al saber esto – sonreí haciendo que ella me mirara con curiosidad – ¿Qué?

-Digamos que... me adelante hablar con ellos – alzo sus cejas ligeramente – llegue unos minutos antes y les pedí permiso para andar contigo

Flashback...

Estaba demasiado nerviosa, hoy era el día y para hacer las cosas bien primero tenia que hablar con sus padres. Sabrina me había mandado un mensaje donde decía que ya había salido con Paula de su casa. Ahora estaba enfrente de su casa buscando el valor para bajarme del auto.

Vamos Taylor, todo saldrá bien.

Suspire y baje del auto, al llegar a la puerta toque el timbre, mis manos estaban temblando. Su mamá fue la que abrió la puerta

-Taylor, cariño – me abrazo – adelante

-Gracias señora Dugés

-No sabes el gusto que me da volver a verte – sonríe

-A mí también me da gusto

-Paula salió con Sabrina, regresaran en unos minutos

-Sí, entiendo – suspire – mejor, así aprovecho hablar con ustedes – ella frunció el ceño

-Pasemos a la sala

- ¿Las niñas van a tardar mucho? – el señor Dugés estaba en el sillón ojeando un libro

-Buenas tardes señor – él alzo la mirada

-Taylor – me tendió su mano a lo cual estreche amablemente – que gusto verte muchacha

-Igualmente señor

-Pero siéntate por favor – me senté a lo que la señora Dugés se sentaba al lado de su esposo, quedando ambos enfrente mío

- ¿Ya te explicó mi esposa que mi hija salió?

-Sí, justo me venia contando

-Manuel, Taylor quiere hablar con nosotros – el señor Dugés dejo el libro de lado

Ahora tenía toda la atención de los dos.

- ¿Tendremos la conversación? – él enarco una ceja

-Eh... - trague en seco – quisiera su permiso para andar con su hija, claro si ustedes están de acuerdo – la señora Dugés me sonrió, el señor Dugés aun mantenía su semblante serio – su hija me gusta... y me gusta hacerla feliz.

-Nosotros estamos muy agradecidos con el trato que le das a nuestra hija – la señora Dugés fue la que empezo hablar – sabemos que la quieres mucho y la tratas como se lo merece

-Su hija merece el mejor trato del mundo

-Lo sabemos, y te lo agradecemos

-Sinceramente no sé qué decir al respecto – mire al señor Dugés – nunca creí que ella me traería a una chica – trate de sonreír para alivianar la situación – nos agradas no lo negare, y como mi esposa dijo sabemos el trato que le das a mi hija y te lo agradezco, se que tienes metas claras y eres responsable con todo lo que tienes – asentí – mi hija es muy feliz cuando esta contigo, has hecho un gran trabajo – sonreí – tienes nuestro permiso – sentí el aire regresar a mi cuerpo – pero eso sí, yo veo una sola lagrima en mi hija, y no vuelves a poner un pie en mi casa – trague en seco al escuchar su voz firme de nuevo

Las Chicas De La BandaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora