4.- ¡El Alcalde Corriendo!

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Al día siguiente, el Alcalde se despertó con el canto de un gallo, lo cual era bastante inusual. El gallo no cantaba en lo absoluto todas las mañanas. Y realmente, no era el propio gallo quien cantó. Todos eran tan flojos en LazyTown que incluso el gallo no se molestaba en cacarear exceptuando algunas veces en las que estaba de buen humor. Se acomodó en una vieja silla de sol y dormía ahí casi todo el día. Por ende, recurrió a contratar un gallo del pueblo de al lado para cacarear por él. Sólo le pagó a otro gallo de un pueblo vecino para que cacareara:

"Ki-ki-ri-ki... Ki-ki-ri-ki..."

Esto era, por supuesto, caro y eventualmente el gallo ya no podía pagarlo

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Esto era, por supuesto, caro y eventualmente el gallo ya no podía pagarlo. Entonces grabó un canto de gallo en una cinta de casete y sólo presionaba el botón cada que necesitaba cacarear. Aún así, rápidamente se puso infeliz con eso y se le ocurrió otro método. Conectó un reloj a la cinta y dejó que el canto del gallo sonara cada vez que el reloj lo marcara. De esa forma podría seguir durmiendo en su silla de sol sin ser molestado. Así era la vida en LazyTown. ¡La gente no se despertaba ni con el canto de un gallo real!

El Alcalde se levantó y pensó que ahora tendría que remangarse las mangas. Ahora tenía que reunir al pueblo para una reunión. No podía enviar una carta a todas las casas porque no había un cartero en LazyTown. Por supuesto que nadie se molestaba en entregar el correo. ¿Qué podría hacer el Alcalde para reunir a todo el pueblo?

Mientras se vestía, dejó que su mente fantasiara. Cuando abrió su guardaropa para sacar su suéter, vio un viejo uniforme deportivo. Este uniforme deportivo no había sido usado en un largo tiempo. Vio que este era su antiguo chandal, el chandal en el que corrió en el pasado cuando había competido en torneos. ¿Qué tal si se ponía el traje e iba trotando por el pueblo? La gente no había visto eso en un buen montón de años. Quizás despertaría pensamientos atléticos en alguien.

El Alcalde rápidamente se puso el chandal, se puso unas viejas zapatillas, corrió afuera y empezó a trotar por las calles del pueblo. La gente que lo vio pensó que debió haberse vuelto loco, corriendo por todo el vecindario.

El Alcalde no dejó que eso lo desmotiviara y sólo corrió más rápido. Pasó corriendo el gimnasio y la iglesia, hacia el muelle y pasó todas las casas en LazyTown. La gente en las calles iban y susurraban entre ellos que el Alcalde se había vuelto loquito. Otros jalaban las cortinas de vuelta en sus ventanas y lo veían correr con sorpresa.

Como resultado, él aumentó su velocidad. La gente nunca había visto a alguien correr tan rápido. Mientras corría, llamó fuertemente:

"¡Hay una reunión del pueblo! ¡Hay una reunión del pueblo en la plaza a las tres en punto! ¡Reunión del pueblo!"

El pobre Alcalde no conseideró el cansarse, pero estaba exhausto, a decir verdad estaba completamente drenado, cuando regresó a casa. Huuh. Para entonces había corrido continúamente por casi dos horas.

La gente del pueblo encontraba esto completamente increíble. Tal cosa no había sucedido en muchos años.

"¿De qué reunión hablaba el alcalde? ¿Va a haber una reunión del pueblo?" se decían entre sí.

"¿De qué reunión hablaba el alcalde? ¿Va a haber una reunión del pueblo?" se decían entre sí

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Áfram Latibær! (¡Vamos, LazyTown!)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora