2.- La Carta

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Una mañana, el Alcalde recibió una carta. Por supuesto, no recibió la carta mediante su puerta como nosotros. Él mismo tuvo que recogerla de la oficina postal. Cuando abrió la carta, vio que era del Presidente. El Presidente había decidido que todos en el país, en cada pueblo, ciudad y aldea debería tener un festival deportivo. Este festival deberá tomar lugar después de una semana.

El pobre Alcalde sabía que nadie en su pueblo querría participar en un torneo de deportes. Ahí estaba lo difícil. Qué debería hacer. Pensó en maneras de ir con la gente del pueblo. Quizás sería lo mejor ir y tocarle la puerta al mayor. Quizás valdría la pena encontrarse con la chismosa Bessie quien conocía a todos en el pueblo. Podría contarles sobre el festival y esparcir las noticias hacia la gente del pueblo que pueda venir. El Alcalde consideró varias ideas sobre cómo podría hacer que el pueblo participara en el festival de deportes. Inmediatamente después de las doce decidió y caminar de casa en casa. Tenía esperanza de que el pueblo le diera la bienvenida y concordaran en tomar parte en el festival.

El Alcalde caminó colina abajo y laprimera casa a la que fue era la casa de Gustav Gamli. Tocó la puerta y Gustav salió y dijo enojado:

"Por qué me toca, estoy viendo las noticias."

El Alcalde respondió:

"Me preguntaba si estarías o no interesado en trabajar en un festival deportivo."

"¡Festival deportivo! Oh, no, huh," estalló Gustav Gamli, "Esta noche planeo ver las noticias y entonces voy a ver más TV por más y más tiempo, hasta que me quede dormido, como hago todas las noches."

El Alcalde dijo:

"Sí, ¿pero no quiere competir en el festival deportivo? ¿No quiere ver al pueblo cobrar vida y enseñarle a los niños algunos juegos?"

"Enseñarle a los niños juegos. No, en los viejos días conocía muchos juegos, pero ahora los niños no quieren aprendar ningún juego. Sólo quieren quedarse adentro y ver la TV. Voy a hacer eso también."

Gustav Gamli se dio la vuelta y dio un portazo a la puerta justo en la nariz del Alcalde. El pobre Alcalde se quedó solo en las escaleras y se fue caminando, decepcionado.

En LazyTown, incluso los perros eran tan flojos que no ladraban ni a los autos o a los desconocidos. Cuando el Alcalde caminó hacia el siguiente patio, el perro de guardia estaba medio dormido y ni siquiera se molestó en levantar sus orejas cuando pasó. En esta casa vivía la más grande chismosa en el pueblo. La conocían como Bessie Busybody. Como les dije antes, el Alcalde sabía que ella conocía a todos en el pueblo y podía anunciar el festival por él, ya que constantemente charlaba por teléfono.

Bessie Busybody era extraña. Cuando alguien le hablaba, ella entonces charlaba de todo a la siguiente persona, ¡por supuesto que en el teléfono! Siempre estaba al tanto del teléfono para poner palabras en bocas y hablar mal de todos. Tan pronto como cada invitado que venía a visitarla se iba, ella llamaba a alguien y empezaba a chismear. Así era día tras día. El Alcalde apenas se atrevía a subir a su casa. Tocó la puerta y la oyó exclamar:

"¡Estoy en el teléfono! Voy en un momento."

Tenía tanta curiosidad y tando miedo de perderse a alguien que pronto estaba fuera de la ventana para ver quién había venido. Entonces abrió la puerta y se quedó ahí con un cigarro en su boca y sopló humo justo en la cara del Alcalde.

Como sin duda sabrán, fumar es extremadamente insalubre.

Él tosió: "Uh, uhh..." y agitó sus manos para alejar el humo de su cara.

"Querida señora, un gran festival deportivo se hará aquí en el pueblo. Por eso, quiero que usted llame a todos sus amigos y los invite a participar en el festival deportivo. Sino nunca sabré si están interesados."

El Alcalde se sonrojó cuando ella se le quedó viendo. Continuó:

"Verá usted," tartamudeó, "ya que habla con tantos de seguro conoce usted a mucha gente. Quizás podría correr la voz y entonces todos podrían participar en el festival deportivo."

Por supuesto el Alcalde sabía que Bessie era la mayor chismosa en el pueblo y tenía que decir esto.

"¡¿Por qué haría algo como participar en un festival deportivo?! Además, ¡nunca le hablo a nadie!" dijo Bessie Busybody, enojada.

Entró y azotó la puerta justo en la nariz del Alcalde.

El Alcalde se sentó tristemente en las escaleras y no estaba lejos de tener lágrimas en los ojos. ¿Qué podía hacer para convencer al pueblo de participar en este festival deportivo que estaba obligado a organizar?

Ahora recuerden que el Presidente le había enviado el letrero lo que significaba que todos en el país tendrían que participar en un festival deportivo.

"No podemos dejar que el pueblo sea conocido por no participar en estos festivales," pensó.

Gustav Gamli no quería ayudar y Bessie Busybody tampoco. ¿Qué tal la gente joven? Pero los jóvenes se volvieron tan perezosos que no podían ni caminar a la tienda, ¡mucho menos sostener su propia mochila! Se habían puesto tan cansados que algunos tenían que tomar siestas cuatro o hasta cinco veces al día. El Alcalde sabía que la pelea estaba perdida y que nadie lo ayudaría.

Mientras se sentaba ahí en las escaleras, escuchó a Bessie Busybody dentro de la casa. Agarró el teléfono y llamó a una amiga.

"¿Sabes quién estuvo aquí recién?" dijo. "Ahora, piensa... sí... Lo diré una y otra vez... Oh, por Dios, sabes... ¡pensar que el bendito Alcalde vino aquí! Sí, vino caminando, imagínate eso," dijo ella, escandalizada. "Estaba aquí de rodillas en las escaleras y en realidad me rogó salvarlo. Sí, eso digo yo. Me pidió a mí salvarlo."

El Alcalde escuchó esto y naturalmente supo de inmediato que ella había llamado a alguien para quejarse.

Ella continuó:

"Sí, y sabes, él planea hacer un festival, un festival deportivo. Sólo puedo decir eso, aunque usualmente no hablo mal de las personas, simplemente no entiendo por qué intenta esforzarse con eso ahora. ¿Quién se cree que es en verdad? Yo sólo creo que él no es la persona para manejar esto. No creo para nada que él pueda hacer esto. No, él no es la persona para esto.

Luego de escuchar la charla de la mujer mayor por un buen momento, el Alcalde Meanswell se paró y caminó hasta la cerca. El perro que yacía ahí en el patio ni siquiera se molestó en abrir los ojos cuando él pasó caminando.

Áfram Latibær! (¡Vamos, LazyTown!)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora