Cuando el jet aterrizo en Londres supe entonces que aquello era una mala idea.
Algo se había despertado dentro de mí, intuición tal vez. Todo mi cuerpo gritaba que regresara, que destruiría todo lo que había logrado en meses. Pero a la vez mi corazón no se sentía tan vivo como en aquel momento. En otras palabras, sentía a mi antigua yo otra vez. Ella estaba en mis zapatos. Volvía a sentir el frio clima de mi cuidad, el aroma inconfundible y como una bofetada los recuerdos volvieron.
La primera mirada. El club nocturno. El tatuaje. La fiesta. La terraza. El primer beso. Los primeros cafés juntos. Las fotos en internet. Las búsquedas al instituto. Mis amigos. Australia. Nuestra primera vez. El miedo de aquellas semanas. El viaje a Paris. La despedida... el último beso.
-______, cariño, ¿me escuchas?- pregunto Carter, volviéndome a la realidad.
Hice un esfuerzo para sonreír y no salir corriendo.
-Sí.
-Le estaba diciendo a Margaret que te lleve directo al hotel y que luego te lleven directo al estadio. Ya sabes, no quiero que te aburras en la conferencia de prensa. Serán solo cuatro horas, ¿sí?
"No" pensé, al instante "Prometiste no dejarme sola"
-Cuatro horas son mucho tiempo...-comente.
-Te reserve una tarde en el spa- me consoló- Ni cuenta te darás de mi ausencia.
-Créeme que sí, quiero estar contigo- insistí.
-Serán solo cuatro horas, no tienes porque angustiarte. Luego nos encontraremos antes del partido y nos daremos ese beso de la suerte.
Baje la mirada, el jamás comprendería.
-Oye, mírame- me levanto la mirada con una mano en mi barbilla- Se que prometí estar contigo en todo momento y lamento tener que romper la promesa. Pero luego nos veremos y todo estará bien, te prometo que nada te sucederá- me beso- Yo estoy aquí.
Le respondí el beso.
-Anda, estaré bien- le tome la mano- Pero que no se te ocurra mirar ninguna inglesa, porque te aseguro que me enterare, ¿ok?- bromee.
-Tú eres la única en mi vida- me robo un último beso y se marcho seguido de su equipo.
Inmediatamente me acerque a Margaret y le hice señas para que nos marcháramos. Sobraba tiempo para que yo tenga algún encuentro desafortunado. La asistente de Carter me guio hasta el coche y condujo en completo silencio hasta el hotel, me miraba de vez en cuando para comprobar que este bien. Supe que tenía sus dudas, seguramente todas sobre Harry. No existía persona en Inglaterra que no había hablado y criticado nuestro rompimiento, como así también mi compromiso con Carter.
-En recepción la están aguardando señorita, nos veremos más tarde- hablo por primera vez.
-¿Usted no me acompañara?- pregunte, sorprendida y asustada.
-Solo tengo órdenes de traerla hasta el Hotel e indicarle sus actividades. Y ya he cumplido con ambas tareas- yo la miraba asustada, aquel hotel era famoso en Londres, era probable que me encuentre con alguien y sin una persona con quien fingir una conversación estaba muerta- Señorita, yo solo cumplo ordenes.
Note que metía a Margaret en un aprieto.
-Pero, ¿y si necesito algo?
-Tiene mi número guardado y en ese caso estaré aquí lo más pronto posible.
-¿No sería más conveniente que me acompañe?- insistí otra vez.
-Señorita, le repito, yo solo cumplo ordenes.
