Un auto nos condujo a Natalie y a mí hasta el edificio, un viaje silencioso y tranquilo que había dejado a la pequeña dormida en mis brazos. Yo repetía en mi cabeza una y otra vez las palabras que le diría a Marine, no podía cometer ningún error o todo se iría a la basura. Arthur, el chofer de la banda aparco frente al apartamento delicadamente, la gran camioneta negra era llamativa por lo que tuvo mucha precaución de no llamar la atención de ningún fan.
-¿Estás segura que no quieres que cargue yo a Natalie en brazos hasta arriba?- me pregunto, por segunda vez, caballerosamente.
Sonreí y negué con la cabeza.
-Es como cargar una pluma- conteste, aun sonriendo- Gracias, Arthur y buenas noches.
-Buenas noches a ti, _____.
Cargue a Natalie en mis brazos y entre al edificio, el portero me sonrió mientras me abría la puerta. Subí al ascensor repitiendo las palabras una y otra vez, mi corazón parecía acelerarse más cuestión subíamos los pisos. Al final las puertas se abrieron en el último piso y yo entre al pent-house con un rápido movimiento del pomo.
-Llegamos- dije, con una voz neutral para no despertador a Natalie.
La madre de la pequeña casi corrió hasta nosotras.
-Oh, mi pequeña- hablo cargando a la pequeña en brazos. Natalie abrió los ojos lentamente, adaptándose a la potente luz del departamento- ¿Cómo la has pasado?- le pregunto.
-Genial- contesto ella, con una leve sonrisa- Gracias, _____.
-No hay de que, Natalie- le dije sonriéndole- Siempre que quieras, podemos repetir.
Ella sonrió y se recostó sobre el pecho de su madre, volviendo a cerrar los ojos. La madre me agradeció y se dirigió a la habitación para recostar a la pequeña. Yo colgué mi bolso y me acomode los cabellos antes de entrar a la habitación donde Marine se encontraba, sentada en la mesa del comedor con una copa de vino en su mano.
Sonrió.
-¿Cómo te las has pasado?- me pregunto.
-Bien- conteste, devolviéndole la sonrisa- Fue como si estuviera con Catherine… volví a ser la de unos meses atrás por unas horas.
-Me alegro que sea así, has estado muy…- guardo silencio- decaída, estas semanas y me hace feliz que vuelvas a ser tu.
-A mi también me alegra volver a mi- le conteste, mirándome los dedos, ocultando el nerviosismo. Era ahora o nunca, debí decirle- Marine, debo decirte algo- ella bebió de la copa y luego me miro, algo confundida.
-Escucho- me afirmo.
-Bueno… estas semanas, he estado tan extraña porque... Harry y yo habíamos terminado- ella me miro, asintiendo, como si eso ya fuera obvio para ella- Y las cosas se pusieron difíciles, tal como tú me dijiste el día que te dije que salía con un famoso, el tiempo jugo en nuestra contra y… yo comencé a sentirme insegura de lo que sentía y de nuestra relación.
-_____, he sabido esto hace bastante tiempo ya- me dijo, sonriéndome- Y te entiendo, la vida pública no es la mejor. Pero, ¿a caso me dirás que no quieres a Harry? El parece ser un chico agradable y te he visto muy feliz con él, tal vez deberían hablar y…
-Hoy volvimos, Marine- le solté- Nos vimos en el camerino y no pude resistirme, lo quiero y no podía negarme al sentimiento. Por lo que quiero saber, si esta noche puedo… ir a dormir a su casa- Marine guardo silencio, guardando la palabra que tenía en su boca. Sentí mi corazón alterarse y supe que debía decir algo mas, pero mis labios parecían estar completamente cerrados.
-Emm… bueno… yo creí que tu madre ya te habría dado esta conversación pero si quieres que sea yo quien te la de, lo hare- dijo firme- Deberás estar predispuesta a…
-¡Marine!- chille, dándome cuenta de a dónde estaba dirigiendo la conversación- ¡No me refiero a eso!
-¿Y entonces?- pregunto, confundida.
-Solo iré a su casa, nada sucederá- le explique, rápidamente, aun con los ojos bien abiertos- Ya he hablado con mama sobre esto, te ha ganado por unos cuantos años…
-¿Cómo pretendas que yo sepa eso?- me pregunto, ahora más tranquila- Pero entonces tu y Harry… ¿nunca?
-No, tía- conteste, tragándome la sorpresa y el shock- Soy virgen, por si te quedan algunas dudas.
-Bueno, si lo pones de ese modo…- bebió otro sorbo de vino- Ve a la casa de Harry pero te quiero mañana temprano aquí, tienes muchos exámenes la semana que viene, debes estudiar.
-Como siempre- le conteste, sonriendo- Gracias.
Suspiro.
-De nada- me dijo, mientras yo me cargaba el bolso y abría la puerta para bajar a encontrarme con mi… ¿novio?- ¡Pero si deciden hacerlo! ¡Cuídate!- me grito a mis espaldas.
Solté una risita y cerré la puerta. Subí al ascensor y me arregle, una gran sonrisa brillaba en mi rostro. Las cosas habían resultado bien al final. Y ahora podía pasar una linda noche junto a mí, tal vez, novio. Ni siquiera pensé en lo que Marine me dijo, Harry sabía perfectamente que yo no estaba lista. Le quería pero no me encontraba dispuesta a entregarme, pero si sabía que si quería que alguien fuera mi primero, seria Harry sin dudarlo.
El elegante auto me aguardaba aparcado frente a la puerta, yo salí con una sonrisa.
-Lamento no haberme bajado a abrirte la puerta- me dijo, cuando ya estaba arriba- Pero tengo un par de fans que me estaban siguiendo hace rato y no le caes… del todo bien.
Le bese.
-Me alegra verte también, Harry- bromee, sonriéndole.
El encendió el auto, aun sonriendo y comenzamos el largo viaje hasta su casa. Que no era demasiado lejos pero Harry se tomaba todo los desvíos para que podamos apreciar la cuidad de noche y con ella la luna llena que brillaba sobre nosotros.
-Oh, me he olvidado de preguntar, ¿cómo reacciono Marine?- pregunto, mirándome.
-De hecho, muy bien- admití- Le explique todo lo sucedido y de que habíamos terminado pero que ahora volvimos y que estaba segura de lo que sentía- su sonrisa fue más grande- Pero ella pensó que yo quería ir a dormir contigo para… acostarnos.
Harry abrió los ojos grande, sorprendido.
-¿Y tú que le dijiste?
-¡Que estaba loca! Que yo no era de esas que se acuestan con alguien la misma noche que vuelven solamente para atarlo y quedarse con su fama. Ella entendió… o en gran parte. Porque antes de salir me grito que si decidíamos hacerlo, que nos cuidemos.
El sonrió.
-¿No le dijiste que yo siempre te cuido?- me pregunto.
-Creo que es algo que debes decirle tu mismo- conteste, sonriéndole- Mañana… puedes venir y almorzar con nosotras, mi tía no es tan mala.
Curvo otra sonrisa.
-Estaría encantado- contesto- Ha llegado el momento de explicarle a tu tía, las “cosas”.
Me eche a reír.
-Ya, ya- dije- Espero que esas “cosas” no me condenen de por vida.
Me beso.
-Jamás haría nada en contra tuya- me dijo, sensualmente- Te quiero, mucho.
-Y yo a ti.
Nos volvimos a besar.
-lu:3
