Proceso de curación[kimchay]

05'grillete de sacarina

Cuando el guardaespaldas de Kim había seguido a Chay informa que Chay había entrado en un club, Kim sale del estudio sin siquiera decirle una palabra a Pond. Pond se lo está tomando con calma hoy, después de que su pequeña conversación unilateral del día anterior expusiera el corazón roto de Kim, por lo que no intenta evitar que Kim se vaya ahora. Es tarde, de todos modos, y trabajaron durante la cena.

El club es uno que él conoce, uno en el que pasó más su adolecencia ,hace  unos años, y uno en el que todavía pasa bastante tiempo por negocios. No son los dueños, pero tienen un trato con los propietarios, y todas las drogas que se venden dentro de estos muros son suministradas por Theerapanyakul. 

El portero lo reconoce, y apenas lo mira cuando cruza la puerta.

Tarda un minuto en detectarlo. Se ve tan diferente, con cabello azul con raya al medio y enmarcando su frente, y una camiseta sin mangas blanca y un collar que Kim estába seguro de que Chay no tendría hasta hoy. 

Está en la cabina en la parte trasera del club, rodeado de gente desconocida. Solo reconoce a uno de ellos, de la jornada de puertas abiertas en la que conoció a Chay. 

Incluso vestido así, Chay se ve fuera de lugar. Desde donde está, Kim puede ver la mueca en su rostro con cada trago que toma de su vaso.

Kim no le quita los ojos de encima mientras se acerca a la barra y se sienta. 

Por un tiempo solo observa. El barman deja de intentar venderle bebidas después de la primera media hora. Todos los que se acercan a él son ahuyentados con una sola mirada momentánea.

Y luego el chico junto a Chay saca una bolsa de su bolsillo y la coloca frente a su cara.

Kim se pone de pie en un instante, sin prestar atención a las personas que aparta de su camino mientras avanza por la pista de baile. 

 
-"Eres un maldito hipócrita".

El paso hacia atrás que da es involuntario, como tratar de equilibrarse después de un puñetazo. Cree que le habría dolido menos. Se siente como si le hubieran sacado el aire del pecho y el corazón se le hubiera caído en el estómago.

-“Chay…”  

Sabe que se lo merece, pero eso no hace que duela menos...

Duele mucho...

Desde la noche en su departamento, Kim ha estado haciendo todo lo posible para sofocarse en la negación. 

El trabajo para el que su padre lo había llamado esa noche era peor que la mayoría, aunque no estaba seguro de si solo se sintió peor por el latigazo que causó, ser arrastrado lejos del calor feliz del lado de Chay y en una pelea sangrienta. . Estaba tan distraído que recibió un golpe, y eso lo dejó al límite y desorientado. En el momento en que cayó el último hombre, el cuchillo en la mano de Kim había resonado en el suelo, y él había girado sobre sus talones y echado a correr. Como un niño otra vez, todavía temeroso de la culpa que lo perseguiría.

No sabía que Chay todavía estaba allí, cuando regresó a su apartamento. 

No se había fijado en él. 

Debería haberlo hecho, fue entrenado para esto. 

Fue entrenado para estar constantemente en guardia, para estar atento y consciente de cada riesgo y escuchar cada respiración en una habitación. 

Pero estaba demasiado fuera de sí, y lo único en lo que estaba pensando era en las drogas que lo esperaban y el alivio que tan desesperadamente necesitaba. 

Y Chay lo vio todo. 

La caja fuerte y el arma y las drogas, y Kim . En su forma más vulnerable, más detestable.