I'll Say I Learned My Lesson

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Ya habían pasado 6 días desde el asesinato en la Residencia Yugi. El Minamoto lo sentía como si hubieran pasado 6 años. La culpa lo estaba carcomiendo. A Mitsuba le preocupaba sus largas ojeras y el estado zombie de su amado.

Kou... — Por un momento, Mitsuba pensó en proponerle a Kou que vuelva a su casa, su familia lo extraña a pesar de sus actos. Teru no paraba de presionarlo en la escuela. El Minamoto mayor tenía la mínima sospecha que Mitsuba podría estar ocultando algo... o alguien.

¿Sí?

No, no es nada... — evadió el tema.

Mitsuba, — sabía que algo no andaba bien; pues cuando le llamaba por su apellido, era algo serio. — estás diferente. ¿Te preocupa algo?

¡No! No... Tal vez.

Sou... Está todo bien, estoy bien. — Repetía constantemente esas palabras con una gran sonrisa seca en su rostro, tratando de mostrar sus tiernos colmillos como usualmente lo hacía. El pelirrosa no era tan estúpido como para no darse cuenta del estado preocupante de su novio, pues veía que sus colmillos ya no brillaban como antes, al igual que sus azulados ojos.

Mamá se está dando cuenta de que se está acabando más rápido la comida. A veces me pregunta si como el doble. — Mitsuba trataba de llegar al tema que deseaba con pequeños pasos. Queriendo urgentemente hacerle saber al rubio que tiene que regresar a casa. No es que Mitsuba no lo quiera en su casa; si fuera por él, Mitsuba hasta querría que se mudara con él, pero el ojirosa tenía bien en claro que su familia estaba mal. Todos los días veía al presidente Minamoto decaído; en cada presentación que daba el consejo estudiantil, el pelirrosa dirigía su vista a los ojos del Minamoto mayor, pues bien Mitsuba sabía que esa familia sabe fingir sonrisas tan casuales pero notaba en su mirada que le falta aquel brillo característico en los Minamoto.

Sousuke, ¿tú quieres que me vaya? — Lo último que Mitsuba deseaba era que Kou lo mirara con esos ojos tan grandes y tiernos. Aquellos que lo dejan hipnotizado completamente. Con su voz aguda, pidiéndole indirectamente que se quede un poco más. Que difícil era cuando el afeminado quería otra noche de abrazos y besos con su enamorado pero obviamente no era capaz de decirlo por orgullo.

¡Por supuesto que no, Kou-kun! — El ojirosa lo llamaba de aquella manera en ocasiones especiales. Era un apodo tan vergonzoso para él que solo lo mantenía entre Kou y él. — No quería decir eso, es solo que me preocupa lo que piense tu familia. ¿Que pensarán de mí?, después de años de haberme conocido y enterarse que estoy ocultando a su propio hijo. Tal vez hasta piensen que soy un secuestrador de rubios oxigenados que usan un pendiente de seguridad vial... — Por un lado, Mitsuba intentaba de darle un poco de ánimos dramatizándose, y por el otro, no quería que su novio pensara en que lo echaría tan rápido de su casa.

¡Mitsuba! Le gritó ofendido por burlarse de él, de nuevo. A los pocos segundos, Kou cambió su semblante a uno serio, pues empezó a pensar el qué les diría a su familia al llegar a casa. — Sousuke, igualmente, no hay forma de que pudiera llegar tan normal a mi casa después de casi una semana. ¿Qué les tendría que decir? ¿"No maté a ese niño."?, ¿"Sí, fui yo, aprendí mi lección, no lo volveré a hacer.", "No sé que pasó."? Poco a poco, el Minamoto se empezaba a desesperar. Actos que el Mitsuba no dejaría pasar.

¡Hey! Hey... Ven aquí. El más bajo colocó sus manos con cuidado en la cabeza del rubio, dirigiéndolo a su pecho mientras siseaba y daba pequeñas palmaditas en la espalda contraria. Constantemente, Kou sufría de pequeños ataques de pánico después de su crimen cometido y su enamorado sabía lo difícil que podía ser confrontarlo. — Está bien, si no quieres irte aún o no estás preparado, no tienes la obligación de irte.

Gracias... muchas gracias, Sousuke. Te amo.

Yo también, Kou.

𝑯𝒊𝒅𝒆 [𝐌𝐢𝐭𝐬𝐮𝐊𝐨𝐮]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora