𝑯𝒊𝒅𝒆 [𝐌𝐢𝐭𝐬𝐮𝐊𝐨𝐮]

And I'm Wiping Down The Walls

Gotas de sangre se esparcían sobre algodón. Resplandecían con la luz de la luna. El Minamoto se preguntaba si debería limpiarlo, o quizá dejar un pequeño recuerdo de lo que fue perteneciente a ese líquido rojo.

Un pequeño flashback invadió su mente. En él, se mostraba al Minamoto algo inquieto. Su cuerpo se mantenía firme en el piso, pero sus ojos temblaban. Proyectaba una facción facial tan terrorífica, fuera de lo común. Unas largas y brillantes rejas estaban frente suyo. Podía observar y concentrarse en la delicada y sutil mano de un chico. Aquellas uñas tan cuidadas, la punta de sus pequeños dedos colorados levemente en un tono rojizo, su tono de piel tan blanca como la leche.
Aquellas manos sostenían las rejas que los separaba a ambos. Algunos cabellos rosados se colaban en la zona del rubio.

El ojiazul salió de su pequeño trance al escuchar unos pasos cerca.
Era momento de salir de ahí.
Velozmente y sin hacer una pequeña onda sonora, guardó sus instrumentos que lo delatarían tarde o temprano. Pudo escapar por la ventana del Yugi menor —que convenientemente, estaba abierta antes de que llegara a esa residencia—. A continuación, solo pudo escuchar un grito desgarrador.