En el mundo de Naruto con un sistema patriarca part 2

cap 288

Capítulo 288

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- ¡Ja! ¡Ja! El hombre de mediana edad gimió cuando fue arrojado a varios cientos de metros y tosió una bocanada de sangre.

- No interfieras, viejo. No es asunto tuyo. - Dijo fríamente Cuarenta y dos.

- ¡Ustedes son criminales! Daimyo definitivamente lo descubrirá, ¡y luego estarás acabado! - A través de una tos, gritó el canoso, interiormente horrorizado por la facilidad con la que fue reprimido por este extremadamente fuerte joven.

- Grita tanto como quieras, pero si decides atacar de nuevo, tu familia se unirá a la lista de víctimas de la Masacre de Ueno. Dijo Kenshin con frialdad mientras terminaba de configurar todos los nodos de Formación de Restricción.

Al escuchar las palabras del líder de Nukenin, el anciano Spade Jonin sintió que se le erizaba la piel por todo el cuerpo. Instantáneamente pensó en su familia y no se atrevió a intervenir, observando cuidadosamente las acciones de los enemigos, prestando mucha atención al diamante del tamaño de un puño que se elevaba hacia el cielo.

"Viejo Setoshi, ¿realmente pensaste que solo tu inútil clan Nakagawa tenía una habilidad tan trivial para bloquear todo el territorio?" Dijo Kenshin con una leve sonrisa, sosteniendo un pequeño medallón con un fuinjutsu de señales en sus manos.

"¡Acto!" - Ordenó fríamente a sus hijos, y los arrojó por los aires.

- Cato: ¡Goka Messitsu! Ichiro gritó detrás de una docena de focas, escupiendo un chorro de llamas hirviendo en continua expansión.

- Fuuton: ¡Atsugai! - Vigésimo segundo lo apoyó, esperando el momento en que la llama llegue al suelo y comience a expandirse en todas direcciones.

La esfera de aire que voló hacia el coágulo de llamas aumentó el poder de la técnica del fuego en un orden de magnitud y convirtió el mar de llamas en un océano real, absorbiendo por completo una pequeña cuarta parte de una de las ramas del clan Nakagawa.

El resultado fue exactamente el previsto. Todas las personas dentro de la barrera murieron en diez segundos. Sin embargo, tal "hazaña" le costó a los dos hermanos el 80% del chakra vacío, y a Kenshin el 50% de los psiónicos se vertieron en la formación para crear una barrera lo suficientemente fuerte capaz de contener tal técnica dentro del barrio del clan.

- ¡Q-qué has hecho! ¡Hay más de cien personas allí! – exclamó horrorizado el jefe de la ciudad de Ueno, atravesando a Kenshin con una mirada furiosa.

- Doscientos cincuenta y ocho, para ser exactos. Diles a todos que esto es solo el comienzo. Todos los miembros del clan Nakagawa y del clan Abe serán exterminados, y solo tienen una oportunidad de salvación: este es un cambio de apellido y el comienzo de una nueva vida. - Dijo Kenshin, tratando de mantener la calma, pero su voz mostraba gran cansancio y tristeza.

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"¡Debes enviar a Shinji a Ueno inmediatamente!" ¡Mientras permaneces inactivo, el enemigo está masacrando una de tus ciudades! Nakagawa Setoshi exclamó histéricamente, sin importarle el tono y las palabras utilizadas contra el Daimyo.

- ¡Callarse la boca! Miyamoto Masahide gruñó con autoridad mientras se levantaba y golpeaba la mesa.

- ¡Niño estúpido! ¡Tenemos que actuar! ¡Urgentemente! - Exclamó Setoshi, incapaz de escuchar a su interlocutor.

- Aguanta tu lengua. De lo contrario, lo arrancaré. – Se oyó una voz ronca y amenazadora, y solo girando los ojos, Setoshi vio a su dueño.

"¡P-Lo siento, Masahide-sama!" - Palideciendo, exclamó Setoshi, e instantáneamente cayó de rodillas, sin importarle su frágil salud, y por un segundo olvidándose de la tragedia.

- ¡Viejo idiota! ¿Qué has hecho..." Masahide murmuró con un suspiro mientras se derrumbaba en su silla.

Durante mucho tiempo se negó a hacer la elección a la que todo le inclinaba. De un vidente fiel y experimentado, a su propio intelecto y sentido común. Y ahora, la elección se hizo sin su participación, eliminando por completo la posibilidad de volver a otra opción.

"Masahide-sama... Mi clan... ¡Esculpió una rama de mi clan en Ueno!" - Con lágrimas en los ojos, dijo Setoshi, levantando su despeinada cabeza, y mirando como un loco al hombre que anteriormente se había dirigido a él solo como su tío.

El daimyō se quedó en silencio, pensando en todo lo que había pasado, y Nakagawa Setoshi siguió arrodillado, mirándolo con una mirada angustiada, hasta que finalmente la puerta se abrió y un anciano entró tímidamente.

- Masahide-sama, usted... - Abe Mesayoshi, quien entró, comenzó a hablar, ya que en el mismo segundo fue agarrado por el cuello y presionado contra el suelo.

"Ustedes dos me van a decir todo lo que pasó ahora mismo. Te atreves a mentir, te mueres. - Rabia apenas contenida, dijo Masahide.

- ¡Señor señor! ¡P-ha ocurrido un error! - Exclamó asustado el jefe del clan Abe, quien de repente sintió que el asunto había ido mucho más allá de la venganza ordinaria.

- Callarse la boca. No quiero escuchar excusas. - Dijo Gloomy Daime, y se preparó internamente para lo que podría obligarlo a emprender acciones contra los jefes de dos estructuras muy influyentes, de lo que más tarde se arrepentiría.

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Mientras tanto, Kenshin se dirigió hacia la casa, decidiendo en el camino visitar uno de los puestos fronterizos, el único lugar donde, según su información, servían más de treinta miembros del clan Abe.

El puesto avanzado de Takahama era el único lugar formado casi en su totalidad por miembros del clan Abe. Era una especie de billete de la suerte para los más jóvenes de la familia, que soñaban con gusto con el servicio militar en ésta, libre de superiores, y en general subordinada sólo a los miembros de alto rango de la familia.

Apenas acercándose al puesto de avanzada, Kenshin estaba convencido de lo extendida que está la "corrupción". Con la ayuda del byakugan de Veintidós, vio todo lo que sucedía detrás de los fuertes muros de un pequeño fuerte.

Faltaba mucho para la puesta del sol y el personal se entregaba a todo tipo de vicios, bebiendo y desenfrenándose. Al ver como tres hombres sin un mínimo de ternura deshonran a dos lugareños, y a juzgar por las muecas en sus rostros -campesinas que no estaban nada satisfechas con lo que estaba pasando, Kenshin se sintió un poco aliviado. Era como si una roca de culpa que pesaba sobre su alma se hubiera vuelto mucho más ligera.

Solo había un poco más de sesenta personas dentro del fuerte, incluidos algunos sirvientes y algunos comerciantes que echaron raíces al lado de miembros muy generosos de la rica familia Abe.

Entre todos los presentes, solo el jefe del puesto de avanzada y su adjunto directo tenían el rango de pico Chunin, y no representaban el más mínimo peligro para los planes de Kenshin, quien se elevó en el aire y sin ningún problema envolvió todo el fuerte con muchos formaciones, eliminando por completo las posibilidades de escape y al menos alguna resistencia exitosa.

Kenshin identificó fácilmente dos volutas de fuerza vital mucho más fuertes e inmediatamente se dirigió hacia la más brillante, enviando a Ichiro a la otra. Veintidós y Cuarenta y dos se escondían cerca para excluir una posible fuerza mayor.