¿Alguna vez has tenido este tipo de bajones?, donde te preguntas el porqué tienes personas tan buenas en tu vida, ¿por qué lo mereces?, ¿por qué tengo a alguien como Thomas a mi lado que me trata como reina pero yo no lo puedo corresponder?, esos bajones que te deprimen a tal punto de ver todo a blanco y negro.
¿Por qué mi padre hizo lo que hizo? ¿por qué Trevor no está conmigo? ¿cual es mi propósito en esta vida? ¿por qué mi familia es una mierda?.
Hacia un tiempo que no tenía este tipo de bajones, trataba de evitarlos, de no pensar demasiado en eso, trataba de... no pensar incluso en matarme.
No podía parar de llorar, las lágrimas eran cada vez más gruesas, ¿algún día seré completamente feliz a tal punto de decir "soy feliz, amo la vida".
Recuerdo a mi padre gritándome "eres una inútil", "no sirves para nada", "joder, todo lo empeoras", "¿por qué no eres como tu hermana?", "el problema eres tú", una niña de catorce años no merecía escuchar esas palabras.
Desde muy pequeña pensaba en la muerte, siempre me levantaba en la madrugada tratando de hacerme daño, tratando que tener una muerte tranquila.
Sentada en la silla de mi escritorio abrazando mis rodillas mirando sin ningún punto fijo en particular estaba yo.
Me gustaría llamar a alguien ¿pero a quien?, cada uno estaba en sus cosas. Hunter estaba en una fiesta seguro follandose a las chicas que pasaban a su lado, Maia no era una opción, la quería sí pero no a tal punto de contarle mis bajones, Thomas estaba entrenando lacrosse para el próximo partido que será la próxima semana con la universidad Stanford.
No tenía nadie, no podía llamar a nadie, no podía escribir a nadie.
Me sentía sola casi siempre.
Justo cuando estaba a punto de soltar un suspiro de frustración, escucho unos sonidos tocar la ventana, frunzo el ceño y veo a Barry saludándome.
Fuera estaba lloviendo, así que corro y abro la ventana, el entra y sacude su cuerpo como un perro.
—¡Hey! —me quejo tapándome la cara con la palma de mi mano derecha.
—Lo siento —escanea el lugar, sus ojos terminan en mí su sonrisa se borra de golpe y arruga las cejas.
—¿Tengo algo? —pregunto extrañada.
—¿Estuviste llorando? —pregunta con delicadeza.
—No —me muerdo el labio inferior —, había bostezado, de hecho ya me iba ir a la cama.
Saca el móvil del bolsillo de su chaqueta.
—Todavía son las siete —vuelve a guardar el aparato —, ¿entonces por qué tienes los ojos rojos?.
Agacho la cabeza.
—No quiero hablar de eso —hablo en voz baja y él asiente —, ¿qué haces aquí a esta hora, Barry?.
—Estaba aburrido —encoge los hombros.
—Si sabes que existen esos aparatos móviles que se usan para distraerse, ¿no?.
Ríe entre dientes.
—Me dieron ganas de venir a verte —suelta de golpe y yo me quedo congelada en mi lugar con los ojos abiertos como platos.
—Podrías haber entrado por la puerta como una persona normal —dije, yendo a mi escritorio.
—La ventana es más divertida.
—¿No deberías estar entrenando? —pregunto acordándome del partido.
—Se canceló el entrenamiento por la lluvia —comenta al mismo tiempo que se sienta en el borde de mi cama.
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Mi desastre favorito [TERMINADO] ✔️
Подростковая литератураRosalie, una chica que odia todo. Barry, un chico de intercambio. Rosalie siendo algo más masculina que femenina. Barry siendo el chico más dulce que conoció ella. Ambos tienen un pasado triste y eso los unirá pero también habrá obstáculos para que...