Capítulo 2

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Más y más cosas se fueron revelando.

Obeliscos que habían sido cubiertos con piedra (que sin quererlo, los conservó en perfectas condiciones)

Estatuas que había sido destrozadas y arrojadas a un pozo frente al templo mortuorio.

Tantas cosas empezaron a aparecer y mi corazón solo se agitaba.

Y entonces todo el mundo se arrebató, por conocerme, por hablar conmigo, con Ziha, con Jared.

Querían saber sobre la momia que habíamos encontrado, querían saber su historia.

Y yo... Yo solo quería volver a casa.

Después de un par de días de extenso trabajo, investigación y sentimientos indescriptibles.

Por fin pude empacar mis cosas y regresar a mi hogar.

Deje a Ziha y a Jared, para que se encargarán de todo, incluso les di permiso de tomar el crédito por nuestro descubrimiento.

Yo los guíe ahí, por instinto.

Ellos casi que hicieron todo el trabajo, así que se lo merecían.

Pero, los dos se negaron.

Cuando el auto se detuvo frente a la casa de mi hermano y cuñado.

Yo trague fuerte.

- Londres... aquí estoy - susurré, luego baje del coche tomando todas mis cosas y caminando por el hermoso jardín. Lo había extrañado.

La luna ya estaba en su punto más alto, iluminando la noche con su divino esplendor.

Los pasos hacia la puerta se me hacía largo y cuando estuve en la entrada, toque un par de veces, sin contestación alguna.

Supuse que habían salido o tal vez no escucharon la puerta.

Por lo que comprobé si la llave de la puerta seguía en la plantita aún lado de donde estaba parada .

Busque entre la tierra y sonreí.

- Sigue aquí ¿Eh? - sentí una gran emoción.

Podría ver a mi sobrino, a mi hermano, mi cuñada, al idiota de Jonathan.

Por fin lo vería luego se irme sin despedirme.

Abrí la puerta y entre mirando todo a mi alrededor.

- No ha cambiado nada - susurré

Justo en ese momento escuché la voz de Alex.

Y sonreí.

- ¿Mamá! ¿Qué hago con este cofre? - me acerque más a la sala y lo vi cargando un cofre en sus brazos - Pesa una maldita tonelada.

- ¡Alex, no hables así! - escuché el regaño de Evie.

- Pues es que no lo aguanto - dijo Alex, dejando el cofre en una mesa.

Iba a salir para asustarlo, cuando esté por un extraño motivo miro la caja.

Luego busco algo rápidamente y se acercó nuevamente al cofre, coloco lo que parecía una llave y este se abrió.

Miró sorprendido el brazalete de la caja.

Y por alguna razón mi cabeza dolió al verlo.

Me recargue en la pared a mi costado y lleve mis manos a mi cabeza apretándola con algo de fuerza.

- Dios - susurré.

No entendía porque el repentino dolor. Hasta que de un momento al otro cerré los ojos con fuerza y al abrirlos, no estaba en la casa.

Estaba en otro lugar, parecía una bóveda antigua.

Frente a mi había una especie de puerta.

De repente escucho una mujer a mi lado, y después la veo caminando hacia la puerta sin dejar de hablarme.

La mujer abre la bóveda y camina hacia una mesa depositando un cofre.

Hay dos guardias aún lado del cofre.

Luego la mujer me hace un gesto para que me acerque y mi cuerpo lo hace voluntariamente.

Y entonces lo veo. El brazalete dorado...

-... Del Rey escorpión - es lo único que logró escuchar de lo que sea que me estuviera hablando.

Luego, ella cierra el cofre y la visión se oscurece.

- No - susurré. Mire hacia todo lados y estaba en la casa.

- ¿Tia Aria? - alce la vista encontrándome con Alex.

- Sorpresa - le dije mientras me sostenía de la pared y me daba un leve impulso para atrapar en mis brazos a Alex que corrió hacia mi para abrazarme.

- Tía Aria - lo abrace con mucha fuerza y bese su frente y cabeza.

- De saber que me extrañarias tanto, no me hubiera ido. Aunque con este recibimiento, no me arrepiento - lo bajo d emis brazos y juntos miramos hacia donde estaban sus padres besandose.

- Que asco - dice Alex y yo río bajito.

- Te acostumbrarás - afirme - Tal vez.

Este niega.

Entonces mis ojos van al brazalete en su brazo.

- Yo... - este me mira nervioso y trata e quitárselo - ¿Cómo me quito esta cosa?

Un escalofrío me recorrió al verlo, forcejear para tratar de quitársela el brazalete.

- Espera, déjame ver - me agache a su altura y trate de quitarle esa cosa.

Que por alguna razón me daba miedo.

- Dios, Alex ¿Cómo te pusiste esto? - le pregunté.

Y este negó asustado.

- No lo sé, solo se pego a mí - dijo nervioso.

- Alex pórtate bien unos minutos - escuché la voz de mi hermano.

No me vió, parecía que iba a revisar algo.

Mire a Alex para que le respondiera a su padre.

- Claro que sí - dice mi sobrino.

Mire el cofre y luego el brazalete.

- Dios, acabo de llegar - dije, tomando un objeto que a mí perspectiva pesaba igual que el brazalete.

Lo metí en el cofre y lo cerré rápidamente.

- Buscaremos una forma de quitarte eso y luego ponerlo en su sitio - le dije y este asintió.

- Estás contento en casa - ambos volteamos al escuchar la voz de Evelyn - Aria...

Le sonreí nerviosa.

- ¿Qué tal cuñadita? - está corrió a abrazarme y yo le correspondí al instante.

- Dios no sabes cuándo te extrañamos - me dice, se separa y luego empieza a detallarme de pieza a cabeza - ¿Creciste? Espera, tu cabello creció. Dios, te ves más hermosa.

Reí y negué.

- No digas tonterías - la volví a abrazar - Mi cabello si creció, pero del restó, no bromees.

- Espera, por favor dime que no solo viniste a visitarnos - negué.

- Volví Evie - dije algo avergonzada - A menos que ya hayan ocupado mi habitación o ya no me quieran en casa.

- ¿Bromeas? - limpia algunas lágrimas que se le habían salido sin querer - Está siempre será tu casa y nadie entra a tu habitación, son órdenes mías.

Reí.

- Gracias - está acaricia mi cabello.

- Tu hermano se pondrá como loco cuando te vea. Te hemos extrañado tanto - me volvió a abrazar.

- También los extrañe. Los extrañe mucho - Alex se nos unió al abrazo y ambas reímos.

'·.·★ℍ𝔸𝕋𝕊ℍ𝔼ℙ𝕊𝕌𝕋★·.·' (2#)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora