Capítulo 8

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— Dios, ¿Cuánto más falta? — me sentía muy nerviosa y no sabía la razón.

Me recargue en el borde del dirigible mientras escuchaba a Rick y a Ardeth hablar.

De la nada una extraña voz resonó en mi cabeza.

«Es momento de recordarte quien eres...»

Mis ojos se fueron cerrando lentamente y al abrirlos....

Justo frente a mi aparecieron dos mujeres.

Ambas, con máscaras de oro.

Parecía que estaban apunto de pelear, por la posición en la que se encontraban.

Tras la orden del faraón, que estaba a mi lado.

Estás empezaron a pelear, eran ágiles y duras, de pero en un descuido una de ellas hizo caer a la otra.

La del suelo levanto su máscara.

Era Evelyn, era mi cuñada y la otra mujer que igual descubrió su rostro, era Anck-su-namun.

— ¡Ponte la máscara! No queremos dejar una cicatriz en esa bonita cara — dijo Ank-su-namun con algo de sarcasmo.

Por alguna razón, mi cuerpo empezó a volverse solo y a salir del lugar en donde todos, incluído el Faraón veían la contienda.

— Princesa — al llegar al pasillo una voz que reconocería a kilómetros me hizo voltear.

Era Ardeth.

— Senenmut — dije involuntariamente.

Mi cuerpo se movía y hablaba solo, yo no lo estaba controlando.

— ¿Por qué se fue de la sala real? — me pregunta y yo solo puedo mirarlo.

— Sabes que no me gusta ver a mi hermana en esas luchas y peor, junto con Anck-su-namun — Ardeth asiente, se acerca a mi a paso lento y levanta mi mano para dejar un cálido beso en mi dorso.

— Entonces... ¿A dónde va, su alteza? — alzó su rostro para mirarme con una sonrisa.

— Iba a pasear al jardín — respondí.

— Me daría el gran honor, de ser su acompañante y guiarla hasta los jardines reales — asentí.

— Por favor, caballero — pedí.

Este no soltó mi mano en ningún momento.

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Una vez que cruzamos la puerta la visión cambio a una diferente.

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— Mi adorada Hatshepsut, tu eres la indicada — lo mire confundida — Eres la única que puede con este trabajo.

— De que habla su alteza — hable en idioma antiguo.

— Hija mía ¿Cuántas veces debo decirte que me llames "padre"? — me incliné levemente.

— Su alteza, no podría. Soy solamente una sierva, usted solo me adoptó al ser hija de mi madre y hermana de Imhotep — dije.

El faraón niega.

— Eres mi preciosa hija Hatshepsut, y así mismo la luz de mis ojos — trague fuerte — Para mi eres y serás siempre, mi hija. Sin importar nada tú eres mi amada hija, por eso estás aquí, conmigo. Por eso te estoy dando esta tarea.

Se aparta lentamente dejándome ver unos libros sobre una mesa.

— El libro de los muertos y el libro de oro — mire al Faraón sorprendida — Su alteza, no entiendo.

— Eres la indicada Hatshepsut. Eres la única capaz de proteger los libros.

— Pero padre... — este sonríe al oír como lo llamé — Lo siento, su alteza.

— No, hija mía. Puedes llamarme padre, las veces que quieras — me incliné nuevamente hacia el en forma de respeto y luego volví a incorporarme.

— Padre, no puedo proteger los libros. Ya estoy a cargo de los Medjai — le dije.

— Y es por eso que estoy dejando en tus manos el cuidado de estos libros — mire los libros y nuevamente al Faraón.

— Padre, ser líder de los Medjai, sin que nadie lo sepa, ni siquiera mis hermanos, ya es complicado — me arrodillé a sus pies.

Sin embargo el faraón tomo suavemente mis brazos y me obligó a levantarme.

— Entiendo que te sea duro, liderar a los Medjai sin el conocimiento de Imhotep y de Nefertiri. Pero solo confío en ti para este trabajo — lo mire con duda — Así como confíe en que escogerias bien a tus guerreros para formar parte de los nuevos guardias "Medjai" y serías una gran líder para ellos.

Lo mire unos segundos y luego asentí.

— Muy bien, padre — dije — Prometo que no lo defraudare.

El sonríe.

También te tengo una noticia — lo mire atenta, esperando a que continúe — Quiero que te cases con Tutmosis II

— Padre — lo mire sorprendida, asustada y nervioso — Oh, padre. No.

El faraón me mira confundido.

— Padre no puedo casarme. No quiero casarme — este extiende sus brazos al aire.

— Por los dioses. ¿Qué dices, hija mía? — baje la cabeza — ¿Cómo que no quieres casarte?

— Padre — susurré — Se lo ruego.

Me arrodillé ante el.

— No puedo casarme, no quiero hacerlo. Se lo suplico, se lo ruego, se lo imploro — este me mira unos momentos.

— Hatshepsut, eres la mayor de mis hijas, y no tengo hijos varones. Eso te vuelve la sucesora legítima al trono — lo mire sorprendida.

— ¿Qué dices padre?

— Si no te casas, los sacerdotes reclamarán tal desobediencia.

— Padre, no quiero casarme con una persona que no amo — sincere — He hecho todo lo que me ha pedido, incluso protegeré estos libros con mi vida.

Señalé los libros.

— Pero la única orden que no podré acatar, será el casarme con alguien de quien no estoy enamorada.

El Faraón me observa con asombro unos segundos y luego suspira.

— Levantate hija mía. Lo entiendo, no te preocupes — me levanté del suelo y abrace al faraón.

— Gracias, padre. Gracias — me aleje de el y lo mire con una sonrisa.

— Pero tendrás que afrontar los regaños de los sacerdotes — asentí.

— Lo haré, padre. Lo haré — luego de eso nuevamente lo volví a abrazar.

*-*-*-*-*

La imágen de mi visión volvió a cambiar.

*-*-*-*-*

— Imhotep — corrí a abrazar al nombrado.

— Hermana mía, luz de mis ojos — Imhotep acaricia mis mejillas — Lo he escuchado todo. Serás la sucesora al trono. Estoy tan orgulloso de ti.

— Imhotep, tengo tanto miedo. ¿Y si no soy una buena faraón? — este ríe levemente.

— No digas tonterías, hermana. Serás la mejor Faraón que Egipto pueda tener — lo abrace con fuerza — Pero escúchame muy bien. No importa lo que digan los sacerdotes o los demás, solo concéntrate en lo que quieres hacer una vez empiece tu gobierno. Yo siempre te estaré apoyandote.

Imhotep besa mi frente.

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Una nueva imagen se interpone a la de Imhotep.

'·.·★ℍ𝔸𝕋𝕊ℍ𝔼ℙ𝕊𝕌𝕋★·.·' (2#)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora