Cuando Jackson dio un paso entrando en aquella casa, el olor del alcohol era tan fuerte que sintió su nariz arder, sus ojos se llenaron de pocas lágrimas y sintió como si le hubiera tirado gas pimienta, era muy doloroso, pero a los minutos pudo acostumbrar se.
Busco con la mirada la figura del mayor, este estaba a pocos metros de él, apoyado sobre una mesa de madera algo desgastada y se dio la libertad de mirar a toda la casa, era vieja y se notaba que estaba abandonada.
Las paredes estaban por caerse, los muebles estaban destrozados y todo estaba lleno de basura, la mayoría eran botellas o latas de alcohol.
Jackson todavía inocente no sabía que las marcas de garras, que su mano estaba tocando en la pared las había causado el alfa que tenía detrás, él cual comenzaba a sentirse mal.
Yoongi no podía mantenerse sereno en ningún momento, su cabeza daba vueltas y eso le afectaba en todos los sentidos, su vista se nubló y ya no podía ver con claridad su mano, la movía lentamente, pero nada funcionaba.
—Señor, dijo que debía de encargar me de algo–dijo Jackson en un tono suave, sorprendiendo se del repentino giro que dio el alfa mayor, mirándolo fijamente a los ojos.
Sintió el miedo recorrer su cuerpo, cuando esos ojos rojos se posaron en él.
Pero algo pareció no ir bien.
El pálido se llevó la mano hacia la cabeza y dibujo una mueca de dolor en su cara, sin pensarlo Jackson acudió en su ayuda, pero fue recibido con un fuerte empujó.
—Apártate –dijo Yoongi volviendo en si, pero siendo arisco como si la acción del menor le molestara.
Si odiara ser ayudado.
Jackson quedo a un lado con la mirada en su maestro, no era la primera vez que lo trataba así, pero no decía nada, no podía quejarse cuando aquel hombre lo había salvado en el pasado y ahora había aceptado aquello en busca de protección.
Y claro que la tenía.
Min era un apellido conocido en los suburbios de la ciudad, no por cosas nobles o heroicas, pero si tenía su parte de salvador, había conseguido que perdurará la paz entre los mayores maleantes de las peores zonas, ganándose el respeto de estos y su confianza.
Era alguien respetado.
Pero...
Ahora que lo veía bien, viéndolo tambalearse hasta llegar a las sucias escaleras y escuchar como murmuraba maldiciones.
Jackson miraba con cierta pena a Yoongi, sintiendo un nudo en su garganta al no poder ayudarlo de alguna manera.
—¡¿A que coño estas esperando?! ¡Ven! –grito un cansado Yoongi, mirándolo desde lo alto de la escalera con mala cara.
Entonces despertó de sus pensamientos y rápidamente subió cada escalón, como si su vida dependiera de ello, pero una vez arriba algo lo golpeo haciendo que se frenará de golpe.
El metálico olor de la sangre inundaba el lugar.
El moreno quedó horrorizado por la cantidad de sangre que había en el suelo, un camino de pisadas de sangre conducían al baño y eso era aún peor, charcos grandes de sangre y una bañera sucia, el agua estaba de color escarlata.
Sintió su corazón acelerarse por la adrenalina que corría por sus venas, en su mente miles de escenarios se habían creado en base a su imaginación y ninguna era buena.
Acaso el señor Min...
¿Habia matado a alguien?
La cantidad de sangre que había no era normal, alguien no podía estar sano después de perder todo aquello, era imposible.
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➹Las voces del piano➷ {Yoonseok}
RandomMin Yoongi, un alfa intimidante, organizador de peleas ilegales y respetado por todos en las calles. Hoseok el omega ciego que lo enamoró.