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Su cuerpo se tambaleaba por efecto de las sustancias que recorrían su sangre, sus pupilas cubrían casi todo su ojo, dejándolo con una visión borrosa y casi sin poder moverse del frio suelo de aquel lugar abandonado, las voces a su alrededor solo lo estaban molestando, siendo un dolor en sus oídos, perforando sus tímpanos con fuerza y haciendo su peor su situación ahí.

Entre sus dedos el humo de un cigarrillo de marihuana se consumía hasta quedar en cenizas, su garganta se secaba con rapidez y el alcohol era lo único que lo aliviaba, sentía ardor, pero no le importaba, debía de olvidarse de todo lo que había pasado, realmente necesitaba desconectar de ese mundo.

Desconectar de todos.

Frotaba su frente con la punta de sus dedos, teniendo cuidado de no quemarse con el cigarrillo, expulsaba el humo que había aspirado de este, relajando sus pulmones y tomándose un segundo para pensar.

¿Cómo había llegado a eso?

Hacía unas horas que el sol había salido de su escondite, dando comienzo a un nuevo día, la mañana había sido ajetreada, tantas cosas pasaron en pocos segundos que no tuvo tiempo de poder procesarlo.

Para cuando volví a tener control de su cuerpo y conciencia de su propio ser, estaba lleno de sangre, empapado de cintura para arriba, sentado junto a su cama, al levantar la mirada vio que alguien descansaba sobre sus sabanas, envuelto en mantas y con mucha sangre a su alrededor.

¿Qué cojones había pasado?

Cuando sus ojos lograron enfocar en el rostro dormido de la persona, un golpe de realidad lo hizo caer de espaldas al suelo, dañando du hombro y su codo al mismo tiempo, los recuerdos de la noche anterior llegaron a su mente como flashes, pasando rápidamente.

Recordando todo a la vez.

El callejón.

La voz asustada del omega pidiéndole ayuda.

Su casa.

La visita de los sicarios y la paliza que le dieron por insultar los.

Sus gritos hacia el omega.

Sus lagrimas.

Aquel cuello y la sangre en este...

Lo había marcado.

La sangre del alfa se congelo, recordando la macabra imagen del cuerpo tembloroso del omega bajo el suyo, temblando de miedo y sollozando del dolor que la herida abierta le causaba, su piel se volvia de gallina y solo pronunciaba un murmuro suplicante, pidiendo al alfa que detuviera su tortura.

Que no le hiciera más daño.

Una fuerza extraña había golpeado su pecho, dejándolo por unos segundos sin poder respirar, pero el dolor aumento, trayéndole más recuerdos de la noche y horas atrás.

No quería.

Ya no quería recordar más...

La sangre.

El cuerpo del omega en su baño.

El bebé...

Bebé.

"Mi bebe...mi pequeño bebe..."

Esas palabras quedaron marcados en su mente con fuego, sus ojos se abrieron en grande y su respiración se detuvo de golpe, se levantó rápidamente y con cierta desconfianza se acercó al omega dormido, comenzando a separa un poco las mantas hasta encontrar las.

➹Las voces del piano➷ {Yoonseok}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora