New York.
Wanda había tenido tantas cosas en la cabeza que había olvidado hacer la tarea. Y ahí estaba con Kate, a las 10:45 de la mañana terminando las gráficas que le habían dejado el día anterior. Todo el asunto del bar la había dejado abrumada, aterrorizada. Ella no quería volver a rehabilitación, control constante de cada movimiento que hiciera, comida saludable, personas igual que tú, seguridad extrema y todo hecho tan cuidadosamente que era imposible lastimarse allí.
Ella entendía que en la rehabilitación te controlaban ya que las personas que están allí no podían controlarse a sí mismas de manera correcta, pero a veces sentía que creían que estaba loca, casi la trataban como tal y las mujeres a su cargo eran insoportables. Simplemente se negaba volver a ese lugar una vez más.
Kate terminó de guardar sus cosas y bajó primera para buscar el auto y encenderlo para esperar que Wanda terminara de alistarse.
Corrió por toda la casa, ni siquiera teniendo tiempo de llevarse un abrigo, iba tarde a la universidad una vez más y probablemente Kate la mataría por hacerla esperar. Tomó su bolso, una tostada y corrió para bajar rápidamente.
Cuando llegó al frente del edificio estaba Kate con un montón de guardias de seguridad.
— ¡Hey! — Wanda llamó su atención. — ¿Todo está bien?
Kate la miró con preocupación
— ¡No lo sé! Una chica, como de mi estatura pero más jóven estaba aquí y fingió ser tú. — explicó con dificultad.
— ¿Fingió ser yo? — Wanda repitió.
Kate asintió.
— El hombre de la correspondencia estaba aquí, le pidió ayuda a esta chica y ella dijo que era Wanda Lehnsherr, tomó un paquete a tu nombre. ¡Pero cuando la encaré la chica salió corriendo!
Los guardias de seguridad se acercaron a Wanda.
— ¿Es usted Wanda Lehnsherr? — Wanda asintió abrumada — ¿Tiene maneras de probarlo?
Frunció el ceño y señalé su rostro
— ¿Mi rostro? Por favor, soy Wanda. Nací aquí, mi identificación ni siquiera la tengo encima.
Kate rodó los ojos y buscó entre sus cosas. Le tendió algo al guardia.
— Siempre llevo tu identificación y la mía a todos lados. — Kate murmuró en voz baja.
Wanda la miró con asombro.
Kate es más como su madre que Kendra.
— Bueno señoritas, estaremos revisando las cámaras de seguridad. Para saber quién era esa chica. Las tendremos informadas lo más pronto posible. Probablemente en unas horas. — con eso entraron al edificio para checar las cámaras.
Kate y Wanda se miraron confundidas, sin entender lo que acababa de pasar. Wanda no conocía a muchas personas en New Yoek más que a Kate y compañeros de trabajo con los cuales ni siquiera compartía o tenían algún lazo de amistad cercano.
— Wanda, es mejor que tomes un taxi a la universidad. Me quedaré aquí esperando noticias. — Kate le informo. — De todas maneras no me siento bien.
— ¿Qué? Kate si te sientes mal no me iré, puedo quedarme.
Kate se rió renegando.
— Wanda estás horrible en las clases y apenas comenzaste ayer, yo me las arreglaré. Y estaré bien, me verás cuando vuelvas.
Wanda la miró por un momento, la verdad no podía perderse otro día de clases pero no quería dejar sola a Kate.
La pelinegra le regaló una sonrisa tranquilizadora indicándole que todo estaría bien. La verdad es que no le alcanzarían las palabras para agradecer todo lo que ha hecho por ella desde que se conocen
ESTÁS LEYENDO
Perfectamente Roto. | Wandanat. ©
Random"Ella no buscaba la redención era sólo una adolescente con problemas de adicción. ¿Hasta dónde puede gobernar la ira de una mujer en busca de venganza?" Wanda Lehnsherr tenía trece años cuando murió su madre y se mudó de New York con su padre y sus...