El bar estaba vacío, era jueves por la noche y todo estaba demasiado despacio. Yo me dedicaba a limpiar la barra, y a tararear las canciones que Letty había puesto. Era música de la vieja, y me encantaba. Sobredosis de TV sonaba por todo el bar, y yo la tarareaba mientras movía un poco mis hombros al compás de aquella canción que tanto me gustaba, me recordaba a papá.
-¡Cántalo Jessie!- Reía yo bailando y siguiendo el compás.
-Sobredosis de tv, no puedo creer resistir- Las dos cantábamos juntas.
Había tenido un día genial, Paulo me había dejado algunos mensajes de buenos días. No lo había visto desde unas dos semanas, no sabía si estaba ocupado, pero lo imaginaba, cosas de ricos.
Desde el incidente de mi mamá, él no había vuelto a tocar el tema, ni yo pretendía hacerlo, si algún día se daba, íbamos a hablarlo, pero por el momento yo no tenía que explicarle absolutamente nada. Ni siquiera me preguntó por qué mi mamá estaba vuelta loca con Julián. Bueno, hablamos un poco de él cuando hicimos videollamada una vez, al parecer Paulo lo conoce, jugaron juntos en la selección de Argentina, y me había rectificado que sí, tenía pareja nueva y acorde a ellos, era una desgraciada, grosera que nadie quería.
Paulo dijo que él jamás le presentaría una chica así a la Scaloneta y mucho menos a su familia. No tengo ni idea el por qué, pero no me interesaba absolutamente nada de Julián y su nueva pareja.
-Señorita, una copa de su mejor Whiskey, por favor.- Escuché su voz y yo sonreí.
Algo raro pasaba conmigo. Sonreía más a menudo y mi estómago se revolvía cada vez que escuchaba su voz.
-Claro que sí, señor Dybala- Sonreí yo.
-¿Señor? Apenas tengo 29 años- Dijo él haciendo un puchero.
Miré de reojo a Jessie quien estaba al lado de Letty y ambas movían sus cejas de arriba hacia abajo mirándome a mi.
-¿Algo más?- Hablé mientras ponía el vaso con Whiskey enfrente de él.
-De hecho, sí, que vayamos a cenar juntos hoy- Él volvió a sonreír, y no pude evitar sonrojarme al verlo.
¿Esto era una cita? Me iba a morir, tenía tanto tiempo sin salir a una ¨cita¨ con un chico.
-Lo siento, trabajo hasta muy tarde- Hice una mueca de tristeza y él simplemente agachó su cabeza.
-Entiendo- Suspiró él.
-Claro que no, de hecho ella ya se retiraba, el bar está demasiado despacio- Letty intervino guiñando su ojo izquierdo.
Trágame tierra y escúpeme en China.
Letty me había dado el resto de la noche libre, eran aproximadamente las siete de la noche y yo estaba en su auto sin saber a dónde íbamos.
-¿Qué se te apetece?- Dijo él entregándome una de sus tan preciosas miradas.
-McDonalds- Hablé yo.
-¿McDonalds? Te iba a llevar a un restaurante, no a una comida chatarra- Él se rió.
-¿No se te antojan unos nuggets con papas fritas?- Yo puse mis ojos de cordero para que cediera a ir a comer algo que él jamás iba a comer por sus estrictas dietas.
Negó con su cabeza y se empezó a reír ante mi insistencia por ir a comer a aquel lugar. Él se encontraba pidiendo comida en el autoservicio y yo solo me cantaba las canciones que él ponía en el auto.
-Rosa, sin tarjeta, se lo mando a tu gata- Cantaba yo feliz comiendo una de mis papas- Pa ti, naki, chicken teriyaki.
-Pero tenemos a la mismísima Rosalía aquí- Dijo él tomando un sorbo de su agua.
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ᴀᴛᴇᴏ - ᴘᴀᴜʟᴏ ᴅʏʙᴀʟᴀ
RomanceAlexandria era una chica común. Paulo era un millonario. ¿Destinados a estar juntos? Posiblemente.