Desesperación

63 13 7
                                    

Darién permaneció al pie de la escalera permitiendo que los demás zombies le adelantarán, por más que deseaba ir adelante y acabar con todos los sobrevivientes en aquella azotea no se dejaría ver inicialmente o sería recibido por una bala. Cerro sus ojos sonriente al mirar a todos los soldados nerviosos y entre ellos a Seiya, —te volviste un soldado pero hay algo extraño en ti—, pensó para sí mismo. Nuevamente abrió sus ojos al darse cuenta que era el momento de dejarse ver ante todos ellos.

Ya no había miedo, dudas ni mucho menos nervios de su parte; después de todo él era un ser superior con la suficiente inteligencia como para convertirse en un monstruo y tener el poder en sus manos para pasar por encima de cada ser vivo que alguna vez lo humilló dudando de sus capacidades.

Evolución.

Si, así consideraba su nueva existencia un punto más en la evolución biológica, los seres humanos vivían pensando en ser inmortales y de esa forma él se consideraba un ser inmortal, ya la muerte lo había abrazado y soltado dando paso una nueva vida completamente superior, lastimosamente su inmortalidad tenía un problema y era la forma de vivir pero al final los depredadores eran así; mataban seres inferiores para garantizar su propia existencia.

El sonido de las detonaciones se hacían cada vez más fuerte entre cada paso que daba de un escalón a otro, observó la luz brillante provenir desde el exterior y no dudó en sonreír al ver a los soldados haciendo frente contra los que eran la evolución de la humanidad, —increíble—, un pensamiento poco inteligente se reprochó. Su mirada fue de un lado al otro hasta encontrar a Seiya junto a Zafiro disparando al grupo de zombies que trataban de acercarse. —¿Cuánto más podrán resistir?—, termino cuestionandose, al final el mismo sabía la respuesta: no mucho.

—¡Darién!—la voz de Diamante lo trajo de regreso a la realidad. El peliblanco tenía su uniforme militar lleno de sangre, su cabello no estaba suelto como siempre si no atado con una liga, en ambas manos sostenía un revólver.

—¿Darién?—Seiya observó al moreno al escuchar nuevamente a Diamante llamarlo, aunque deseaba ir por él y acabar con su vida en ese preciso momento le era imposible pues la cantidad de zombies que venían hacia ellos era aterradora, además que él y Zafiro se encontraban acorralados contra el borde de la azotea, un descuido los podría hacer caer como a muchos de los zombies que habían lanzando y ahora solo eran cadáveres sin movimiento en el asfalto.

—Alto—una simple frase que para el grupo cansando de soldados no significaba nada pero para Darién si y es que los zombies dejaron de moverse sorprendiendo al grupo. Seiya sintió un ligero escalofrío al recordar que algo parecido paso el día que fueron rescatados en el edificio, aquellos seres obedecían al moreno y fue lo que les llevo a pensar que él era diferente—: ¿Hermoso no lo creen? Ellos me obedecen a mí.

—¿Hermoso? ¿Acaso has visto la ciudad a tus pies?—el moreno se encogió de hombros restando importancia a su cuestionamiento—: mis hermanas...familias enteras devastadas por tu culpa. ¡Por qué hiciste esto! ¿Qué ganaste?

—Típico de los seres inferiores a quienes ya evolucionamos dando un paso más al futuro—Diamante no perdió tiempo utilizando su arma para disparar contra su frente. La bala atravesó el cráneo de Darién causándole un agujero que apenas dejaba escapar un fino hilo de sangre negra. Darién llevo sus dedos a su frente limpiando la sangre, miro los residuos en sus dedos sonriendo.

—Como es posible...—Diamante dio un paso atrás al ver que su intento por acabar con la vida de Darién no había funcionado—: ¿Que demonios eres?

—Ya lo dije; soy el futuro—la mirada del moreno recayó en Seiya—: algo en ti cambio, pero no logro descifrar que es.

—Mis ganas de matarte—Darien sonrió divertido al escuchar su respuesta, un solo chasquido de sus dedos provocó que nuevamente los zombies comenzarán a moverse contra los soldados quienes pensaban que esa situación nunca acabaría y es que cada vez que pensaban no atravesarían más por la puerta uno nuevo entraba corriendo hacia ellos. Haruka apunto a Darién con su revolver y por primera vez desde que decidió pertenecer a las fuerzas militares de su país sentía verdadero temor de estar en una situación de vida o muerte, siempre pensaba que eran cosas de las que podría salir con un poco de astucia e inteligencia en el manejo de armas y tácticas militares que con mucho esfuerzo desarrollo y puso en práctica salvando a muchas personas a su cargo en cada uno de los operativos especiales. Pero ahora al pensar en todo lo que sucedía miraba en sus amigos el miedo como lo sentía en ella misma, observaba fijamente como sus manos temblaban al disparar. Muchos de ellos tenían la esperanza de ver llegar la ayuda de los helicópteros pero nada sucedía cómo esperaban y eso lo estaban aprendiendo en ese momento.

Ella no tenía familia que la esperará y llorara por su perdida si algo le sucedía, sin embargo muchos de sus compañeros tenían hijos, esposas, padres y hermanos en algún lugar esperando que volvieran sanos y salvos. Haruka observo detenidamente sus manos temblar al accionar el gatillo contra el infectado que corrió hasta ella, no deseaba morir en aquella situación o peor aún convertirse en la misma bestia que fue Michiru. Miro hacia arriba encontrándose con la estructura que servía para almacenar agua, la escalera aún estaba abajo por lo que una idea cruzó su mente.

Se alejo de la formación bajo la mirada atenta de sus compañeros y fue a la escalera subiendo un escalón tras otro, al pie de esta los zombies comenzaron amontonarse tratando de alcanzarla. Al estar en una posición firme tomo el rifle que colgaba en su espalda disparando a los zombies desde arriba tratando de darles una ventaja suficiente a sus compañeros de poder recargar sus armas.

Seiya termino en el suelo con uno de los zombies encima de él, la forma en que aquel muerto viviente comenzaba a desesperarse por no morder su cuerpo le causó un escalofrío, un disparo en la cabeza del infectado lo hizo detener sus movimientos y caer encima del moreno. Taiki le dió una sonrisa antes de sacar de entre sus ropas una granada incendiaria, la cual lanzo contra el grupo que iba detrás de Zafiro y el resto de sus compañeros, las llamas ardieron al detonarse el artefacto. El castaño camino hacia atrás observando a los infectados entrando al edificio —vamos a morir—, pensó para si mismo, sabía que si saltaba sería imposibles sobrevivir a la caída.

—¡Seiya!—todo parecía detenerse al oír el grito de Darién, su hermano se las había ingeniado para ir contra el moreno. El menor de los Kou pensaba que si podía someter al moreno podría obligarlo a dar la orden de detener al grupo de infectados. Diamante esquivo a varios zombies con la única idea de llegar hasta la puerta de la azotea, si lograba cerrarla impediría que siguieran entrando y eso les daria un respiro de acabar con los pocos que aún quedaban en la azotea, aún así de lograrlo quizás no aguantarían mucho las bisagras viejas de la puerta pero tenía la esperanza de que el tiempo que durará fuese suficiente hasta que la ayudara llegará. Los zombies se interpusieron en el camino de Seiya por lo que tuvo que luchar nueva sin poder llegar a su objetivo dejando solo a Diamante quién era cubierto por los disparos de Haruka.

—¿Qué pretendes?—un escalofrío recorrió cada fibra de su ser al escuchar la voz de Darién en su oído. Antes de poder reaccionar sintió los dientes del moreno en su cuello, quería forcejear y defenderse pero ya no había motivos para hacerlo, aún cuando él lo consumía con sus pocas fuerzas sujetaba la puerta. Pudo oír claramente los gritos de Zafiro y pensó en Kakyuu, había fallado a su promesa de volver.

Darién lo dejo caer, observo fijamente los ojos del peliblanco volverse pálidos. Limpió la sangre de sus labios con su camisa sonriendo al haberse vengado de él.

—Nunca bajes la guardia, siempre te oí decir eso.

Chiba quiso girarse para ver el espectáculo que ofrecían los zombies devorando a los últimos soldados en la ciudad que luchaban por proteger a los vivos sin embargó varios dispararos contra su espalda lo obligaron a caer de rodillas sintiendo dolor. Maldijo el no poder ser inmune aquel dolor y eso le decía que aún había humanidad en su cuerpo, suficiente como para seguir con sus deseos.

—¡Darién!—ignorando el dolor termino levantándose y abriendose paso entre los infectados, su único propósito era acabar con Seiya Kou de una vez. Seiya al verlo acercarse preparo su arma comenzando a dispararle en todos los puntos que pensaba podrían detenerlo, estaba seguro que la razón por la cual aún vivía se debía al virus pero la forma en que sus ojos cambiaban le indicaba que Darién no tenía tiempo y pronto sería un blanco fácil al convertirse en un zombie conpleto.

Darién no es inmune al virus como tú Seiya, mientras mas hora pasen sin recibir la dosis de la vacuna el virus seguirá tomando control de su cuerpo hasta volverse definitivamente uno con él y entonces la cura no será efectiva. Es en ese momento de transición cuando debes matarlo.

Seiya apretó el gatillo nuevamente al mirarlo, aún no era el momento del que Setsuna le hablo pero podía darse cuenta que pronto Darién se volvería un zombie irremediablemente.

[...]

Muchas gracias a todos por leer, hasta el próximo.

VirusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora