Revelación

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Residencia Tsukino

¿Sintió miedo al abrir la puerta principal? Sí, sus manos temblaron cuando tocó el picaporte. Mina seguía en shock después de haber conducido su bicicleta hasta la casa de Serena, no sabía cómo había hecho para llegar hasta allí, mientras avanzaba entre miles de gritos y personas pidiendo ayuda ella solo recordaba aquella sonrisa de Yaten y como le pedía a su hermano protegerla. —tonto, debías hacerlo tú—, pensó para sí misma.

Ella y Serena terminaron despidiéndose de Seiya una vez llegaron a la villa donde debían separarse, Serena había sugerido correr o harían algún ruido con las bicicletas, al oírla le importó poco arriesgar su vida pero al final se dio cuenta que él odiaría perdiese su vida siendo egoísta consigo misma sobretodo después del sacrificio que hizo para salvarlos.

—Mina...—Serena se acercó al verla llorar inconciente de ello, la abrazo dejándola desahogar todo el dolor que sentía en su corazón. Sin darse cuenta había perdido a la persona que más amaba, no pudo ayudarlo ni mucho menos había una forma de revertir lo que sucedió. Serena acarició su cabello suavemente dejándola llorar en su hombro.

—N–No es justo...no debió hacerlo ¡No tenía que hacerlo!

Serena la apartó un poco de si retirando las lágrimas de sus ojos, Mina observó a su amiga dándose cuenta que también lloraba quizás no con el mismo dolor que ella sentía pero sufría.

—Sabes Mina, a mi también me duele y quizás no has pensando que siente Seiya estando en su hogar solo... él se culpa y yo también—se miraron a los ojos pensando por un momento en los sentimientos del moreno—: amas a Yaten y por eso duele, pero debemos mantenernos fuertes hasta encontrarnos con Taiki.

—¿Qué pasa si no llega? Tal vez...¿Moriremos Serena?

Aunque la rubia deseaba decirle que no, que todo estaría bien y llegarían juntos a Okinawa sentía tanto miedo y dudas en su interior que no podía responder, sin embargo al ver la expresión de su amiga reconociendo el miedo así como la tristeza no pudo hacer más que tomar un poco de aire antes de responderle.

—Lo vamos a lograr, Seiya dijo que tardará un poco en llegar prepare una mochila con suministros. Aún debe haber galletas o algo que podamos comer de camino—Serena observó el reloj en la repisa de la sala, apenas faltaba una hora para irse y aún no sabían nada de Lita. Una parte de ella deseaba quedarse esa noche y descansar en su cama, partir antes de que salieran los primeros rayos del sol pues sabía que tanto Seiya como Mina y ella misma estaban agotados de correr y defender sus vidas, pero Seiya fue claro al decirles que no pues no sabía cómo estaría la autopista hasta la base aérea.

Mina le dio la espalda subiendo las escaleras que daban a las habitaciones, mientras ella se dirigió a la cocina encontrándose con un paquete de galletas de chocolate en la mesa, busco en la nevera pero apenas había algunos yogurt y frutas. Aunque aquello no era mucho decidió que era mejor a no tener nada, sabía perfectamente que su madre ese día estaba planeando hacer las compras del mes pero no pudo salir de la casa.

El sonido de algo estrellarse contra la puerta de cristal del jardín le causo un fuerte estremeciento. Tomo entre sus manos una sartén dispuesta atacar a quién estuviese afuera. Casi sufre un ataque cardíaco al ver a la pequeña ave convulsionando en el suelo debido al golpe, quería abrir y ayudarla pero se abstuvo de hacerlo. La luz de jardín se encendía una y otra vez debido al movimiento que ocurría afuera, dio un paso atrás regresando por las cosas para llenar su mochila y subir por Mina. —algo está mal—, corrió escaleras arriba sintiendo que apenas podía cerrar su bolso debido a sus manos temblorosas. Supuso que Mina estaba en el baño al oír el agua de la ducha, —en serio Mina—.

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