𝘋𝘰𝘯'𝘵 𝘊𝘳𝘰𝘴𝘴 𝘛𝘩𝘦 𝘓𝘪𝘯𝘦 ─ 𝙈𝘼𝙍𝙆𝙃𝙔𝙐𝘾𝙆

𝙩𝙧𝙚𝙞𝙣𝙩𝙖 𝙮 𝙨𝙚𝙞𝙨

La primera semana de clases ya había concluido, por supuesto que fueron clases tranquilas, un poco de orientación, retomando lo último que se había visto y algunos que otros profesores, ya dando el temario para algún próximo examen.

—Bien, Mark —habló el moreno, parándose a un lado del mayor y cerrando su notebook—. Es viernes, ¿hay planes?

—Mmh, ¿la tarea?

—Vamos, no seas ñoño.

El mayor dio media vuelta en su silla giratoria, quedando frente a frente con Donghyuck, solo que a diferentes alturas.

—¿Qué tienes pensado? ¿Acaso no tienes otros amigos? —bromeó.

—¿Pensar? Pienso en muchas cosas, ¿amigos? Dos están con sus crisis existenciales y el otro está seguramente con su novio —respondió el moreno, tomándose unos segundos para pensar—. Espera... ¡Jaehyun!

—¿Quién?

—Es un amigo de tercer año —el moreno buscó su teléfono entre el desastre que era su cama—. Me olvidé completamente de él, soy el peor.

¿O sea que no haremos nada?, se preguntó internamente Mark.

—Hola, Jae —Donghyuck se acostó boca abajo en su cama, mientras pegaba el teléfono a su oreja—. ¿Sabes que soy el peor amigo del mundo? Lo siento, olvidé ir a verte, ¿debería compensarte?

Al parecer no, se respondió Mark, girando nuevamente hacia su escritorio y continuando con su trabajo, mientras de fondo escuchaba las carcajadas del moreno.

El canadiense terminó su trabajo, ordenó un poco sus cosas e incluso tomó una ducha y Donghyuck todavía continuaba en el teléfono, dando vueltas y vueltas en su cama. Ya casi estaba anocheciendo cuando el menor terminó con su extensa llamada.

—¿Ya te duchaste? —el pelinegro estaba sentado en su cama, con los auriculares puestos y una historieta en mano.

—Salí envuelto en mi toalla a buscar una camiseta, ¿no me viste, Donghyuck?

—Realmente no. Wow, de verdad estaba muy sumergido en el chisme que me estaba contando mi amigo —y todavía quedaba más, ya había planeado una salida con Jaehyun, para ponerse al día.

—Me di cuenta, ve a ducharte si quieres —Mark estaba por colocarse nuevamente uno de sus auriculares para volver a su lectura, pero el moreno lo detuvo.

—¿Qué haremos hoy?

Donghyuck le arrebató la historieta de las manos y la dejó en la mesita de noche, subiendo a la cama, específicamente sobre su regazo. El mayor aprovechó la poco distancia entre ambos, para besar los labios ajenos.

—Mark —susurró el menor.

Con su nariz, Mark delineó un pequeño camino que comenzaba en la mejilla izquierda del menor y terminaba en su cuello.

—Dime, Hyuck.

—¿Alguna vez fuiste a un hotel? —automáticamente el mayor salió de su escondite.

—¿Qué?

—Sé que sí me escuchaste.

El mayor sonrió levemente.

—Una sola vez.

—¿Y qué tal es? —preguntó curioso.

—Es como estar en tu habitación, con la diferencia que debes pagar y la habitación parece el set de una porno.

—Qué mágico —bromeó el menor—. ¿Qué te parece si vamos a uno?

Al principio, Mark pensó que era una simple broma, pero al ver que la sonrisa de Donghyuck continuaba de la misma manera, cayó en cuenta que iba en serio.