06 - "No me dejes"

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ADVERTENCIAS: ⚠️
Mención de arma de fuego y algo de violencia, si eres sensible por favor lleva cuidado, no es nada exagerado pero por si acaso :<

Spreen lo recordaba de vez en cuando, aunque intentaba olvidarse de aquello, una parte de él lo recordaba con cariño, después de todo fue la primera vez que sintió aprecio por alguien a parte de sus padres.

Hacía unos años se encontraba muy lejos de lo que hoy en día llama hogar y, en una de sus expediciones en busca de comida, se vio amenazado por un oso pardo. Consiguió huir, no sin antes recibir una grave herida en el costado.

En esos momentos creía que ese era su fin, que se desangraría con el paso de las horas hasta que ya no pudiera más. Se apoyó en uno de los árboles respirando con dificultad observando el horizonte en busca de algún tipo de estructura que le indicara que podía ir allí a buscar ayuda. Sabía que lo más seguro era que lo echarían de allí, se asustarían por su apariencia, por sus extrañas orejas o su cola, probablemente le insultarían, pero tampoco tenía nada que perder en ese punto.

Caminó con dificultad por una media hora, sin encontrar ningún rastro alguno de civilización. En algún punto cayó al suelo, con una mano puesta sobre su herida aunque ya ni siquiera podía aplicar fuerza, estaba demasiado cansado. Poco a poco sus ojos se cerraron mientras la muerte llamaba su nombre, sin embargo otra voz llamó su atención. Miró hacia arriba, encontrándose a un chico de pelo castaño que usaba gafas, aunque lo que más le llamó la atención fueron las extrañas ropas que usaba incluyendo el gorro de brujo que se posaba sobre su cabeza.

Lo ayudó a levantarse y le pidió que no cerrara los ojos en ningún momento por mucho que su cuerpo se lo pidiera. Spreen ni siquiera sabía quien era y en circunstancias normales habría pasado de él, pero en esos instantes poco le faltaba para perder la consciencia.

A partir de ahí todo fue historia. Spreen pasó unos meses conviviendo con aquel chico cuyo nombre descubrió que era Juan, en un santuario en lo alto de una montaña. El joven era un brujo que cuidaba de un pueblo cerca de la zona, preparaba medicinas para aquellos que las necesitaran o practicaba exorcismos en casos extremos. Spreen lo ayudó con su trabajo, recogiendo plantas medicinales, y aunque el híbrido siempre insistió en que quería devolverle el favor de alguna manera, Juan le decía que con hacerle compañía era suficiente.

Pero como suele decir la gente, lo bueno nunca es para siempre. Algunos habitantes del pueblo descubrieron la naturaleza de Spreen y acusaron a Juan de magia negra. Por mucho que este insistiera en que no era así no le escuchaban. Lo último que recuerda Spreen de todo aquello fue cuando volvió al templo después de estar una tarde buscando hierbas y se encontró unas violentas llamas envolviendo todo el edificio.

A día de hoy no sabe si Juan salió a tiempo de allí, si tal vez se asfixió o a lo mejor corrió lo más lejos de aquel maldito lugar, al igual que él.

Spreen movió la cabeza de un lado a otro mientras intentaba distraerse jugando con Pelusa, ambos sentados en el suelo. No le gustaba acordarse de aquello, siempre se sentía culpable de lo sucedido y era por eso mismo que cuando Roier le habló sobre el tal Natalan temió en que todo sucediera de nuevo. Intentó actuar frío con el chico, hasta el punto donde Roier quizás le odiara, y tal vez en esos momento lo esté maldiciendo con todo su ser. Le dolía pensarlo, pero mientras Roier estuviera a salvo lo demás daba igual. No quería volver a perder a la única persona con la que se sintió querido alguna vez.

🐻🕷️

-Rogelio -la voz de Mariana se hizo presente en su habitación-, no seas pendejo mien, no merece la pena estar así por ese wey.

Roier se acurrucó en su cama mientras Mariana le ponía una mano en el hombro y Missa traía algunas galletas en una bandeja, hechas por Quackity.

Habían pasado unos días desde la discusión que habían tenido y el castaño se encontraba fatal. Al principió pensó que el malestar que le acompañaba en el pecho se iría con el paso de los días, pero no podía estar más equivocado. Se arrepentía de haberle contado sobre Natalan a Spreen, una parte de él sabía que el pelinegro tenía razón, que lo mejor para él sería no ir por allí de nuevo por un tiempo. Pero no quería dejar de verse con Spreen, le hubiera gustado acordar con él alguna manera de encontrase ambos en algún sitio, pero por la actitud del híbrido pensó que lo más seguro es que se negaría rotundamente.

Al otro lado del bosque {Spiderbear}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora