la preparación para el desconocido futuro

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En un vacío de oscuridad, se ve un muchacho de unos veinte años, de cabello rubio, totalmente desnudo. Una estrella dorada resplandece en el medio de su pecho. Su mirada apática, vacía y muerta podría describirse como la mirada de las mil yardas. Frente a él, se encuentra una versión más joven de sí mismo, un niño.

Aether: Ya veo de qué se trata esto. Están intentando forzar recuerdos en mi mente.

La voz sin emoción hizo eco en el vacío mientras la otra versión no hizo ningún movimiento.

Aether: (¿Quién me traería aquí y por qué? Esto no parece un simple sueño, más bien han transportado mi mente a otro lado...)

Antes de poder seguir su cadena de pensamiento, una luz tenue de color morado se presentó en el espacio. No parecía tener forma o cuerpo, ni siquiera presencia misma, y otra voz resonó en el vacío.

¿?: ¿Qué pasa, Staria? ¿No te reconoces a ti mismo o acaso este mundo te hizo olvidarte de quién eres? Solo mírate, esa versión de ti no es más que quien verdaderamente eres.

La voz parecía no tener emociones, pero el sutil y casi imperceptible tono de soberbia y arrogancia hizo que Aether se molestara.

Aether: ¿Quién eres tú para decirme quién soy? No eres nada, solo un habitante de una nación que fue quemada hasta la inexistencia, de la cual solo queda un recuerdo amargo. No seas tan arrogante.

¿?: Yo no soy nadie, al igual que tú. Pero dime, ¿qué harás esta vez? Después de todo, nadie puede escapar de su naturaleza, y la tuya es destruir. Un camino de venganza y sangre que creaste no puedes correr de ese pasado, pues no importa quién seas, ya sea Aether Staria, viajero de otro mundo, o Aether Staria, hijo de Madam Ping, estás condenado a estar solo en tu completa soledad.

Aether: Puede que sea así, pero incluso en mi completa soledad seré capaz de destruirte. No eres nada, solo un pecador resentido contra los dioses, cuando la única culpa es tuya por tu egoísmo. Un cobarde que huyó en vez de salvar a los suyos y te atreves a intentar juzgarme. Cambie el destino, la casualidad, cual sea de esas cosas, en este mundo las cosas no están tan mal como en el anterior. Y aun así, tú no cambias.

¿?: Incluso tú lo sabes, las utopías son un sueño, pues tú mismo lo viste cuando creaste este mundo. Cuando absorbiste al primordial, la guerra tuvo que tener inicio para que cosas buenas pasaran. Así son las cosas y siempre debe existir el bien y el mal. Mientras eso pase, yo existiré. Así que dime, héroe, tú que tienes que ser un faro de luz, ¿qué pasa cuando tu enemigo es más brillante que tú y solo eres una sombra de gran oscuridad? Dime, Staria, ¿qué se puede esperar de ti?

Aether: Bien y el mal, dices, son solo puntos de vista. No importa si estoy en la oscuridad, porque incluso en la oscuridad se puede encontrar calidez, aunque sea muy en el fondo. No solo frío y vacío. Si tengo que ser una persona que ayude en las sombras, pues bien, te patearé tu arrogante trasero para que no te metas en mi camino.

Este empezaría a caminar hacia la luz morada que se hacía cada vez más clara.

Aether: Y te daré una advertencia clara. Si te atreves a ponerte listo y atacar a los míos, voy a matarte. Y esta vez no será como en el mundo anterior.

En un instante, se abren los ojos dorados mirando a la pared de una habitación.

Aether: Carajo, siento como si la cabeza me fuera a explotar. Ese bastardo no sabe hacer un hechizo.

Este se levantaría y fue a lavarse el cuerpo. Cuando terminó, se puso el mismo estilo de ropa de siempre. Al bajar, miró el desayuno finamente ordenado y, mientras comía, empezaría a pensar sobre su objetivo.

Aether ahora es de teyvat Donde viven las historias. Descúbrelo ahora