Recuerdos de un amargo pasado

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La sala era un vacío negro sin fin, un espacio donde la realidad parecía haberse desvanecido. Aether observó el entorno, reconociendo que no era obra del pecador. Miró hacia abajo y vio su reflejo: no la versión joven y casi adolescente que tenía ahora, sino la de antes de estos eventos.

Su cabello largo que llegaba a sus rodillas, con toques blanquecinos debido al uso excesivo de energías y del legado las runas en sus brazos. Lo más impactante era la apatía en su rostro, un reflejo de la máscara que había usado para ocultar el dolor.

Se escucharon llantos, y Aether, confundido, se preguntó si había alguien más en este aparentemente lúcido sueño. Caminó por el vacío hasta encontrarse con una versión más joven de sí mismo, de unos seis años, que lloraba con fuerza.

Al verlo, el llanto del niño cesó por un momento. Con voz temblorosa, el niño preguntó:

Niño : "¿Por qué? ¿Por qué eres tan malo con todos?"

Aether, extrañado por la pregunta, intentó calmarse y respondió con la mayor tranquilidad posible:

Aether: "No sé a qué te refieres, pequeño. No soy malo con nadie que no lo sea conmigo."

El niño comenzó a llorar nuevamente, con palabras incomprensibles entre sollozos, hasta que se calmó un poco y, temblando, dijo:

Niño : "Mentiroso. Todos te querían, te veían como un héroe, un ejemplo a seguir. ¿Por qué empezaste a matar a todos? ¿Por qué hiciste tantas cosas malas?"

Las palabras del niño no hicieron que Aether cambiara su expresión. Se sentó en el frío vacío, con la mirada vacía y apagada, enfrentando el dolor y la tristeza que emanaban de su joven yo.

Aether: "No sé, supongo que me cansé, pequeño. Estaba cansado de ir de aquí para allá, ayudando a personas en busca de información y no recibir nada a cambio. Cada vez que resolvía un problema y no obtenía lo que buscaba, me frustraba. Títulos, un poco de dinero y fama no eran lo que buscaba.

Así que cuando comenzó la guerra, empecé a cuestionarme constantemente. ¿Por qué estaba luchando una guerra que no me pertenecía en un mundo al que no formaba parte? Intenté convencerme de que era lo correcto, seguí órdenes sin rechistar de Verka, Jean, Ningguang, adeptus, Nahida, Ei, de todos ellos, porque tenían más experiencia que yo. Pero cuando murieron los miembros de mi escuadrón, me rompí. No pude soportar más.

Eran voces en mi cabeza, un susurro constante, como pedazos de cristal en mi cerebro."

Voces comenzaron a resonar en el vacío, voces jóvenes y ancianas, femeninas y masculinas, un lamento constante que susurraba al oído:

Voces: "Es tu culpa. Fue tu culpa. Ellos confiaron en ti. Tú eres el causante de esto."

Aether: "Tienen razón. Fui yo quien empujó a esos muchachos a seguir. Tenían toda la confianza en mí. Después de obtener el fragmento de mi espada y la reliquia del vacío, pude haberme ido de Teyvat, irme a otro mundo y recuperar mis habilidades naturales. Pero fui terco y decidí quedarme porque pensé que no sería necesario. Además, no podía irme sin Lumine.

Estaba equivocado. Pude haberme ido y arrastrado a Lumine si hubiera sido necesario, pero no lo hice. Decidí quedarme, y luego se me dio la misión de ir a Natlan para investigar una misteriosa cueva. Murata me advirtió que me fuera, pero pensé en las órdenes de Ei y Ningguang. Seguí tercamente, dejando pasar el consejo de una diosa que me había dado información sobre la verdad del mundo.

No entendí cuál era el miedo de la diosa hasta que, después de dos días, nos encontramos con algo inexplicable para mí en ese momento, cuando vi a Ignar por primera vez. Sabía que no era un dragón normal; había sentido el poder de un rey dragón cuando luché contra Neuvillet y el narval."

Aether ahora es de teyvat Donde viven las historias. Descúbrelo ahora