Los días pasaron, el par de chicos habían llegado a un pueblo que no conocían. Se les dificultó mucho encontrar un lugar en donde quedarse por su corta edad y por no conocer el lugar.
Tuvieron que dormir en la estación de trenes, hasta que encontraron una pequeña casa que pudieron rentar.
Después de conseguir un lugar en donde quedarse, empezaron a buscar trabajo, afortunadamente eso no les tomo mucho, solo un par de horas, lo encontraron en una recaudaría.
Habían pasado tres meses desde que dejaron sus casas, al fin estaban en paz, su vida en aquel pueblo era tranquila aunque tuvieran complicaciones en su día a día al no saber cómo realizar distintas tareas como cocinar y lavar ropa, pero fueron aprendiendo de poco a poco.
Pasaron Navidad y Año nuevo teniéndose solamente ellos dos, en una casa pequeña, sin un gran banquete y comiendo comida instantánea, ya que intentaron hacer una cena decente pero se les quemó al no saber cocinar ninguno de los dos, pero aún así esa comida se sentía como un banquete para ellos dos. Después de mucho sintieron esas fechas cálidas.
También festejaron el cumpleaños de Touya en ese tiempo transcurrido, fue la primera vez que el pelinegro festejaba uno de sus cumpleaños, lloro cuando vio el pequeño pastel que Tenko preparo para el, no tenía la mejor decoración y presentación, pero sabia delicioso y fue preparado con todo el cariño y dedicación del peliceste.
Ahora ambos tenían recuerdos felices y calidos, siguieron con su vida tranquila en aquel pueblo, ya se sentía como un hogar ese lugar.
Parecía un nuevo inicio para ellos, sin complicaciones mayores y riesgosas para ellos, hasta ese día.
El chico pelinegro dejó caer una caja de manzanas que llevaba.
-Touya, de nuevo andas dejando caer todo- dijo el peliceleste con un poco de diversión, agachándose para empezar a recoger las manzanas.
-Tenko, no te parecen familiar esos sujetos- dijo en un tono preocupado y un tanto alterado.
Tenko alzo su mirada rojiza y se paralizar al ver a los sujetos a los que se refería su amigo. Eran los empleados de su padre, su respiración empezó a agitarse y lágrimas en sus ojos se acumularon, el no quería regresar a esa vida con su familia.
-Tranquilo, aún no nos han visto, respira conmigo- Touya al ver que el peliceleste empezaba a entrar en crisis, se agachó y empezó a frotar su espalda en forma de apoyo.
-Hay que irnos rápido- dijo una vez que el ojirubi se tranquilizó.
Ambos chicos se encontraban corriendo en el bosque para perder a los hombres que los venían persiguiendo, nunca pensaron que los hombres que trabajan para Enji Todoroki también estuvieran ahí.
Los notaron cuando fueron a la casa que rentaron por sus cosas y el poco dinero que tenían. Estando cerca, vieron a los hombres de Enji parados enfrente de la casa.
No se acercaron más y dieron media vuelta para irse, pero uno de ellos venía caminando en su dirección y los reconoció. Desde ese momento tuvieron que estar corriendo y esquivando tanto los hombres que trabajaban para Enji como los que trabajan para Kotaro.
-T-Touya, ya no puedo- dijo el más bajo con la voz agitada mientras mantenía el paso de su amigo.
-Resiste un poco más Tenko, debe haber una carretera cerca de aquí-.
Con mucha dificultad ambos chicos siguieron avanzando, hasta encontrar una carrera, vieron que una camioneta de carga esta estacionada en la orilla de la carretera. Sin pensarlo dos veces, se subieron a esa camioneta, se escondieron entre la carga y rezaron para que no los encontrarán.
Pronto los hombres que los venían persiguiendo llegaron a la carretera, al no ver a los chicos pensaron que alguien ya les había dado un aventón, ante ese pensamiento llamaron a sus compañeros que se quedaron en el pueblo para que fueran a la caseta cercana y revisaran auto por auto hasta encontrar ambos adolescentes. Sin saber que ellos se encontraban a metros cerca de ellos.
Touya y Tenko permanecieron en esa camioneta, sin notarlo se quedaron dormidos. Cuando el sol estaba por salir, llegó el conductor de dicho vehículo con alguien más.
Al parecer se poncho una llanta de la camioneta y por eso estaba estacionada en medio de la nada, gracias a eso, ambos adolescentes se pudieron ocultar y escapar de las personas que los buscaban.
El conductor y la otra persona que llegó, cambiaron la llanta ponchada, una vez terminando el cambio de llanta, el conductor subió al vehículo y retomo su camino, agradeciendo la ayuda de la otra persona. Ninguno de los dos notaron al par de adolescentes que estaban ocultos en la carga.
Después de un par de horas Touya despertó, no reconocía el lugar en donde estaba, hasta que recordó lo sucedido desde el día anterior, vio a su costado, Tenko se recargaba en su hombro mientras seguía durmiendo, sonrió ante la imagen tierna de su amigo, se acomodo y volvió a dormir.
Había transcurrido una hora aproximadamente, la camioneta con la carga llegó a su destino. Un almacén en una ciudad.
Cuando el conductor con algunos empleados del almacén, comenzaron a bajar la carga, notaron a los dos adolescentes, estos ya estaban despiertos. Por miedo a que les hicieran algo, bajaron rápido de la camioneta y corrieron fuera del almacén, ignorando los gritos que decían que se detuvieran.
Desde ese día que llegaron a esa ciudad, tuvieron que pedir limosna al no tener dinero con el poco dinero que conseguían comía Tenko, ya que Touya no lo hacía, prefería que el más bajo lo hiciera. El peliceste se sentía mal por ello, pero no podía hacer cambiar de opinión a su amigo.
También dormían en callejones solitarios al no tener en donde quedarse.Un par de semanas de haber llegado a esa ciudad, ambos chicos les pareció ver los hombres que trabajan para Kotaro.
Corrieron a un callejón cercano, en el vieron un contenedor de basura. Se miraron entre si para luego acercarse al contenedor.
Touya lo abrió y ayudo a Tenko a entrar, cuando el peliceste estaba dentro, ayudo al pelinegro j había pasado, pero suponían que ya era de noche. Aún no se atrevían a salir por miedo a que los encontrarán y atraparan.
Sabían que en las condiciones que estaban no podían huir de nuevo de esos hombres.
Tenko comenzó a temblar por frio que empezaba hacer.
Touya al notarlo se sacó la sudadera que traía y se la dio al ojirubi.
-Touya no es necesario, además tendrás frío- dijo y le extendió la sudadera para que la tomara el pelinegro.
El ojiazul negro y dijo -no importa, yo soporto más el frío, tómala o podrás resfriarte, y eso si será un problema-.
El peliceste se puso la sudadera de su amigo, encima de la que ya tenía, Touya lo abrazo y al poco rato se quedó dormido.
Himiko había bajado de su departamento para tirar su basura en el contenedor que estaba a un costado del edificio en donde vivía.
Al adentrarse en el callejón donde estaba dicho contenedor, oyó unos ruidos, no les tomo mucha importancia y camino hasta dicho contenedor. Al abrirlo se horrorizo al ver su interior.
Dentro del contenedor se encontraba dos adolescentes durmiendo y uno de ellos temblaba al no tener con que algo con que arroparse.
Himiko se quedó ahí parada en shock por unos minutos, hasta que vio que uno de ellos despertó y la miro asustado.
Desde ese momento la vida de Himiko y la de esos dos chicos cambio.
Desde la semana pasada volvieron atacarme los pensamientos intrusivos horrible, la causa es porque me enteré que mi abuela materna ha estado hablando cosas feas de mi a mis espaldas y pues yo la quería mucho cuando era pequeño, y pues pensaba que ella me quería pero me di cuenta que no.
Perdón si lo cuento por acá lo quería sacar, espero que las personas que lean esto se encuentren bien y gracias por leer este fic, siento que está todo mal escrito por eso gracias a las personas que lo leen y han votado por el, me ayudan a querer continuarlo y no borrarlo <3
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Run away
FanfictionTenko y Touya se cansaron de fingir, de tener que actuar, de aparentar que eran perfectos. Decidieron huir de todo.