The end of the world

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-Y así fue como el caballero de gran armadura, salvó a la princesa, fin- terminó su relato con una leve sonrisa.

-Que aburrido mamá, ya te dije que ya no soy un bebé para que me leas cuentos- dijo un pequeño albino cruzando los brazos y con un ceño fruncido.

-Siempre vas a ser mi bebé Touya- acercó una de sus manos hacia el cabello del pequeño para acariciarlo, la acaricia y sus palabras avergonzaron al niño de casi seis años.

-Como sea, te puedes ir mamá, quiero dormir- se dio la vuelta para  que su mamá no notara lo avergonzado que estaba.

La albina se levantó del banco en donde estaba sentada, se acercó un poco más a su hijo y le dio un beso en su cabeza, pronunció un "buenas noches" y salió de la habitación del pequeño albino.

Cuando Touya noto que su mamá ya no estaba, dijo un "buenas noches mami" en un tono bajito, el amaba las atenciones que su mamá tenía con el, pero nunca lo admitiría. A los pocos segundos se quedó dormido con una sonrisa, agradeciendo otra noche en que su mamá lo arropara y le contara un cuento antes de dormir.

El pequeño albino era el único hijo del matrimonio Todoroki, sus padres lo querían mucho aunque Enji, su padre, no lo demostrará, además de que el, pensaba más en el futuro de su hijo como alguien que debía extender el dominio empresarial del gran apellido Todoroki, ya que era el próximo heredero.

Rei, su madre, siempre le demostraba su cariño, le mimaba y consentía, desde que nació, no hubo un solo día que Rei no estuviera al pendiente de el, era ella quien llevaba al pequeño al jardín de infantes y cuando tuvo un par de años más, a la primaria, también lo llevaba a sus clases extras y a las de bailé.

El albino tuvo una buena infancia, llena de cariño y sin carencias materiales, no se podría quejar de su vida, realmente era feliz.

El nunca pensó que su vida cambiará al cumplir nueve años, a causa de un incendio.

Había pasado una semana del cumpleaños de Touya, cuando ocurrió ese incendio, era de noche, solo recuerda que ya estaba en la cama, cuando las alarma de incendio sonaron.

-Mamá ¿por qué la alarma de incendio suena?, ¿olvidaste apagar la estufa con la comida?- Rei vio a su hijo, dándole un asentamiento con una sonrisa calmada para no alterar a su hijo.

La verdad es que no había olvidado apagarla, se le hacía raro que sonara la alarma.

-Ahora vuelvo cariño, voy a revisar- le dio un beso en la frente al niño albino, y salió de su habitación.

Rápidamente se encamino a las escaleras para bajar en donde se encontraba la cocina, pero antes de bajar por completo, sintió un calor provenir de abajo, y entre más se acercaba noto humo, esto la alteró por la que se apresuró a bajar para ver lo que pasaba.

Al estar en los último escalones, vio con horror como la casa se cubría en llamas.

Corriendo subió las escaleras para dirigirse al cuarto de su hijo, entro alterada a el y tosiendo por el humo que inhalo y por correr, se sostuvo del marco de la puerta por un repentino mareo.

Touya al ver a su mamá en ese estado, se levantó de su cama asustado y se acercó a ella.

-Mamá ¿que tienes?, ¿que pasa?- pregunto mientras abrazaba una de las piernas de la albina.

Ella dirigió su mirada a su pequeño hijo que se notaba confundido y con los ojos brillosos por las lágrimas que se empezaban acumular, acaricio sus cabellos para tranquilizarlo y después se arrodilló para quedar a la altura del albino.

-Touya debes escucharme con atención y tratar de no alterar te- miro directamente a los ojos confundidos de su hijo- la casa se está incendiando- esas palabras alteraron al niño pero trato de calmarse- tenemos que salir rápido, antes de que el fuego llegué hasta aquí arriba y no podamos salir-.

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