Run away

Secret romance

-Solo entras, tomas algo, pagas y dejas caer la carta. ¡Nada complicado!- sus palabras, al igual que su sonrisa, fueron dirigidas con total seguridad al rubio.

-P-para ti es fácil porque solo lo dices, y no ti-tienes que hacerlo- soltó con nerviosismo el de ojos miel.

-¡Ah!, para tu información ya lo hice con la chica de la tienda de cómics, es súper fácil- la morena, puso sus manos en los hombros del rubio y los apretó un poco -vamos, ¡tu puedes pollo!-.

Keigo se sintió apoyado por las palabras y la simple acción de su amiga. Inhaló una buena cantidad de aire y después la soltó, le dio la espalda a Rumi para entrar a la tienda.

La morena dio un pequeño brinco de alegría al ver la valentía de su amigo, después se acercó a la ventana del local para ver al rubio a través de esta.

Keigo al entrar a la tienda le temblaba las piernas horrible, inhaló y exhaló varias veces para tranquilizar sus nervios.

Cuando se tranquilizó un poco, tomo lo primero que estaba a su alcance, saco la carta (que había escrito la noche anterior, con ayuda de Rumi) de su mochila y la metió en el bolsillo de su pantalón en donde tenía el dinero para pagar lo que sea que haya tomado.

Se acercó a pasos lentos e inseguros a la caja; se había detuvido a unos pasos de llegar a la caja al ver esos ojos azules que ponían su mundo de cabeza.

Regresaba su temor e inseguridad al verlos,  volteo para querer salir, pero vio a Rumi dándole su apoyo desde afuera y continúo.

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No escucho cuanto fue, no sabía si había dado la cantidad correcta de dinero al pagar. Solo sabe que le saldrá un chichón por el golpe que se dio.

Cuando estuvo enfrente a la caja, se puso tan nervioso, que solo recuerda haber sacado todo el dinero que tenía en el bolsillo de su pantalón junto a la carta.

Dejando el dinero y la carta en el mostrador de la cajo, y salió corriendo sin ver. Eso provocó que se pegará con la puerta aumentando su vergüenza.

Después de aceptar las disculpas de la persona, la cual había abierto la puerta del local y esto provocará que se pegará, salió corriendo, dejando a Rumi atrás.

-E-esperme- dijo agita la morena- ¡dios!, siempre me haces correr pollo, pero hoy te la dejo pasar por dar tremendo paso con ese tipo-.

Para este punto Keigo se había detenido, mientras Rumi hablaba con emoción de como sería el futuro del rubio juntó al albino.

Keigo no escuchaba nada de lo que decía la morena, estaba en transe por lo que acababa de hacer minutos antes.

-¡Ya falta menos para que se casen!- cuando termino de hablar la morena, volteo a ver a ver a su amigo que está estático -pollo, hey ¿me escuchas?- se acercó más al rubio y se asusto cuando esté se dejó desplomar en el suelo -¡KEIGO, DIOS! ¿¡QUÉ TIENES!?-.

-N-no, n-no podré verlo de nuevo, ahora ha de creer que soy un rarito- junto sus piernas y las llevo a su pecho haciendose bolita en medio de la calle.

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-Se nota que ese mocoso está estúpido por ti- soltó una pequeña risa al ver como un chico de aproximadamente 15 años chocaba con la puerta.

-Solo hace el ridículo, nunca le haría caso- estaba viendo en la misma dirección del ojirubi.

Ambos presenciaron como aquel chico rubio se pego con la puerta, al no ver que otra persona la abría.