Dimple

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Izuku miro nuevamente el reloj en la pared, se comenzaba a preocupar, según en el mensaje que le mando Keigo, no  iba a tardar en llegar, pero de eso ya había pasado una hora y su escuela no estaba lejos de donde viven.

Izuku dejó lo que estaba haciendo al notar el tiempo transcurrido, se encamino a la salida de la casa, tomo sus llaves y se puso sus tenis rojos para salir. Iría a buscar a su hermanito.

✿⁠ 

Keigo se encontraba riendo con Rumi y Touya, habían visto como a Tenko se le cayó encima el bote de pintura destapado con el que estaba pintado las paredes del local.

-¡Ya callense!- dijo fuerte el ojirubi al escuchar que no paraban las risas de sus amigos y hermano.

Estos no le hicieron caso aumentando su risa y Tenko solo puso los ojos en blanco para después dirigirse a la parte trasera del local en donde estaba la  bodega, ahí se encontraba su mochila, la reviso para ver si traía un cambio de ropa como acostumbraba, pero hoy para su desgracia no lo traía, chasqueo la lengua y solo le quedó meterse al baño y tratar de sacar lo más que pudiera de la pintura, que por desgracia alcanzo a caer en su cabello, también lavaría su cara y si podía disminuiría las manchas de su ropa.

En la caja, donde se encontraban Keigo, Touya y Rumi, aún continuaban las risas pero con menos intensidad.

Para ellos fue muy cómico de ver como esos niños empujaron a Tenko y este cayó, seguido de ello el bote de pintura también cayó y encima del pobre ojirubi.

Después de calmar sus risas, se pusieron hablar de como iban con la escuela cada uno, los tres se quejaron de las tareas y los maestros, estuvieron así un rato, hasta que Keigo saco su celular para ver la hora y pego un pequeño grito al verla.

-¿Qué paso mocoso?, gritaste como si hubieras visto un fantasma- dijo con burla el ojiazul.

-I-izuku me va a matar- dijo con una voz nerviosa y asustada el rubio.

Y como si hubiera invocado al mencionado, el peliverde entro a aquella tienda.

-Aquí estás Keigo, ¿por qué estás aquí?, sabes lo preocupado que estaba y estoy por ti, pensé que algo malo te había pasado al ver qué no llegabas a casa- empezó a decir todo aquello el peliverde a medida que se iba acercando al rubio -dios Keigo, no me vuelvas asustar de esta manera- le dijo al rubio una vez que estuvo enfrente de este.

Keigo solo tenía la cara roja de la vergüenza, Rumi compadecia a su amigo en su mente, sabía lo sobreprotector que era Izuku y el drama que le esperaba a Keigo cuando llegaran a casa, Touya solo reía bajito al ver y escuchar todo.

La situación estaba tan concentrada en los hermanos, hasta que...

-¿Ya terminaron de reírse de mi?, malditos- pregunto al aire Tenko, mientras se asomaba por la puerta que daba entrada al local.

La presencia de Tenko, hizo que los cuatro voltearon a verlo, ahí el albino noto algunas cosas.

Cómo Rumi estaba nerviosa, algo que era raro de ver en la chica, Touya seguía riendo, eso no le sorprendió, lo que si lo hizo, fue ver a un tipo de cabello verde estando en cuclillas revisando cada parte del rubio y preguntándole si no se había hecho daño, el era el único que no lo volteo a ver, solo el rubio que su cara se volvió aún más roja al notar que Tenko también los veía.

-De ¿qué me perdí?- soltó la pregunta al aire esperando que alguno le contestara.

Al escuchar la pregunta, el peliverde detuvo lo que hacía y volteo a ver en la dirección de la voz, notando al albino.

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