Año 1560.Taptaptap, era lo que se escuchaba por los pasillos del palacio imperial, eran aquellos dos pares de piesitos traviesos corriendo rápidamente por todo el lugar sin sus prendas de calzar.
Una pequeña pelirroja, con sus hebras bañadas en un intenso rojo carmesí, y aquellas pupilas dilatadas que se encontraban pintadas por un adorable verde. La pequeña era sostenida de la muñeca por su compañero de aventuras, un jovencito con sus cabellos tan oscuros como la soledad de la noche, con un par de ojitos que iban a juego con el color de su cabello, y una adorable mirada de felino.
El joven no era nadie más que el futuro gobernante del Norte de Japón, Hajime Kokonoi, quien no se permitía soltar la mano de su pelirroja, mientras huían entre risas de sus profesores de etiqueta. Los cuales solo querían cumplir con su deber para que ambos jóvenes puedan llevar el liderazgo sabiamente, agregando que si no hacían su trabajo serían ejecutados.
Cosa que a ambos niños les daba igual, ellos preferían ser felices el uno con el otro de esta forma, haciendo travesuras juntos para divertirse, ignorando sus responsabilidades para el futuro.
Hajime, giró su cuello ligeramente para ver de reojo si ya habían perdido a los dos adultos, efectivamente lo habían logrado, el pequeño pelinegro desvió su mirar a la casi adolescente, quien sonreía con fervor achicando sus almendrados ojos. Dirigió su vista de nuevo al camino, sintiendo sus latidos acelerarse de la emoción, deseaba que ese sentimiento no se fuera, el chico sabía que si la tenía a su lado, sus emociones seguirían de aquella forma.
Ya agotados, llegaron a su destino, la gran biblioteca, aunque a la pelirroja le fascinaba estar allí adentro, a su contrario no le hacía mucha gracia, quería deshacerse de los libros, por lo menos un rato.
Esta vez fue ella la que sostuvo su mano guiandolo, los dirigía a ambos hacia el último pasillo. La ojiverde soltó la mano de Hajime provocando que ambos sintieran un pequeño vacío en sus manos, lo ignoraron cuando Meira comenzó a subir las escaleras apoyadas sobre el último estante de libros, se suponía que la escalera servía para poder alcanzar aquellos libros que se encontraban hasta lo más alto, no para subir sobre la estantería.
Él veía como su compañera subía cuidadosamente las escaleras, la siguió despacio serciorandoce de que nadie los atrapara. Ese lugar era lo suficiente oscuro para que nadie los viera si se acomodaban bien.
Hajime recostó su espalda por la pared dejando las piernas en forma de mariposa, Meira sin vergüenza alguna, se sentó sobre las piernas de su contrario permitiéndole a este abrazarla de forma protectora, se sentían en paz descansando luego de cometer otra de sus inocentes fechorías, no estudiar.
- Nos espera un largo sermón.- Advirtió la pequeña con voz suave.
- No te preocupes, si te regañan anotaré sus nombres para cortarles la cabeza cuando sea gobernador. exclamó con orgullo.
Meira rió levemente antes de soltar un suspiro de preocupación, sabía perfectamente cual era el destino de ambos, y que cuando ese destino llegara, sus días de travesuras terminarían.
- Cuando seas gobernador, ya no podremos jugar. - un pequeño puchero triste se formó en sus delgados labios.
- Pero tú gobernaras a mi lado. - aclaró él. - ¿Qué puede ser mejor que eso?
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¡APAGAME! | TK
Fiksi Penggemar" El fuego es cálido, es tan hermoso como peligroso. No hay nada mejor que ver sus brasas carmesí bailando entre ellas mezclándose al compás de ese anaranjado tan distintivo. El fuego es ardiente, se lo conoce por destruir todo a su paso, una vez qu...