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No recordaba haber estado en un lugar tan oscuro antes, miré en todas direcciones pero en aquel lugar tan vacío no había rastro de ninguna fuente de luz.
 
Solo pude animarme a avanzar en alguna dirección esperando que fuera la correcta.

Al cabo de unos minutos después de comenzar a caminar, el ambiente fue cambiando poco a poco, mientras seguía caminando mi alrededor empezaba a tomar forma de un bosque. El cielo no era visible ya que las copas de los árboles lo cubrían en su totalidad, por lo que tampoco podía ver muy bien a mi alrededor.

De un momento a otro la sensación de ser perseguido me inunda por completo, al parecer no debía ser el único que estaba en el bosque.

– ¿Dónde estás? – Miro a todos lados esperando percibir algún movimiento, pero no noto nada inusual.

– Se que hay alguien además de mi, no tiene caso que te escondas, puedo sentirte, se que estás cerca –

Al decir eso la otra cosa que estaba ahí empezó a moverse, el ruido de pisadas y ramas moverse lo delataba. De pronto una corriente de viento me obliga a cubrirme un poco el rostro por unos momentos hasta que todo vuelve a quedar en calma, salvo por un pequeño detalle...

Ahora aquella cosa estaba detrás de mi.

Despacio alejo mis brazos de mi rostro, la criatura no hace ningún movimiento y yo tampoco me digno a darme la vuelta, por unos minutos repaso mis opciones de lo que podría hacer pero mi mente se queda en blanco.

No podía seguir así, estaba perdiendo mucho tiempo y todavía no llegaba a nada. Solo me quedaba arriesgarme, cuando estoy por darme la vuelta para enfrentar a la criatura que todavía se mantenía a mis espaldas un grito interrumpe todo.

– ¡DESPIERTA! –

Ese grito interrumpió todo el panorama que estaba viviendo hasta el momento, trayendome de regreso a la realidad que me obligaba a tomar grandes bocanadas de aire por alguna razón que desconocía.

– Espera que te ayudo a sentarte – Hans sin perder más tiempo me ayuda a sentarme para poder respirar de mejor forma.

El ambiente queda en silencio hasta que mi respiración se tranquiliza casi por completo.

– ¿Por qué gritabas? – Levanto la mirada para observar al mago – Estaba descansando –

– No estabas respirando – Eso explica la necesidad de aire que sentía momentos atrás – Estuviste mucho tiempo sin respirar que creí que habías muerto, hasta que empezaste a hacer muecas mientras dormías –

– ¿Entonces fue un sueño? – Murmuro para mi mismo mientras me ponía de pie.

– ¿Que? – Si que tiene buen oído.

– Nada, olvida lo que dije –

– Como quieras, solo no vuelvas a darme infartos como ese –

– Por cierto, ¿Que haces aquí? – Le interrogo mientras busco entre mis cosas el equipamiento que usaba normalmente en un día ordinario.

– Ya llegaron los mapas que encargaste, te espero en la zona de reuniones para discutir lo planeado –

Tan pronto como terminó de dar la explicación se marcha del lugar, en definitiva este será nuevamente un día bastante ocupado.

El Séptimo Contratista Donde viven las historias. Descúbrelo ahora