Capítulo 21

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Poco a poco sus recuerdos a detalle iban regresando. Cosas que había olvidado comenzaban a aparecer. Todo le causaban pesadillas.

—¡Kanao, por favor escapa!

Tanjiro luchaba a muerte contra Kokushibo. No podía apartar la mirada ni un solo segundo.

Un solo error, le costaría demasiado caro.

—¡No me voy a ir! ¡No pienso huir como una maldita cobarde!

Kanao tampoco estaba en las mejores condiciones. Las heridas de la pelea con Daki comenzaban a ser una desventaja bastante notoria.

—¡Hagale caso a este chico, princesa! No tienen oportunidad alguna.

Un descuido.

Kokushibo había tenido un descuido que le daría la oportunidad a Tanjiro de atacarlo y sacar provecho de la situación.

Y así fue.

Su espada había logrado atravesar el abdomen de su enemigo.

—Maldito... — Kokushibo dirigió su vista a la princesa, esta estaba siendo atacada por 4 caballeros, cosa que le sacó una sonrisa.

Tanjiro lo notó.

Ahora el fue quien cometió un error.

Kokushibo le había clavado su espada en el abdomen, tal y como el lo hizo.

—¡Tanjiro!...

✧༺♡༻✧

Kanao despertó inmediatamente.

Su respiración estaba agitada y de sus ojos caían lágrimas.

Aún era atormentada por todos esos momentos de los cuales se siente culpable.

—Alteza.

May, su tutora había ingresado a la habitación.

Al notar los ojos llorosos de la princesa, no dudó que había vuelto a tener esa pesadilla.

—¿Se encuentra bien, Alteza?

—Si... Estoy bien. —Su respuesta fue casi inmediata.

May no le dio más vueltas al asunto, sabía que los recuerdos de la guerra aún la atormentaban día y noche.

También sabía que el hecho de no saber absolutamente nada del joven Kamado le resultaba una pesadilla aún más dolorosa.

—Alteza, es hora de levantarse. Recuerde que hoy regresa al reino

La cara de kanao cambió por completo, sus ojos mostraron un brillo que había desaparecido hace tiempo y una sonrisa sincera apareció en su rostro.

—¿De verdad es hoy?

Su tutora asintió con una sonrisa. Kanao le había contado innumerables veces lo mucho que amaba su reino, ella era alguien sumamente amada por su pueblo, y ni se diga de todo lo que le contó de Tanjiro.

—Así es, Alteza. Hoy podrá ver de nuevo a su padre y a cierta personita.

Su sonrisa era aún mayor. Kanao tenía demasiado tiempo sin saber de Tanjiro, lo único que había podido descubrir es que había despertado al día siguiente de su partida.

Sin duda verlo era lo que más necesitaba, extrañaba sus abrazos, sus regaños, las veces en las que por el más mínimo rasguño hacia un drama y buscaba a Aoi para que la cuidara.

Sin duda amaba a ese chico.

—Tenemos que empacar todo. Partiremos a las dos de la tarde.

—Me parece bien, ¿puedes ayudarme a arreglarme? Ya quiero que sea la hora de llegar a mi querido Reino.

—Por supuesto, princesa.

──────⊹⊱👑⊰⊹──────

Al fin era capaz de reconocer el camino, estaba a unos cuantos minutos de llegar a su anhelado destino.

No podía expresar todas las emociones que estaba experimentando en esos momentos. No tenía idea si era alegria, emoción, tristeza, nostalgia o una mezcla de todo lo anterior.

—Al parecer ya reconoce el camino, puedo notarlo en su cara.

—Sí, este es el camino que tomaba cuando montaba a caballo.

Su sonrisa era evidente. A pesar de lo que mencionó del caballo era cierto, lo recordaba más ya que en una ocasión en su vigilancia con Tanjiro surgieron ciertos temas que ella jamás olvidaría y guardaría gustosa en su corazón.

Siguió mirando a través de la ventana del carruaje esperando al fin poder visualizar su Reino.

Su emoción cada vez era mayor y en cuanto llegó al castillo; observó a todos esperandola.

Su tutora la ayudó a bajar del carruaje y ella inmediatamente abrazó a su padre.

—¡Padre, estos meses fueron eternos! Te extrañe demasiado.

—Yo también, hiciste demasiada falta en este castillo. Ya no teníamos a la energética Kanao andando por todos lados.

—Bueno, ya regresé y hay que volver a la rutina... ¿Y mi madre? —Preguntó curiosa al ver que solo se encontraba su padre.

—Fue en mi nombre a arreglar unos asuntos, pero le hubiera encantado estar aquí para recibirte.

Ella le mostró una sonrisa, pero inmediatamente buscaba entre los Caballeros a la persona que más esperaba ver.

—¿Buscas a Tanjiro?

—Si...

—No tarda, te lo aseguro. Solo se discreta, adentro podrán aclarar todo lo que deseen, pero por el momento trata de contenerte.

—Lo sé, padre...

Al dirigir su vista hacía la puerta, por fin logró verlo.

Caminaba lentamente pero con una sonrisa en el rostro.

El también la había extrañado demasiado.

𝐔𝐧𝐚 𝐏𝐫𝐢𝐧𝐜𝐞𝐬𝐚 𝐄𝐧 𝐋𝐚 𝐆𝐮𝐞𝐫𝐫𝐚 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora