"EL PISO 1"

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Por las calles de Fort Salem
- Aun no entiendo porque tenemos que hacer esto – Abigail Bellweather caminaba las calles de Fort Salem cruzada de brazos y con una postura que decía a gritos "AL PRIMERO QUE SE CRUCE POR MI CAMINO LE TOCAN TODOS LOS NÚMEROS PARA LA RIFA DE LA MEJOR PATADA EN EL TRASERO DEL UNIVERSO".
- Ya te lo he explicado millones de veces Abs, mi padre cree que es
mejor mantener el perfil bajo por unos meses y tiene razón – Le explicaba
pacientemente su mejor amiga. Al contrario de Abigail, Scylla Ramshorn, caminaba las calles
de Fort Salem sin necesidad de atropellar a nadie. La morena sabía que tenía a esta
ciudad en la palma de su mano y que no hacía falta ningún esfuerzo para mantenerlo
así. Tan solo con la más insignificante de sus miradas, podía hacer que el señor que
vende hot dogs en esa esquina perdiera su empleo. O que la mujer que ahora
limpiaba los vidrios de su pequeña tienda de cupcakes mientras tarareaba una insulsa
canción de Taylor... ¿cómo era el apellido de esa cantante? ¿El mismo que compartía
con la marca de Hamburguesas? En fin, con un solo llamado, Scylla Ramshorn podía hacer
que antes de que esa mujer terminara de tararear esa canción, su negocio pasara de
dueño sin darle oportunidad alguna. No podía evitarlo, tenía un don para los negocios
y lo sabía.
- Pues para tu padre es fácil decirlo porque él vive en una mansión
de New York llena de gente para servirlo, con una pileta en su enorme jardín y lleno
de comodidades para relajar su viejo trasero mientras tu madre se hace su quinto
masaje del día con esos chongos musculosos que le gusta que la manoseen – siguió
quejándose la noeyorquina - En cambio nosotras llevamos toda la mañana perdida tratando
de buscar un insulso departamento para vivir – agregó
- Abigail... - Scylla iba a intentar calmarla de nuevo
- Abigail nada – la interrumpió la latina frenándose en la calle para
enfrentar a su amiga – Somos millonarias Scylla – dijo con furia – Que digo
millonarias, somos multimillonarias – lo dijo con más furia aun – Si quisiéramos
podríamos comprarnos un edificio para cada una en la más lujosa de estas calles –
revoleaba los brazos señalando cualquier cosa con tal de que le sirviera para apoyar
su punto.
- Si hiciéramos eso tendríamos la prensa en nuestros talones antes
de que alcanzaras a tener sexo con Tally en cada rincón de ese edificio Abigail,
alertaríamos a la competencia y todos nuestros negocios se irían a la Mierda. Todo el esfuerzo, toda la investigación que hicimos y todo lo invertido
hasta al momento se echaría a perder también – respondió Scylla sin perder la calma –
Además... - Siguió antes de que su amiga la interrumpiera - SI no me equivoco fue
idea tuya que nos mudáramos a esta ciudad para ganar nuevos mercados y si eso es
lo que quieres, es mejor hacerle caso a Papá y buscar un departamento en el cual
pareciera que no viven las dos dueñas multimillonarias de "Ramshorn & Bellweather Corp" – le dijo nombrando a su compañía para luego seguir su caminata dando por finalizada
esa conversación.
Abigail se quedó pensando con el seño fruncido y apenas se dio
cuenta de que Scylla había avanzado demasiado apresuró el paso para seguirla - ¿Al
menos podemos tener Jacuzzi? – preguntó habiendo recapacitando
- Una vez que consigamos el departamento puedes hacer lo que te
plazca – le dijo la empresaria – Pero recuerda que es una situación de pocos meses –
puntualizó – Una vez que sepan que estamos ganando terreno en esta ciudad, adiós
pobreza – dijo – Tu te puedes ir a vivir con Tally o con quien quieras y yo con Porter –
definió
- Claro si tu novio se decide venir a vivir contigo – retrucó la neoyorquina riendo
maliciosamente – Tu sabes cómo le cuesta a Porter dejar las prostitutas de New York –
agregó esperando despertar la ira de Scylla Ramshorn, después de todo alguien tenía que
pagar por lo que ella estaba viviendo.
La morena no contestó y eso le dio pie a Abigail para seguir
atacando al hombre – O peor imagínate cuando le digas que lo piensas poner a
trabajar en la oficina haciendo que se le reduzcan las horas que tiene para rascarse
sus partes intimas... ¡SE MUERE!... Todavía seguimos debatiendo con Tally y los
demás de qué color debe tener sus bolas, dudo que después de tanta rascadera
tengan el mismo color que...
Ramshorn no había tenido que decir nada, simplemente había girado y
había enfrentado la cara de su amiga, había fijado sus ojos en los de la otra y con ese
solo gesto había logrado el temor en Abigail Bellweather. Después de todo ella era Scylla Ramshorn, dar miedo era su especialidad. No era que no supiera de la obsesión de su
novio por las prostitutas, ni tampoco que era un vago, tan solo prefería ignorarlo y
con Abigail y el resto de sus amigos puntualizándolo a cada rato eso no era
posible. Estar con Porter y aguantar su estupidez era mucho más sencillo que buscar
alguien más para que esté a su lado. El chico era carilindo, se vestía bien y sabía
desarrollarse socialmente, el resto estaba sobrevaluado.
Después de eso caminaron en silencio una al lado de la otra. De vez
en cuando Abigail soltaba un insulto a alguien que se atrevía a siquiera
preguntarle la hora o venderle algo, pero más allá de eso el silencio cruzado con la
ruidosa ciudad era lo que prevalecía.
- Señorita Bellweather, Señorita Ramshorn– la Agente inmobiliaria con la cual
habían quedado en encontrarse en un cierto punto de la ciudad las saludaba con
temor.
- Señora Bellweather Creaven para usted – la corrigió de mala forma
Abigail – Si no hubiera tanta gente inútil para bailar, mi esposa no tendría que
enseñarles a hacerlo y estaría aquí a mi lado para elegir este estúpido departamento
y estaría evitando de alguna manera que usted me mirara los pechos de la forma que
lo está haciendo – le dijo sin vergüenza. La mujer sacó los ojos de esa parte del cuerpo de la neoyorquina y
sonrojada volvió a hablar – Lo siento mu...
- Deje las disculpas para otro momento – la interrumpió Scylla sin
mirarla. Al contrario, Scylla se estaba dedicando a analizar el edificio que tenía
enfrente. Siendo tan intuitiva, de alguna forma ya había adivinado que en ese edificio
estaba el departamento que la descarada agente les quería mostrar – Abigail sabe
cuáles son sus armas – habló nuevamente Scylla – Ella ya sabía que usted le iba a
mirar los pechos desde el primer momento que salió del hotel con ese vestido –
explicó Scylla que mientras pasaba su dedo por la puerta de entrada del lugar, no se
dio cuenta como la agente inmobiliaria estaba siendo acechada por Abigail. –
Además si Abigail ya estuviera casada con Tally, a mi novio ya le hubiera crecido
su pene un par de centímetros más, que mal no le vendrían – aportó un desagradable
comentario – Abs es tan cobarde que va a llegar el apocalipsis antes de que ella
reconozca que está enamorada de Tally – siguió hundiendo a su amiga.
Mientras Scylla explicaba el comportamiento de su amiga, la noeyorquina,
con una sonrisa traviesa en su rostro y sin importarle ninguna de las palabras que
Scylla había dicho, eligió cerrar la distancia que la separaba de la vendedora y ahora le
respiraba cerca de sus oídos – Tal vez si nos consigues un buen trato por la baratija
de departamento que nos estás por enseñar – le dijo al oído poniendo nerviosa a la
mujer – te dejo mirar mis tetas por un rato más – agregó apoyando sus pechos en la
espalda de la misma – Y si tienes suerte puede que... puede que te deje tocarlas –
finalizó rozando la oreja de la mujer con la punta de su lengua.
Scylla giró los ojos y decidió interrumpir el jueguito de Abigail
abriendo la puerta del edificio – Déjate de tonterías Bellweather – le dijo avanzando más en
el interior del lugar – Si es posible quiero terminar con esta estupidez hoy mismo –
agregó evaluando el estado de los ascensores – Si sigues así, vamos a tener que
esperar a que esta... - La morena miró a la agente inmobiliaria de arriba a abajo, la
cual apenas se había percatado de las palabras de Scylla y se había apresurado a
seguir sus pasos hacia el interior del edificio – que esta... desesperada mujer se vaya
a cambiar su arruinada ropa interior – lo dijo de la forma más desagradable posible –
Usted debería empezar a hacer su trabajo - terminó de decir mientras se subía al
ascensor.
- No puedo evitarlo – le dijo Abigail sin cuidado alguno – Me encanta ver como las
mujeres pierden las bragas por mi – agregó mirando a la tercera mujer que subía al
ascensor sin una gota de dignidad de reserva.
- ¿Va a apretar el botón del piso o eso también lo tengo que
adivinar? – presionó Scylla mirando directamente a la vendedora. Abigail reía
mientras se miraba y arreglaba en los espejos del elevador.
Ni lerda ni perezosa, la tercera mujer apretó varias veces el botón
número 9 que las iba a llevar al departamento y soltó un enorme suspiro. Su jefe ya
le había advertido con qué clase de gente estaba tratando, al igual que le había resaltado la jugosa comisión que iba a ganar si conseguía este trato y estaba
dispuesta a aguantar lo que sea con tal de ganársela.
- Bueno por empezar – apenas bajaron del ascensor, la vendedora,
ansiosa de terminar con esta tarea, empezó a hacer su trabajo y mientras sacaba de
su bolsillo la llave para abrir el departamento que pensaba alquilar, les hablaba del
objeto en interés - déjenme decirles que este departamento cuenta con un diseño
post modernista, con toques de inspiraciones renacentistas y... ¿Señorita Ramshorn? – La
mujer se había dado cuenta que solo había una de sus clientas prestándole atención,
y eso si se puede decir que prestar atención y mirarle la cola a la vendedora era lo
mismo - ¿A dónde va? – le preguntó la mujer a Abigail mientras ambas veían
como Scylla subía las escaleras hacia el último piso.
- ¿Quién sabe? – respondió la neoyorquina girando los ojos mientras se
disponía a dejar de mirarle el trasero a la vendedora para seguir a su compañera de
negocios
Apenas llegaron al siguiente y último piso del edificio se
encontraron a Lena inspeccionando la puerta con detalle
- Señorita Ramshorn – la vendedora llegaba a su lado agitada – Este no
es el departamento que tengo para ofrecerle – insistía señalando el piso de abajo
- Quiero que me muestre este – le dijo secamente la morena
- Eso no es posible – afirmó la mujer
Abigail hizo una mueca de desesperación y espero a lo
inevitable. Conocía demasiado bien a su amiga como para saber que lo que quiere, lo
consigue. Y la postura que tenía Scylla en este momento le decía que iba a ir por ello
sea como sea.
- Tenía entendido que su agencia manejaba todas las rentas de este
edificio ¿no es así? – preguntó ya sabiendo la pregunta.
- Si eso es cierto pero...
- Tenía entendido que su jefe sabía con quienes estaba tratando –
agregó sin pestañear
- Si pero...
- Y si no me equivoco, la decisión que Abigail y yo tomemos, le
va a dar una comisión tan grande que usted – daba un paso hacia la mujer – estaría
dispuesta a tener sexo con mi amiga – ni se molestó en prestarle atención a la risa de
Abigail – en el mismísimo cuarto de limpieza del conserje – finalizó con un susurró
- ¿Estoy en lo cierto? – volvió a preguntar.
Sin vergüenza y sin palabras la mujer movió su cabeza
afirmativamente
- Entonces... - Scylla iba a terminar con lo que quedaba de la pobre
mujer – dígame porque, en vez de estar abriendo el departamento para mostrármelo,
está diciéndome que es imposible y arriesgándose a perder su empleo – seguía
presionando pero ahora miraba nuevamente a la puerta.
La mujer tragó saliva y con manos temblorosas agarró su celular – De... deme un momento por favor – se alejó de ambas con pasos rápidos para hacer
la llamada que como Scylla ya había predicho iba destinada a su jefe.
- ¿El cuarto de limpieza del conserje Scyl? – Le preguntó Abigail
que nuevamente tenía sus ojos en el trasero de la vendedora - ¿en serio? Si la agarro
no llega a entrar ni al edificio.
Irritada por la pérdida de tiempo y con su vista en su propio celular Scylla contestó –
No vale la pena. He visto mejores – contestó.
Antes de que la neoyorquina pudiera seguir replicando la mujer volvía
hacia ellas un poco más calma
- No va a haber problemas con que les muestre este departamento
– dijo segura de sí misma mientras revolvía en su cartera en busca de las llaves que
le dieran la tan famosa comisión – La actual inquilina lleva tiempo buscando alguien
para compartirlo y...
- ¿QUE? ¿QUE? ¿ACTUAL INQUILINA? NO, NO, NO Y NO! –
Abigail había escuchado bien – Scylla... - Giró en busca de su amiga pero se dio
cuenta que tanto ella como la desesperada mujer ya se habían adentrado al
departamento.
- Este departamento cuenta con cuatro habitaciones, me temo que
dos de las cuales ya están ocupadas por...
-¡SCYLLA! ¿Cuál DEMONIOS ES TU PROBLEMA? – la frenó del brazo
interrumpiendo a la agente – YA ES DEMASIADO CON QUE TENGO QUE VIVIR EN
ESTA COCHINA POCILGA, NO VOY A SOPORTAR QUE ME HAGAS AGUANTAR A GENTE
QUE PROBABLEMENTE SEA TAN DESAGRADABLE COMO EL FALSO ROLEX DE ORO
QUE USA ESTA MUJER – No podía probar su punto sin humillar a la otra mujer.
Lejos de frenarse a pensar en las protestas de su amiga Scylla se
soltó del brazo que la sostenía y siguió inspeccionando el lugar. El departamento tenía
una amplia sala de estar que carecía de todo tipo de decoración, lo único que se
llamaba la atención era la máquina de ejercicios rodeada de varias pesas extras a su
alrededor, que se ubicaban en una esquina de la sala justo al lado de la gran ventana
que dejaba ver la hermosa ciudad donde estaban ubicadas. En la esquina opuesta
estaba la humilde y sencilla cocina mientras que un largo pasillo dejaba ver las cuatro
puertas que como la vendedora había dicho eran las habitaciones. Una de estas tenía
una enorme señal de "NO ENTRAR" en el medio. Demás está decir, que esa fue la
primera puerta que Scylla trató abrir sin tener éxito alguno. Por último en el fondo del
pasillo estaba el baño que muy a pesar de Abigail era el único del lugar.
- NO, NO... - Abigail se interponía en la inspección de Lena –
BORRA ESA ESTÚPIDA SONRISA DE TU CARA – le dijo duramente – NO VAMOS A
VIVIR AQUÍ – insistió
- No solo que la vista es hermosa – la vendedora seguía haciendo
su trabajo – sino que tam...
- ¡CÁLLESE! – la frenó Abigail haciendo que la mujer mirara al piso y rezara por una pronta finalización de este día – Scylla... Scyl... amiga – iba a
probar de otra forma – No podemos vivir aquí, aquí ya vive alguien – le dijo –
Alguien... - miró el desorden que había en el lugar – alguien desagradable y que no
conocemos – puntualizó – Estoy segura que ni siquiera Tally va a querer vivir aquí –
de hecho no estaba segura pero eso no importaba ahora - ¿Por qué no vemos el
departamento de abajo? Estoy segura que a esta mira tetas no le va a importar
¿Cierto? – le preguntó a la vendedora que se apuró a asentir rápidamente.
- Pero este es el piso diez – dijo Scylla como si estuviera dando la
explicación más razonable del mundo.
Abigail giró los ojos – No empieces con la estupidez de tu
estúpido número de la suerte Scylla
- No es una estupidez – la corrigió inspeccionando las películas que
estaban cerca del televisor – Además este es el último piso – le dijo – Sabes bien que
me gusta estar arriba de todo – terminó
- Ya lograste que la oficina lo estuviera Scylla – le dijo la neoyorquina
recordando cómo su pelinegra amiga había hecho uso y abuso de sus habilidades, de
sus contactos y de cualquier cosa que estuviera a su mano para quedarse con ese el
último piso del edificio que iba a ser el domicilio oficial de su empresa – No puedes
darle un descanso a tus obsesiones – le dijo irritada - ¡Por Dios! ¡Mira! – Abigail
había agarrado uno de los DVD - ¡Forest Gump! ¿Quién diablos mira hoy en día esta
película? – ya decía cualquier cosa con tal de que su amiga desistiera de esa
endemoniada idea.
- ¿Tengo que recordarte como lloras cada vez que Bubba se muere
en la guerra? – Atacó Scylla – Además, no tienes de que preocuparte Abs – le dijo con
tranquilidad - ¿Cuánto crees que tardaré en sacar a esta persona de NUESTRO
departamento? – le preguntó - ¿Acaso no me conoces? – agregó sabiendo
perfectamente la respuesta.
Cuando Scylla vio que su amiga se había quedado sin pregunta o
palabra alguna miró a la vendedora – Mañana mismo nos mudamos – Aseguró sin
una pizca de duda en su tono al mismo tiempo que la puerta de entrada se abría
- ¿Quién se va a mudar a MI departamento? – la actual inquilina
hacía acto de presencia.

NO SOY PARA TI (RAYLLA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora