"Fixer"

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Una hora más tarde Las tres chicas iban en un taxi de camino a encontrarse con Byron
en la puerta del estudio de tatuajes.
- No entiendo porque nos tuvimos que tomar un taxi. No te bastó
con hacerme mudar a ese nido de ratas donde no puedo pegar un ojo porque si me
duermo, estoy segura de que la rarita es capaz de secuestrarme para sacarme la piel
y hacerse un tapado – protestó la neoyorquina nuevamente. Desde que Scylla le había
arrebatado de un manotazo las llaves de su auto, la cara de Abigail no había
cambiado. Se subió al taxi, se cruzó de brazos y se encargo de actualizar sus
protestas a cada rato - ¿Qué tienes en mi contra, Scylla? ¿Por qué no dejas que use mi
hermoso coche? – presionó.
Scylla no quería volver a contestar la misma pregunta, no quería que
Abigail la sacara por tercera vez de sus pensamientos. Su mente estaba en el
lugar que quería y no quería interrumpirla, así que decidió ignorar a su amiga una vez
más.
La empresaria no entendía su cuerpo, no entendía su mente, no
entendía como se comportaba cuando Raelle estaba frente a ella. Cuando la chica
dormía, que más hubiera querido Scylla que acostarse a su lado y mirarla sin
cansancio. Cuando despertó asustada por el exabrupto de Tally, Scylla no pudo evitar
querer tomarla entre sus brazos y tenerla segura entre ellos hasta que la rubia se
tranquilizara. ¿Pero cómo podía hacer eso si la otra chica apenas permitía que
estuvieran a unos cuantos pasos de distancia? Se preguntó a sí misma. Pregunta que
la hizo mirar a la otra morena que tenía a su lado, Tally. Tally había visto lo mismo
que ella, la bailarina también había presenciado la forma en que Raelle llegó a temblar
por el solo hecho tener las manos de Scylla en cada uno de sus brazos. Evidentemente
a la rubia la ponía incomoda la presencia de otras personas a su alrededor, y ni hablar
de que otra persona se acercara a ella o intentara tocarla. La misma Scylla alcanzó a
ver como apenas ellas salían por la puerta del departamento, todo el cuerpo de la
otra chica se relajaba, y si no hubiese sido porque en ese momento Abigail había
empezado con sus chillidos, la ojiazul hubiera jurado que escuchó a Raelle suspirar.
- Si yo hubiera manejado ya hubiéramos llegado ¿Sabes? – al
parecer Abigail no se callaba – si yo hubiera manejado MI COCHE, no tendríamos
que ir todas apretujadas en este mugriento carcacho y...
- Hazme el favor de callarte Abigail – La neoyorquina lo había logrado,
había logrado que Scylla saliera de sus pensamientos
- ¿Cuántas veces tengo que explicarte que por unos meses hay que
tratar de pasar desapercibidas? ¡Contéstame Abigail! ¿Cuántas veces tengo que
explicarte? – insistió irritada.
La neoyorquina cruzó aun más sus brazos de ser posible – Si no me
dejaste usar mi Porsche, al menos hubiéramos salido en tu Mercedes – alcanzó a
murmurar
Gracias a Dios que el taxista frenó antes de que Scylla pudiera
contestar. La morena pudo divisar a un impaciente Byron en la vereda. - Dijeron en una hora – les reclamó el chico apenas las tuvo de
frente.
- Calma tu bombacha princesita, y no me mires así – lo frenó
Abigail – SI hubiéramos usado MI...
- YA SABEMOS QUE SI HUBIÉRAMOS USADO TU COCHE
HUBIÉSEMOS LLEGADO ANTES, PERO NO LO HICIMOS ABIGAIL. YA NOS TIENES
CANSADAS CON TUS QUEJAS – para sorpresa de los otros tres, Tally había perdido la
paciencia que la caracteriza. Las idas y vueltas con la neoyorquina no la tenían bien.
Después de la fiesta de inauguración, se había prometido firmemente que no iba a
dejar que Abigail hiciera con ella lo que quisiera, que se iba a poner firme en
exigir de la neoyorquina mucho más que las migajas que recibía. Pero después la estúpida
de Abigail la tuvo que seguir a su cuarto y bastó con que le susurrara dos o tres
cosas lindas para que Tally dejara que Abigail la pusiera contra la pared y la
hiciera gritar rápidamente su nombre. Las convicciones de la bailarina se habían ido al
diablo junto con su ropa interior.
La cara de Abigail era un poema, sus facciones pasaron del horror a la tristeza y
de la tristeza al enojo en pocos segundos – NO ME HABLES ASÍ – saltó Abigail
Antes de que Tally pudiera contestar, Scylla decidió intervenir, esto
ya se le estaba yendo de las manos – Basta – pidió suavemente pero con un tono que
logró la atención de sus amigos – No voy a repetirlo de nuevo así que escúchenme
bien – les advirtió – Vamos a entrar a ese local y me van a dejar hablar a mí. Ya venimos dando vueltas con esto por demasiado tiempo – Parcialmente porque ella lo
había estado esquivando también – Quiero el tatuaje listo hoy, ni un día más ¿Me
entienden? – Miró a cada uno de ellos – Sus peleas – esta vez se dirigía a las dos
chicas – No nos interesan ni a mí, ni a Byron...
- No hables por mi – la broma de Byron fue silenciada por una
mirada de la ojiazul
- A mi no me interesan – aseguró de mala gana – Así que
asegúrense de arreglarlas en la cama como hacen siempre o manténganlas lejos de
mí – eso fue un golpe bajo. Dicho esto abrió la puerta del local y dejó a sus amigos
solos en la calle. Abigail fulminó a Tally con la mirada y siguió los pasos de Scylla.
- Una de ellas necesita urgente mucho sexo y la otra está teniendo
demasiado – Bromeó Byron. La risa se le acabó cuando volteó y se encontró con las
lágrimas de Tally – O cariño... - el chico la abrazo - ¿Por qué mejor no vamos a dar
una vuelta? Estoy seguro de que esas dos se las van a arreglar sin nosotros – ofreció
con la peliroja en sus brazos. Apenas Tally asintió con su cabeza, aceptando su
propuesta se alejaron del local, tampoco era que los necesitaran para despedazar a
esa gente, después de todo ellas eran las expertas.
Apenas Scylla pisó el estudio, la primera palabra que se le vino a la
mente fue... "espacioso". Por supuesto que habiendo visto mejores no iba a caer en la
bajeza de llamarlo "enorme", pero para el resto de los mortales el local era verdaderamente enorme. En cada esquina del espacio había un puesto de trabajo
cuyas paredes estaban pintadas en forma personalizada.
En la esquina derecha que estaba más cercana a la puerta de
entrada, cuyas paredes eran totalmente blancas y estaban llenas de símbolos
orientales, había un chico con rasgos asiáticos que estaba tatuando la pierna de otro
hombre que estaba acostado en una camilla. Scylla no era una perfecta entendida del
idioma, pero con sus conocimientos, pudo distinguir en la pared frases como: "Lo que
no te mata te fortalece" "Vive hoy porque no sabes donde estarás mañana" "Say no
more" y otras frases que pudo reconocer de canciones famosas.
Enfrente de él, había una chica, de pelo castaño, que estaba recostada
sobre una mesa de dibujo. Al parecer la mujer no podía lograr el diseño que quería,
porque línea que agregaba, dibujo que se transformaba en un nuevo bollo de papel
que iba hacia el cesto de la basura que tenía a su lado. La chica estaba enojada
consigo misma y eso la morena lo podía percibir. Por el contrario de su compañero,
las paredes del rincón de la muchacha formaban un hermoso y fácilmente distinguible
paisaje. Un gran lago oscuro cercado por piedras perfectamente colocadas eran el
centro de la pared, atravesando el lago había un puente rustico y lo más hermoso de
la pintura lo formaba árboles japoneses de un tinte rosa suavemente iluminados que
llamaban la mayor parte de la atención y en el fondo del dibujo se podían apreciar
pinos y una sesgada montaña que daba paso al ocaso – Hermoso – susurró Scylla que
logró sacar sus ojos de esa pared para trasladarlos a la siguiente
En esquinas opuestas, había un puesto de trabajo totalmente
ordenado, no había nadie trabajando en el, Scylla rezó para que no fuera el puesto de
Fixer, esa pared era la que menos le gustaba, estaba llena de dibujos de calaveras y
cabezas con cuchillos o ensangrentadas, como sea, la morena no se quedó mucho
tiempo mirándola, sencillamente no era de su gusto.
Después de ese puesto venía una puerta que no llamaba para nada
la atención y por último, en la última punta estaba el otro puesto de trabajo. Estaba
ocupada por un chico de tez clara y con una recortada barba. Al igual que sus
compañeras, estaba trabajando, pero él lo hacía sobre el pie de una jovencita muy
nerviosa que estaba acompañada de una mujer que sostenía su mano, Scylla supuso
que era su madre por las lágrimas que caían de la mujer mayor. La empresaria
encontró muy divertida esa estación, estaba llena de grafitis de distintos colores y su
diseño dejaba ver una clara devoción por la música, principalmente por el gran DJ
dibujado en el centro de la pared.
Pero la decoración del local no terminaba allí, en el centro del salón y ocupando una
gran parte del mismo había un escenario. Tarima que estaba llena de instrumentos
musicales descansando sobre ella. Scylla pudo ver numerosos parlantes ubicados por
distintas partes del negocio al igual que varias pantallas modernas que le daban al
lugar un toque de lujo que la ojiazul supo apreciar.
- Espero que el tatuador no sea el de las asquerosas calaveras – Abigail había tenido la misma apreciación que su amiga – Y mucho menos la
colorada aquella que parece estar más perdida que mi virginidad – comentario
desagradable pero no por eso menos cierto.
- ¿Qué tal? – de repente la visión de las dos amigas se veía
ocupada por una joven que desplegaba una enorme sonrisa para nada apreciada por
ellas – Soy Penélope – estiró la mano para saludarlas - ¿En qué puedo ayudarlas? –
preguntó amablemente.
Ninguna de las dos correspondió el saludo, al contrario mientras
Scylla se dedicaba a inspeccionar de arriba abajo a la joven, Abigail no hacía más
que mirar sus uñas. La chica retiró su mano nerviosa y se quedó esperando alguna
reacción.
- De hecho... No creo que puedas ayudarnos. Quiero hablar con
Fixer – sentenció Scylla
Aun con su sonrisa característica la joven miró su reloj rápidamente
y contestó – Aun no está aquí. Pero si me dicen sus nombres les puedo agendar una
cita - la chica caminó hacia un mostrador que estaba ubicado en la pared derecha
justo entre medio de las dos estaciones de trabajo donde estaban trabajando los
chicos.
Scylla miró a Abigail y silenciosamente le pidió calma. La morena
caminó detrás de la simpática joven sin perderse a una chica de muy buena figura
que estaba sentada leyendo una revista en sillones cercanos al mostrador.
- Escucha...
- Penélope – se apresuro a decirle
Scylla forzó una mueca – Escucha... Penélope – lo pronuncio de muy mala
gana – Tal vez tu no nos conozcas y créeme que ahora entiendo porque – la miró de
arriba hacia abajo muy lentamente – Pero somos gente muy ocupada y no podemos
perder el tiempo en esas cosas. La señorita Bellweather y yo...
- ¿Bellweather? – al escuchar el apellido, Penélope se movió directamente a su
computadora - ¿Abigail Bellweather, Scylla Ramshorn, Tally Creaven y Byron Schott..? – le
preguntó leyendo el monitor.
- Exacto – contestó Scylla creyendo que la chica finalmente había
entrado en razón.
- Ustedes tienen una cita con Fixer en dos meses – sentenció
Scylla respiró hondo – Ese es el problema, no podemos esperar dos
meses – dijo
La chica volvió a sonreír, era algo que estaba molestando a la
empresaria – Perfecto, entonces les puedo arreglar una cita con Glory – señaló a la
chica – Con Gerit o con Alban– se refería a los otros dos obviamente – En una
semana ellos pueden atenderla.
- Mira niña idiota – Abigail no pudo aguantar más y se adelantó
a su amiga – Te lo voy a decir de forma que lo entiendas. Queremos un tatuaje de
Fixer ahora mismo – presionó – Es eso o todos ustedes se van al diablo junto con este local de cuarta.
- Ey, ey, ey – Glory aparecía para ayudar a la muchacha –
tranquilízate un poco amiga – le habló a Abigail
- Primero que nada no soy tu amiga – le aclaró – Y segundo que no
me tranquilizo. ¿Acaso no saben quiénes somos? ¿No leen los diarios? Claaaro como
personas como ustedes van a leer los diarios si seguro se la pasen fumados y
borrachos todo el día – ya no sabía lo que decía.
Glory frunció el ceño – Mejor cuida lo que dices – habló enojada
- Yo digo lo que quiero – saltó la neoyorquina – Y lo quiero es un maldito
tatuaje, y si lo quiero lo tengo, y sino voy a patear...
- ABIGAIL - Scylla la frenó – Lo que mi socia quiere decir – la morena volvía a
tomar el timón – Es que por nuestra categoría, esperábamos un trato digamos...
distinto. Alguna lista VIP o algo así – terminó.
Glory y Penélope se miraron sin entender – Tienes dos meses de espera
para Fixer – le dijo Glory como si fuera lo más normal del mundo – Esa es la lista VIP –
aclaró refiriéndose a la lista que se nombraba así para referirse a personas
importantes.
- Eso es imposible – apenas escuchó lo que dijo la chica, Abigail
ni lerda ni perezosa giró el monitor para buscar su apellido.
- Ves – Penélope le señaló su lugar en la lista - Tienen la cita después de
Adriana Herrera ¿Saben quién es? – Scylla miró a la joven con desagrado, por
supuesto que sabía quién era la hija de Carolina Herrera, de hecho solía cruzarse con
la chica en temporadas de desfiles.
- Entonces puedes ponernos en esta lista – La neoyorquina había
husmeado de más – Esta que dice "Lista PRI" – leyó – tiene solo cuatro personas...
¿Quiénes diablos son Nicte, Sara o Tiffany? – eran algunos de los nombres que
aparecían.
- ¿Que quiere decir RIP? – preguntó Scylla
La chica sacudió la cabeza ignorando la pregunta de la ojiazul –
Imposible. Esa lista solo la controla Fixer.
- ¿Cuánto quieres? – Abigail volvía a interrumpir
- Si me pagaran cada vez que escucho esa frase ya tendría las tetas
que tanto ahorro me están costando – rió Penélope contagiando a Glory.
- Quiero hablar con Fixer – Scylla frenó la diversión volviendo toda la
atención a ella.
- Todavía no llega – contestaron – Y además su agenda está
ocupada – señaló a la chica que Scylla había visto en los sillones.
Scylla había agotado su paciencia
- Oh, oh – fue lo que dijo Abigail al ver la cara de su amiga.
- Escucha – miró a la chica – Escuchen – miro a Glory también – Y
dejen que les cuente una historia, hace tres años, me quería cortar el pelo porque necesitaba un cambio en mi vida.
- Te quedó muy bien – acotó Abigail
- Gracias – siguió – Fui a una peluquería "de moda" – hizo las
comillas con sus manos - Y me dijeron que no podían atenderme. ¿Saben cuánto
demoré en averiguar que ese local no contaba con la habilitación del gobierno para
funcionar? – preguntó sin esperar respuesta
- Un llamado – se metió la neoyorquina.
- Exacto. ¿Saben cuánto demoré en denunciarlo y hacer que ese
local cayera en quiebra para después apropiármelo? – otra pregunta que sabía iba a
contestar su compañera.
- Otro llamado – fue la respuesta.
- Exacto. ¿Me creerían si les digo que ahora en ese lugar funciona
un exitoso negocio de mi propiedad? – insistió
- Yo si – Abigail.
- ¿Cuánto creen que me demoraría en hacer lo mismo con ustedes?
¿Cuánto creen que me demoraría en encontrar una forma de destrozarlos? – esta vez
no iba a contestar nadie.
Glory y Penélope se volvieron a mirar. Inclusive Gerit y Alban, que habían
escuchado todo el discurso de la pelinegra, se miraron entre ellos. –
JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA – estallaron las risas entre los empleados.
Esta vez eran las empresarias las que se miraban, nunca nadie
reacciona así ante las amenazas de Scylla.
- Lo siento... lo siento... es que... – Glory se agarraba el estomago -
¿Podrías hacerme el favor de repetirle a Fixer exactamente lo que nos dijiste? Muero
por ver su cara – volvía a reír.
- ¿Te Imaginas? – preguntó Penélope encima del mostrador.
- ¡OYE OJITOS! – Por primera vez era alban el que hablaba a los
gritos desde su puesto de trabajo – NO TE OLVIDES DE DECIRLE A "GRAN P" LO DE
DESTROZARNOS, LE VA A ENCANTAR – dicho esto seguía con su trabajo.
- ¿Quién demonios es "Gran P"? – preguntó Abigail furiosa
- Es Fixer, aquí los muchachos la conocen como "Gran P" – contestó
Penélope ya repuesta de la risa
- ¿La conocen? – A Scylla no se le había pasado el detalle del articulo
en femenino - ¿Dijiste La conocen? ¿Fixer es una mujer? – preguntó confusa
Por tercera vez en la tarde Glory y Penélope se miraron - ¿En qué planeta
vives mujer? – la chica se retiró hacia su lugar agitando su cabeza, Scylla la escuchó
decir algo en contra de las empresarias.
- Oye... - Penélope llamaba su atención – Allí viene Fixer – señaló la
puerta que estaba a sus espaldas - si haces tú numerito de nuevo, te adelanto la cita
– bromeó la joven.
Scylla giró los ojos y le dio un codazo a Abigail para que no
respondiera. Ambas giraron al mismo tiempo hacia la puerta del local y así es como coordinadamente sus bocas se abrieron al mismo tiempo. ¿Cuál era la posibilidad de
que Fixer fuera su nueva y actual compañera de departamento? Por la puerta de vidrio
se podía ver llegar a la rubia. Rubia que ya no vestía su largo y enorme pijama, al
contrario, traía unos jeans desgastados y rotos en las rodillas, acompañados de una
apretada remera negra sin mangas que dejaba ver la gran cantidad de tatuajes que
cubrían el cuerpo de la chica, de hecho casi toda la piel de sus musculosos brazos
estaba dibujada al igual que la parte del pecho que la prenda dejaba ver.
- La rarita – dijo Abigail.
Apenas Raelle entro al local, se sacó sus aviadores y se encontró con
dos mujeres conocidas mirándola con la boca abierta
- ¿Algún problema? – preguntó.

NO SOY PARA TI (RAYLLA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora