"No soy tu protectora"

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Al día siguiente - Oficina de Scylla
Abigail entraba a la oficina que estaba junto a la de ella para
tratar de calmar a su amiga. Había pasado media hora tratando de concentrarse en
su trabajo sin prestarle atención a los gritos de Scylla, pero hubo un momento en el
que ya no los pudo aguantar y se levantó de su silla para ir a intervenir.
- ¡QUE SEA LA ULTIMA VEZ QUE ESTO PASA! - Enfrente de la
morena había unos siete empleados alineados con la cabeza agachada mientras Scylla
caminaba delante de ellos. Abigail entró y apoyándose en el escritorio de la chica
se decidió a mirar, le encantaba cuando Scylla perdía sus estribos. - NO LO VOY A
PERMITIR - la morena caminó hasta el escritorio y agarró un montón de papeles -
Estos son sus currículos - agarró uno al azar y lo leyó - Secretaria ejecutiva durante
tres años en Waterhouse Coper, manejo de tres idiomas, bla, bla, bla - lo tiró al piso
y agarró otro - Licenciado en manager de negocios con un doctorado en Yale, etc. Etc.
- agarró todos los papeles y los cortó por el medio para después hacer una lluvia de
papel con los mismos - ¿TODO PARA QUE? ....ALGUNO CONTESTE... ¿Para qué Lupe? -
inquirió parándose enfrente de su secretaria privada.
La mujer subió la cabeza y buscó ayuda en Abigail, se dio
cuenta que no la iba a encontrar cuando la vio la sonrisa malévola en el rostro de la
chica - Señorita Ramshorn... lo sentimos mu...
- La respuesta es... - volvía a su normal tranquilidad - Todo para
que cuando su jefa se quiera tomar una aspirina y vaya a buscar agua para hacerlo,
el dispenser esté vacío - contó el final de la cuestión.
- No es mi cul... - uno de los chicos quiso hablar pero Scylla lo
fulminó con la mirada.
- Retírense - les dijo dándose vuelta hacia su escritorio. Ninguno de
los empleados dudó un segundo en seguir la orden.
-¡OYE TU! - Abigail frenó a su propia secretaria, poco le importó
que había caído en el reto de su socia - Michele...
- Es Marcel - la corrigió la chica
Abigail giró los ojos - Michele ¿Qué te dije de la falda? - le
preguntó haciendo que la joven mirara su vestimenta.
La chica se la desprendió y la subió unos cinco dedos por arriba de
la rodilla - ¿Así está bien? - preguntó ruborizada.
- Camina hasta la puerta como te dije y después lo charlamos en mi
oficina - le dijo la neoyorquina despidiéndola. La mujer hizo caso y salió agitando bien su
trasero como Abigail le había enseñado.
- No tienes remedio Abigail - la reprendió Scylla.
Abigail esperó a que todos los empleados salieran para mirar a
su amiga que ya estaba sentada en su trono y con una lapicera firmaba papeles -
Oye Scyl, no es que me moleste, porque tú sabes que cuando se trata de torturar gente, a mi me encanta, Pero ¿Qué demonios pasa contigo hoy? Nunca en mi vida te
había visto salirte de tus casillas tantas veces en un mismo día - agregó.
La morena soltó la lapicera bruscamente para después agarrarse la
cabeza y apoyar sus codos en el escritorio - Dime que tú estás tan preocupada como
yo Abs. Son las seis de la tarde y aun no sabemos nada - soltó de repente.
La neoyorquina suspiró y caminó hasta el sillón que Scylla tenía en su
oficina - ¿Por la rarita? Por supuesto que sí - le aseguró una vez sentada - Pero Scylla
no podemos...
La morena salió de su posición y se paró nerviosa para caminar por
su amplio despacho - No me digas nada Abs, ¿cómo diablos se nos ocurrió dejarla
ahí? Tendríamos que haber hecho algo. No apareció en toda la noche - le dijo
- Te vi durmiendo en su cama esta mañana cuando me levanté - Parte era verdad y
parte era mentira, era verdad que Abigail había visto a Scylla durmiendo en el sofá
cama de Raelle, pero lo había hecho cuando se levantó por quinta vez a ver si Raelle
había llegado.
- Si quería estar atenta a ver si llegaba, pero nada. Pensé que se
había encerrado en su cuarto misterioso pero no estaba allí, no había luz - confirmó.
Lo cierto era que desde que volvieron aquella noche al
departamento ninguna había dicho una palabra, cada cual se había despedido de las
otras dos y se había encerrado en su pieza, excepto por Scylla que decidió esperar a
Raelle en el sofá cama. Espera que fue en vano, porque la rubia nunca apareció y el
sueño terminó ganándole.
Abigail se enfocó en todos los gestos de su amiga, que Scylla
mostrara interés en otra persona que no fuera ella misma era algo que llamaba la
atención - Scyl... - el tono de la neoyorquina hizo que la pelinegra se frenara en un lugar y la
mirara - Sea lo que sea que esté pasando con la rarita tienes que frenarlo, esa chica
no es buena noticia. No sabemos nada de ella y lo único que sabemos no es nada
bueno - Una última mirada a su amiga dijo el resto.
No hizo falta que la neoyorquina dijera nada, con su mirada ya lo decía
todo, Scylla se anticipó a contestarle - No sé qué es lo que me pasa con esa chica Abs
- volvió a caminar de un lado al otro - Quiero decir, hace unos días estaba
desesperada por abrir la oficina y empezar a ganar dinero, pero resulta que hoy no he
podido pensar nada más que en Raelle, en Tiffany, en todo lo que dijo la Hermana Sara
- la neoyorquina iba a preguntar pero decidió dejar que su amiga terminara - No puedo
hacer esto Abigail, tengo que concentrarme y hacer lo que hemos venido hacer,
Raelle está distrayéndome y eso no me gusta nada, tengo que ponerle un fin. -
Sentenció, volviendo a su escritorio - ¿Revisaste el contrato Walbak? - preguntó sin
mirar
Abigail se quedó un rato observando a su amiga y tratando de
descifrarla, algo que parecía reservado para cualquier persona del círculo de Scylla,
pero que al parecer una cierta rubia lo estaba logrando hacer - ¡ABIGAIL! - el grito de Scylla la despabiló
- Calma tus extensiones Scyl, el contrato está perfectamente
redactado, Walbak no se va a deshacer de nosotras tan fácilmente porque... - el
intercomunicador de la rubia la hizo callar
- Disculpe Señorita Ramshorn - era Lupe su secretaria - La Señorita
Creaven está aquí y quiere hablar con usted y la Señorita Bellweather - Scylla y Abigail se
miraron, no era normal la presencia de Tally en la oficina, la bailarina decía que el
olor a dinero le producía alergias.
- Hazla pasar Lupe - anunció Scylla y dos segundos después pudieron
ver la sonrisa de Tally a travesar la puerta.
- ¿Pasó algo? - Abigail preguntó preocupada, aunque la sonrisa
de la chica la desconcertó.
- ¿Acaso no puedo venir a visitarlas? - preguntó divertida
Las dos amigas giraron los ojos - Tally dinos a lo que viniste, tu
nunca vienes a visitarnos a la oficina ¿Recuerdas las alergias? - apenas Scylla se lo
dijo la bailarina estornudó
- Cierto, el olor a plata - recordó sacando uno de sus pañuelos
- Tally me estás poniendo nerviosa - Abigail quería noticias
- Vine a decirles que Rael está en su estudio de tatuajes - soltó de
repente - Según Gerit...
- ¿Qué hacías tu ahí? - la frenó Abigail enfurecida
Tally sonrió ante los celos de la otra chica - Bueno Gerit y yo
habíamos quedado para Almorzar - la cara de Abigail era cada vez más graciosa -
Y cuando lo acompañé de vuelta al estudio pregunté y me dijeron que Raelle ya estaba,
y según Geri - nótese el afecto - pasó la noche ahí y ha estado trabajando desde
temprano - informó
- ¿La viste? - preguntó rápido Scylla antes de que se desatara la pelea entre sus
amigas.
- Quise hacerlo - le contestó Tally - Pero Penélope me dijo que se
encerró en su oficina y pidió que no la molestaran por nada - al parecer no solo Scylla
estaba de mal humor.
Abigail iba a seguir hostigando a Tally, pero cuando vio a Scylla
agarrar su bolso cambio de objetivo - ¿A dónde te piensas que vas? - preguntó
frenándola
- Voy a terminar con esta estupidez ya mismo. Collar tiene que
dejar de estar en mi cabeza como sea - se sacó a Abigail de encima y siguió su
camino.
La neoyorquina miró a Scylla y después a Tally, una idea llegaba a su
cabeza, ese tal Gerit iba a saber con quien jugaba - Voy contigo
- ¿Vienes Tally? - preguntó Scylla desde la puerta
La bailarina agitó su cabeza en negativa - No, tengo que volver al estudio. Saluda a Rael de mi parte - con esto último se separaron.
En el estudio de tatuajes
Apenas Scylla y Abigail llegaron al estudio se sorprendieron de la
cantidad de gente que había, y cuando entraron se dieron cuenta porque. El escenario
que se encontraba en el centro del negocio estaba ocupado por una banda que
ninguna de las dos pudo distinguir quienes eran. Al parecer estaban ensayando
porque frenaban en medio de la canción y después de hacer varias correcciones
volvían a empezar, no obstante había varias personas mirándolos y otras tantas más
esperando su tatuaje.
- ¿Otra vez ustedes por acá? - Penélope sorprendía a las chicas por
detrás - Creí que ya habían aceptado el turno que les tocó - la joven recordaba ese
tormentoso día y no quería volver a pasar por lo mismo.
- Quiero ver a Raelle - dijo Scylla tratando de controlar su voz
autoritaria.
Penélope se negó - Lo lamento, pero desde temprano está encerrada en
su oficina trabajando en un tatuaje muy importante que tiene más tarde - contó la
chica que ya había dejado de mirarlas y aplaudía a la banda entusiasmada.
- ¿Cómo que más tarde? - Scylla miró su reloj, su propia hora de
trabajo ya estaba por terminar y suponía que alguien que tatuaba no podía tener más
horas laborales que ella - Son casi las ocho de la noche - quería a la rubia en el
departamento lo más antes posible
- Los tatuajes VIP y RIP los hace de noche... ¡OTRA! ¡OTRA! ¡OTRA!
- poca atención les estaba dedicando.
Scylla miró a Abigail para que la respaldara, pero la neoyorquina estaba
demasiado ocupada mirando intimidatoriamente a Gerit, que estaba en su estación
combinando su tiempo entre hacer un tatuaje en la espalda de un chico y alentar a la
banda. Scylla pegó un fuerte pisotón en el piso y agarró el brazo de la neoyorquina para
después caminar entre la gente directo a la oficina de Raelle.
- ¡OIGAN NO! ¿Dónde van? - Penélope se había dado cuenta tarde de la
avanzada de las chicas, la morena estaba dentro de la oficina en un abrir y cerrar de
ojos.
Apenas entraron, ambas se quedaron estupefactas debajo del
marco de la puerta, la oficina de la rubia era toda una obra de arte. En el fondo y
junto a la pared había un gran escritorio de roble que estaba equipado con toda clase
de tecnología, precisamente en esa pared era donde empezaba lo distinto, el muro
entero estaba empapelado con una gigantografía e blanco y negro en la que aparecía
una mujer sentada en una silla como si la estuviera cabalgando, la mujer tenía su
torso desnudo y en su espalda se veía un enorme tatuaje que parecía terminado salvo
porque aun estaban trabajando en él. Y Scylla no pudo evitar sonreír cuando vio quien
tenía la máquina de tatuar, Tiffany. La pequeña estaba en las piernas de una sonriente Raelle y en su pequeña manita tenía la máquina, al parecer Tiffany, con la ayuda de
Raelle, estaba a punto de trazar una línea en el cuerpo de la mujer cuando alguien les
tomó la foto y tanto la rubia como la pequeña miraron a la cámara e hicieron la
misma pose: mirar, torcer y abrir. Por último, La empresaria pudo ver a la Hermana
Sarah en el fondo de la foto, estaba sonriendo y agarrando la mano de la otra mujer
que Scylla se preguntó si acaso sería Nicte.
Las otras tres paredes compartían algo precioso, cada una tenía un fondo de distinto
color y en cada una de ellas y colocados en forma aleatoria y de distintos tamaños
había todo tipo de fotografías enmarcadas. Cada cuadro portaba tatuajes hechos en
diferentes partes del cuerpo, como si alguien quisiera hacer un homenaje de ellos y
además cada uno de ellos tenía una palabra o frase que lo acompañaba y que en
fondo blanco y letra negra llamaba poderosamente la atención.
En una de las paredes había un sillón no muy moderno y bastante
gastado, y en la pared contraria y justo enfrente de la puerta había un tablero gigante
de dibujo sobre el cual un cuerpo fibroso y tatuado había cesado su trabajo y ahora
esperaba el grito inevitable.
- ¡EY! Les dije que no podían pasar... lo siento mucho Raelle,
aprovecharon que me distraje para entrar - Nía había llegado detrás de las chicas.
Scylla se había quedado cruzada de brazos mirando la espalda de Raelle y Abigail se
había acercado a los cuadros.
- Esta bien Penélope, no hay problema - Cuando Raelle las enfrentó, la
furia de Scylla aumentó en gran medida.
- ¡DIABLOS COLLAR - se acercó a ella pero la rubia retrocedió unos
cuantos pasos.
Abigail se dio vuelta a mirar a la chica por el escándalo que
había hecho su amiga - ¡Dios rari! ¿Qué te paso en la cara? - la neoyorquina también se
acercó y Raelle terminó de retroceder los pasos que la separaban de la pared. Todo ese
tiempo Scylla ya había contado cinco moretones en la cara de Raelle.
Raelle se sintió incomoda con las miradas y eligió agachar su cabeza
- ¿Qué... qué hacen acá? - les preguntó tratando de desviar la conversación.
Scylla estaba furiosa, más que furiosa, como podía preguntarle eso,
Abigail se anticipó - Calma tus rarezas rari, sólo venimos a ver como estabas. Con
esto de que no te apareciste anoche por el departamento...
Tenía... tenía trabajo - señaló al tablero.
La neoyorquina continuó - Pero ahora que vemos que estás bien - la neoyorquina
recibió una mirada de reproche de parte de su socia - Bueeee, así como bien, bien no
- aclaró - Pero al menos estás viva, un poco hecha mierda, pero viva - volvió a darse
vuela a mirar los cuadros que colgaban de la pared - Ahora hablemos de lo que me
interesa - esto llamó la atención de Raelle.
- ¿Estos los has hecho tu? - le preguntó a la rubia.
A Scylla le dio rabia el cambio de conversación de Abigail, y más rabia le dio aun la sonrisa de la rubia al hablar de su trabajo - Si, yo los hice -
contestó orgullosa
- ¿Y por qué diablos están enmarcados? Pensé que habías hecho
más de...
- No, no - se anticipó Kara - Estos son los que yo considero
especiales. Tienen un significado profundo o han representado un desafío para mí o
es gente verdaderamente importante - contó.
- O Dios, dime que el de Barack Obama está aquí - los ojos de
Abigail ya no podían abarcar todo.
Raelle asintió con sus manos en la espalda y balanceándose en sus
talones.
¿Cuál es? ¿Cuál es? - preguntó curiosa.
- No puedo decirlo. Firme un acuerdo de confifi...
- Confidencialidad - la ayudo Abigail.
- Eso - aceptó.
- ¿Y esto que está escrito? - preguntaba sobre las letras negras.
Raelle sonrió, le encantaba esa parte de sus cuadros - Es lo primero
que dijeron las personas a las que pertenece el tatuaje apenas lo vieron terminado -
explicó orgullosa de su idea.
¿Acaso esto son ojos? ¿Tatúas ojos rari? Porque eso sería raro hasta para alguien
raro como tu - dijo mirando a un par de ojos rojos que la miraban desde un recuadro
en la pared.
- Sip - respondió como si nada - Amanda se llamaba la chica que
vino - miraba al techo recordando - Esta vestida de una forma muy vampiresca y dijo
que pagaría lo que sea con tal de que le devolviera la vista, resultó que ella creía, o
cree, firmemente que nació vampiro pero que le faltaban sus ojos rojos, yo se los di -
contó con una sonrisa - Si me acuerdo bien sus palabras fueron...
- "Por fin pude corregir lo que Dios hizo mal" - leyó Abigail del
recuadro y la rubia afirmó - Guau rari, tienes mis respetos porque... O DIOS ¿ESO ES
UN PENE? - otro cuadro había llamado la atención. Si Scylla no hubiera estado tan
enojada, hubiera ido a ver el cuadro enseguida.
Raelle se acercó cautelosamente a Abigail y se quedó a una
distancia segura de ella - O si - respondió con seguridad.
- ¿Tatuaste un pene rari? Aunque no es la gran cosa pero es un
pene al fin - comentó la neoyorquina observando la foto de un miembro masculino en todo
su esplendor. El miembro estaba totalmente erecto y tenía tatuado un rayo grueso a
lo su largo que en el medio decía "Yo tengo el poder".
- Fue todo un desafío, había que mantenerlo parado por bastante
tiempo - contó Raelle con toda seriedad - Así que tuve que recurrir a videos porno, un
par de protitutas que estaban por ahí vinieron a ayudarme y a hacerle al tipo un
striptease, no podía mantenerlo duro ni por cinco minutos - Eso me hace acordar a alguien - Abigail miró a Scylla
- Demoró como seis horas en terminarse - Raelle seguía con su cara
profesional - Y el final fue muy gracioso, lee su frase - le indicó a la latina
- "Cuando le diga a mi mujer que se me paró tantas veces, no me
lo va a creer" - leyó y rió con ganas - Ay rari, rari, definitivamente eres un caso
extraño de la ciencia - ¿habrá un par de tetas que merezcan la pena...
-¡ABIGAIL! - Scylla la frenó. Había venido con un objetivo y lo iba
a cumplir sea como sea. Pero primero tenía que sacarse a su socia de encima, no
ayudaba en nada - Vete a hacer lo que viniste a hacer - se refería a Gerit, entre ellas
no había secretos - Tengo que hablar con Collar - le dijo con un tono que no
aceptaba réplica.
Abigail miró a Scylla y luego a Raelle, dio media vuelta y salió de
la oficina.
Scylla miró a los ojos de la rubia, ojos que no encontró porque Raelle
tenía la cabeza muy bien agachada, era el momento.
En el estudio
- Oye tu - Abigail había divisado a Gerit sentado en una
banqueta con una cerveza en la mano y disfrutando de la música. Al parecer el chico
ya había terminado con su trabajo y se estaba relajando con sus amigos.
Gerit la miró con una sonrisa que a Abigail le pareció patética -
Guau, tienen que dejar de aparecerse en este lugar, nos van a infartar a todos - le
dijo Gerit de buen ánimo.
- Primero que nada, yo me aparezco en el lugar que a mí se me da
la gana cuando a mí se me da la gana ¿De acuerdo? - le advirtió Abigail
ganándose un silencio profundo del grupo en el que el chico estaba - Y segundo
quiero que tu y esa estúpida sonrisa se alejen de Tally en lo que yo tarde en
chasquear mis dedos - chasqueó los dedos - ¿Nos entendemos? - Dudo que alguien
como tu - lo miró de arriba hacia abajo - le pueda ofrecer algo a ella.
Gerit se paró de la banqueta y la enfrentó sin temor - Puedo
ofrecerle mucho más de lo que tú le has dado hasta ahora - que el hombre estuviera
al tanto sorprendió a la neoyorquina.
- No tienes idea de lo que hablas - Lo frenó
- Contéstame una sola pregunta - le dijo el chico y sin esperar
respuesta largó - ¿Tally es tu novia?
Abigail lo miró directo a los ojos, sabía que el tipo había dado en
el clavo - Ese no es tu problema.
- ¿Tally es tu novia? -repitió la pregunta
- No pero...
- Eso es todo lo que quería saber - la interrumpió y se alejó de ella
para volver con sus amigos. - Idiota - fue lo último que dijo Abigail antes de salir del local.

En la oficina de Raelle
La rubia se había quedado en el mismo sitio en el que la dejó
Abigail, en cambió Scylla recorrió el lugar varias veces antes de hablar.
- ¿Fuiste a buscar a los padres de Tiffany? - preguntó mirando la
gigantografía. Cuando lo único que obtuvo fue silencio, se dio vuelta para enfrentar a
Raelle y la encontró en su habitual posición. Scylla tuvo que suspirar profundamente
para poder salir victoriosa de ese lugar - Te hice una pregunta - apretó.
Raelle la miró con más intensidad y solo movió su cabeza afirmando
a la pregunta.
- La hermana Sarah te dijo que no lo hicieras - le recordó.
Raelle levantó sus hombros solamente irritando aun más a la
pelinegra.
- ¿Por qué lo hiciste? - otra pregunta más, y una pregunta más que
la rubia respondía levantando solo sus hombros.
- ¡DIOS RAELLE! ¡ERES TAN IRRITANTE! - y lo logró, la rubia había
logrado el colapso de Scylla. La morena se sentó en el sillón viejo y puso su cabeza
entre sus manos. Después de un tiempo de silencio levantó su cabeza para mirar a la
otra chica que tenía la vista en cualquier lado menos en Scylla - No puedo hacer esto
Raelle - le dijo.
La rubia volvía a mirar a la empresaria - No puedo cuidarte. Yo no
vine a esta ciudad para hacer de niñera, ni mucho menos para pasar noches sin
dormir pensando en algo que no son mis negocios - le dijo - No puedo estar atenta a
si llegas o no viva al departamento, ni siquiera voy a vivir más de dos meses contigo.
No soy tu guardaespaldas, ni tú protectora... - cada una de las palabras que decía le
sabían una verdadera mierda.
El ceño de Raelle se frunció al mismo tiempo que su cabeza se
agachaba - Yo no necesito que me cuiden ni que me protejan - dijo en un murmullo
perfectamente entendible por Scylla - Me se cuidar sola - agregó.
Scylla solo se quedó mirando al hermoso ser que tenía adelante, no
quería nada más que correr a besar cada marca que tenía en su cara. Agitó su cabeza
y volvió a la realidad - No hagas mucho ruido al entrar - dicho esto se paró del sillón
y caminó hasta la puerta de la oficina para llegar a abrirla. Antes de salir, se paró en
seco y miró a la rubia, por supuesto que la encontró en su pose torcida habitual, por
lo que tuvo que reunir toda su fuerza para salir de la oficina cuando su cuerpo entero
le estaba pidiendo justo lo contrario. Suspiró hondo, dio una última mirada y salió, su
objetivo estaba cumplido, o eso creyó.

NO SOY PARA TI (RAYLLA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora