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Mi novio es un poco pervertido pero la verdad me gusta. Salí con el al parque de noche tomados de las manos pero nadie sabia que tenía un consolador.
Me estremecí al sentir un ritmo más rápido, el tenía el control y no perdía la oportunidad de abusar del poder que tenía, lo hacía cada vez más rápido y yo apretaba su mano con fuerza.
El solo reía en silencio y yo no podía verlo a la cara sabiendo eso insistía q lo viera, me tomo de la barbilla y me postro un beso, salvaje y ardiente, un hilo de saliva fue lo único saliendo de nuestras bocas, no me di cuenta hasta que empezó a doler un poco pero antes de apartarse me mordió el labio.
Dios es el único que sabe cuánto me folla este hombre. Solo solté un quejido q lo hizo reír, me enoje un poco y le apreté la mano con fuerza así el también quejándose se me quedó mirando fijamente, me asuste y me avergonce y inevitablemente me puse un poco roja.
El sin dudar ríe de nuevo y me pregunto porque me había puesto roja, al escucharlo me puse peor, no le contesté y seguí caminando pero prendió de nuevo el consolador y casi caigo a no ser por qué me sostuvo, gemi ante la dificultad y le tome el brazo indicando que aún seguimos en público.
El disminuyo la velocidad y así de la mano me tomo y me llevo a un baño público, con miedo de que alguien se diera cuenta mire a todos lados y no pude ni reconocer alrededor cuando ya estábamos dentro del baño.
Me arrinconó y presiono sus labios sobre los míos —joder besa tan bien, quería más, quería sentirlo dentro de mi y que el me embistiera con fuerza cada vez, lo mire a los ojos y luego a su ahora erección, le rogué con los ojos, el no dudo a desaprovechar su pantalón, así seguido de sorpresa levanto mi falda.
Sacando el juguete q tenía dentro de mi, solloce un poco ante tan repentino suceso, estaba preparada para lo que seguia, saco su pene hinchado y levanto mis piernas.
Estaba totalmente lista para que este hombre me follara. Así contra la puerta me sostenía para darme un beso tranquilo, así descubierta sentí la punta de su pene tocando la entrada de mi vagina húmeda. Con mi mano le ayude a entrar un poco, sentí como su cuerpo se tembló y solo una risa nerviosa postro su rostro.
Tenía la cara sudada y un placer en sus ardientes ojos. Le plante un beso en la mejilla y susurré en su oído un dulce ‘te amo’
El de una sentada embistió mi vagina, toda mi cadera y espalda vertebral se estremeció del placer, sentía en lo más profundo su pene y eso me gustaba.
Ahora el baño estaba lleno de mis gemidos y los jadeos roncos de mi chico —era tan sexy escucharlo.
Me lamió el cuello y me mordió la oreja murmurando unas palabras exitantes mientras metía su pene una vez más en mi vagina.
Apreté mi entrada inevitablemente y pude ver el feliz rostro de mi chico —aparte de tener unos bonitos sentimientos era bueno en la cama que más podía pedir, volar no se podía, reí ante la idea mientras él entraba y salía de mi vagina.
