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Eran alrededor de las 2 de la mañana cuando tocaron la puerta de mi departamento, al verificar quien podía ser al instante note que era mi novio.Estaba consciente de que mi novio iba a ir a una fiesta, juro que llegaría temprano y aunque fuera a llegar tarde lo esperaba pero no espere que estuviera tan borracho.
Abrí la puerta y pude sentir el olor a alcohol fuerte, suspiré y lo ayude a entrar. No dijo ni una palabra siquiera me miró, se limito a mirar el suelo.
Lo senté en la cama y me dirigí a la cocina para traerle algo de agua, estaba tomando un vaso de vidrio cuando note unas manos traviesas en mi cintura.
—Crei que te deje en la cama —aclare mi garganta ante el toque suave de su mano hacia mi espalda.
Su toque me provocaba un cosquilleo no lo podría negar, su cara se colocó en un costado de mi hombro y siguió subiendo su mano hasta llegar a mis tetas.
—Mio —Afirmo con un tono grave.
No dije nada y simplemente acaricie su cabeza, quisa no le gusto pero ahora su agarre fue fuerte e hizo que soltará un quejido.
—Dime ¿De quién son? —Algo molesto levanto su cabeza y apretó más fuerte. —Dilo correctamente. —Se negó a soltarme.
No era porque era gracioso sino porque estaba molesta. No le hice caso a sus palabras y me quedé callada.
El noto que no iba a hablar y procedió a meter su mano por debajo de mi blusa. —Okay. —Fue lo último que contesto.
Acaricio mis pechos para luego pellizcar mis pezones. Solté un quejido por el dolor pero no le importo y siguió apretando. Cada que subía de dificultad soltaba un quejido, incluso podía notar el color rojizo que posiblemente estaba en mi pecho.
En mi única solución trate de alejarlo o de que no siguiera apretando pero eso provocaba que incluso lo hiciera mucho más fuerte. Bien doloroso no era, más bien me exitaba pero no quería que lo notara.
No podía permitir que siguiera, así que hable primero. —Bien ¡Bien! Son tuyos, no son de nadie más. —Solte un suspiro ante no sentir la presión o las manos pero al contrario de lo que dije tomo mi culo hacia su cintura haciendo que pudiera sentir su pene ya duro.
Gire para verlo pero me tomo haciendo una enfocada, no pude evitar no gemir ante el contacto ropa a ropa con ese gran pene. Era una sensación diferente y un poco ardiente.
—¡No quiero! —Fue lo que solté ante mi necedad
—Si no quisieras no estuvieras mojada —Continuo. —Te exita que sea así no lo niegues cariño.Acaricio un poco mi trasero para luego bajar mi pantalón, quedó un rato en silencio cosa que me parecía rara. —¿Por qué no tienes ropa interior? —Dijo lentamente con confusión.
El lugar se volvio silencioso y eso hizo que se pusiera furioso.
Me dió una nalgada y grite ante el golpe.—Te hice una pregunta. —Demanto. Aun permanecía en silencio cuando volví a sentir el golpe y está vez más fuerte. —Contesta o en la otra será peor. —Comento con tono serio.
—Y-yo estuve experienciando por mi misma! —Moria de vergüenza y a lo mejor tenía la cara roja.
No dijo nada y simplemente me introdujo su pene. —Si, por eso entra tan fácil. —Hizo una risa ligera.
Empezó a moverse lento, lo cual hizo que empezara a gemir y agarrarme al mueble de la cocina.
—M-mas rápido.
—Eres codiciosa ¿lo sabes?Su movimiento fue aumentando hasta que toda la cocina e incluso la habitación se escucharan mis gemidos y el chapoteo cada vez que me hacía una embestida.
La zona estaba más que inundada. Bajo pero podía escuchar los suspiros y quejidos de placer a boca de mi novio.
Me agarró el pelo y me levanto para poder besarlo. Trate de agarrar un poco de aire pero tomo nuevamente mi cintura y me presiono para abajo haciendo que pudiera meterse completamente su miembro.
Mi orgasmo se salió ante todas las fuertes embestidas pero quería tener el orgasmo y venirme con el. Y fue como dije, lo tuve con el y al poco tiempo pude sentir mi estómago lleno, su semilla estaba en mis paredes bajando hasta mis piernas lentamente. El se alejo y yo me lance como pude al mueble para poder tener equilibrio.
Pronto todo su liquido blanco cayó al suelo, cuando mi voz y mi respiración se regularon lo voltie a mirar pero no estaba. Mis piernas aún temblaban pero fui por unas toallas para limpiarme. Me senté en la cama para poder hacerlo mejor cuando mi novio entro al cuarto.
—No te limpies todavía. Mañana entro tarde al trabajo. —Dijo maliciosamente mientras tenia en su mano una cuerda.
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