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*Advertencia de "papapa" (se supone que ya mejoré escribiendo esto, así que disfrutenlo)

Wuajajaja



La gélida noche hizo una tregua y dejó a los vientos recorrer el cielo para dejar salir la Luna. La marea era tranquila, con olas que se deslizaban como un velo sobre el cabello de una novia.

En Yunshen ya muchos se preparaban para dormir. Las antorchas estaban encendidas y las cobijas se estaban extendiendo sobre las camas. Wei Wuxian dormía tranquilamente con Lan Wangji a su lado y, en la misma habitación, A-Yuan descansaba en su cuna de nácar.

Un repentino "Mwaa waaa, mwaaa" se escuchó por el agudo oído de Lan Wangji. El príncipe se despertó y miró hacia la cuna donde el bebé alzaba sus manitas como si buscara a alguien. Se levantó, con cuidado de no despertar a su amado y caminó hasta la cuna. El pequeño A-Yuan lloraba ante la cruel oscuridad y el olor desconocido de esa habitación. Por lo general, los aposentos de Wei Ying y Meng Yao olían a perfume de loto, porque a ambos les recordaba sus antiguos hogares, por lo tanto, A-Yuan estaba acostumbrado a ese perfume y no al olor a sándalo de los aposentos de Lan Wangji.

-Ven aquí

Lan Wangji estiró los brazos y acomodó al pequeño en un bulto entre sus cobijas para luego levantarlo y acurrucarlo entre sus brazos. Descubrió la cabeza del bebé de manera que pudiera verlo a él pero no el exterior para que no se espantara. Tarareó ligeramente para hacer que el niño lo reconociera y con ello despertó ligeramente a Wei Ying.

El doncel estiró la mano buscando abrazar a su amado pero sintió un vacío. El lado del Sehzade aún estaba caliente, por lo que era claro que se había levantado apenas un rato.

-Oh, Lan Zhan, ¿te levantaste?

-Mn

El chico se enderezó y se frotó los ojos porque los tenía pegados. Estaba oscuro pero podía divisar una silueta parada hacia el frente de la cama gracias a la luz de la Luna que se filtraba.

-¿Lloró otra vez?- preguntó desde la cama.

-Mn- respondió el Sehzade con una sonrisa en su rostro. -Aún no se acostumbra a estos aposentos- no le importaba cuantas veces tuviera que levantarse en medio de la noche, si eso le permitía abrazar y consolar a su pequeño bebé.

-Ven, tráemelo- dijo Wei Ying estirando sus manos -Tal vez pueda calmarlo

Afortunadamente A-Yuan estaba más quieto. Aun si no reconocía el olor y los aposentos, sí reconocía la voz de su papá.

Lan Wangji regresó a la cama y le entregó el bebé a Wei Ying. Luego se sentó y se acostó al lado de su amado. El niño empezó a hacer ruidos de felicidad.

-Creo que será más fácil que se acostumbre si estamos los dos juntos- comentó Wei Ying mientras arrullaba al pequeño.

-Mn, mantengámonos así por un rato- y estiró su brazo izquierdo para acercar la cabeza de Wei Ying y darle un beso en un costado.

Acordaron quedarse despiertos por un rato, para que A-Yuan se acoplara mejor a los aposentos del Sehzade y así poder dormir los tres juntos con más frecuencia.


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Oh! my SultanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora