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La vida a veces no es tan fácil como se ve. No siempre serán buenos momentos o pura felicidad, eso es pura mentira, siempre van haber momentos donde caemos en ese hoyo tan profundo que hasta te duele el alma hablar sobre aquello. Realmente yo no era ese tipo de personas que se la pasan socializando, al contrario, me gusta mi soledad pero sentirme sola no me gustaba para nada. A mí hace unos años la vida me había tratado mal. Había perdido a dos personas que amaba tanto. Jenna había sido mi mejor amiga desde hace muchísimos años, y joder, como la extrañaba, ella siempre estuvo para mí y cuando me la arrebataron de esta vida sufrí como nunca, su muerte había sido tan traumática para mí que ni siquiera pasaba por ese lugar. Y no me gustaba hablar sobre mis problemas debido a que tenía miedo que la gente pensara que era una exagerada, incluso pensaba en eso ya que hay mas personas que han pasado por cosas peores que yo.

Era un verano, últimamente en esos años la gente manifestaba mucho y nosotras dos éramos tan solo unas chicas de secundaria. Habíamos ido al centro a nuestro café donde solíamos ir siempre. El problema era que por esos lugares estaba repleto de gente ya que últimamente había muchísimas manifestaciones y la gente estaba tan enfadada que no podías ni pasar, pero nosotras no le tomamos importancia, llegamos al café y pedimos lo de siempre, afuera todo el mundo estaba loco, la gente gritaba y aventaba cosas. Nuestros papás al ver la situación se comunicaron con nosotras y nos ordenaron a salir de ahí lo más pronto posible, que ellos no tardaban en llegar por nosotras, así que no nos negamos, pagamos y salimos y no podíamos ver nada debido a la gente. Jenna me tomo de la mano y me dijo que no la soltara, yo asentí y deje que me guiara, me paraba de puntitas para intentar ver algo pero me era imposible. La gente se pegaba a nosotras que ya no había ni manera de movernos, yo había empezado a sentirme mareada y asfixiada, Jenna lo noto y me sonrió débilmente ya que ella también le costaba respirar. Me desespere y comencé a llorar.

Jenna -solloce.- No puedo respirar, en verdad que no puedo...

-Me dio un apretón de manos.- Tranquila, ya lograremos salir de aquí.

Pero no fue verdad, unos minutos después sentí un jalón de mi mano y sentí como Jenna se soltó bruscamente de mi mano, la busque con la mirada, no le veía por ninguna parte. La gente me empujaba y sentía leves golpes, comencé a a llorar demasiado, estaba muy asustada, no encontraba a Jenna, yo solo quería irme a casa, quería que esto nada mas fuera un sueño.

Alguien me tomo de la mano y me jalo sacándome de ahí, me puse defensiva pero al ver quién era solté el llanto.

P-papá.-Dije con la voz cortada.-

¿Estás bien? -yo solo asentí como pude.- ¿Dónde esta Jenna?

Jenna, papá, Jenna esta allá con todos. -llore demasiado que apenas y podía hablar.- Papá!! Tengo que ir por ella, no puedo dejarla ahí. -Intente ir pero papá me rodeo con sus brazos forzando y solo luchaba por soltarme e ir por Jenna.- Déjame! Es Jenna, papá!

Me cargo y me llevo al auto, mientras los papás de Jenna buscaban a su hija, llore por meses, incluso fui a terapia y me ayudo demasiado. Pero nada se sintió igual, los padres de Jenna y sus hermanos estaban devastados y yo los visitaba cada día.











(...)








Me desperté con la respiración agitada debido de un sueño, otra vez con ella, como ya había dicho la terapia me había ayudado un montón excepto con las pesadillas. Rara vez que soñaba con ella pero cada vez que eso pasaba se me hacia un nudo en la garganta.

Mire el reloj, apenas eran las 8, no tenia de otra así que me levante.

Salí a correr pero ahora una hora, quería distraerme y correr lo hacía. Cuando termine pase a una panadería a por un sandwich, no tenia muchas ganas de volver a casa así que me quede un rato ahí.

En MónacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora